La boda de Cristina en el norte rodeada de naturaleza y su vestido de novia midi con drapeados y encaje

Cuando la moda es tu vida, tu día a día y tu trabajo, es normal que juegue un papel determinante el día de tu enlace. "Todas nuestras prendas de la boda tienen mucho significado para nosotros", avanza Cristina, la novia protagonista de hoy.

Para más inri, resulta que Gonzalo y ella se conocieron trabajando en el sector. "Ambos nos dedicamos al mundo del retail. Nos conocimos hace siete años en Galicia trabajando en el departamento de diseño de hombre de Carolina Herrera y Purificación García. Actualmente residimos en Ámsterdam, donde trabajo como directora de arte de Calvin Klein y Tommy Hilfiger, y Gon como comprador de marcas de moda para Europa en Foot Locker". Mucha moda, y de la buena para una boda de ensueño celebrada en el norte.

Él pidió la mano de ella en Londres. "Fue durante un viaje sorpresa mientras estábamos en el Hotel Dorchester. El regalo de pedida fue muy original y en lugar del habitual solitario, me sorprendió con una pulsera Rivière y unos pendientes, ambos de brillantes, de Durán Joyeros de Madrid".

Para su boda, volverían a España, concretamente a Cantabria, y ayudados por el equipo de wedding planners de Rock & Love, organizaron el día de sus sueños.

"Nuestro mayor deseo era reunir a todos aquellos a quienes queremos y regalarles el mejor día posible y nuestra gratitud por hacernos tan felices y acompañarnos en el momento más bonito de nuestra vida", confiesa la novia.

Fijaron la fecha el 4 de noviembre de 2023. La ceremonia religiosa se ofició en la Colegiata de Santa Cruz de Castañeda (Cantabria) y el banquete y la fiesta posteriores se celebraron en la Finca de San Juan, situada en la misma localidad.

Cuando ya habían marcado en el calendario la fecha y habían escogido el lugar, Cristina comenzó con el proceso de creación de su vestido de novia. No tuvo ninguna duda, su amiga Inés Lacasa sería quien firmaría su look nupcial. "Compartí mucho tiempo con ella en mi etapa en Carolina Herrera y tenía que ser Inés".

"Siempre en mi corazoncito, mil gracias por elegirme para este día tan especial amiga mía. Ha sido un regalo compartirlo contigo", ha escrito la diseñadora en un post publicado en sus redes sociales.

Cristina partió de una idea clara: "Desde el principio tuve muy claro que lo más importante era que el vestido representase quién y cómo soy y que tuviese alma". Ayudada por su amiga Inés, diseñaron un vestido de novia único y 100% inspirador.

"Que Inés se encargase le dio mucho sentido y juntas buscamos un estilo bucólico, pero actual en su confección, en armonía con el conjunto de la boda. El vestido es una combinación de cuatro tejidos de seda: gasa de seda tejida en telar manual, georgette plisado de seda, crepe de seda y chantilly francés entolado a mano a la gasa de seda para crear un tejido único", detalla la novia.

Meses de viajes y encuentros que hoy Cristina guarda en su memoria para siempre. "Fue muy bonito y tan o más importante que el resultado. Supuso reencontrarme con Inés después de años separadas y con el reto de la distancia, puesto que vivo en Países Bajos y ella tiene su atelier en España. Además, fue un camino que hicimos juntas porque cuando empezamos el proceso de diseño, lo hizo también su embarazo, y el nacimiento de su hijo coincidió con la entrega y nuestra boda, por lo que no pudo acompañarnos ese día, pero estuvo con nosotros a través de su vestido".

El punto de encuentro entre la diseñadora y la novia fue Madrid, hasta donde también viajaban desde Barcelona la madre y la hermana de Cristina. "Han sido meses de horas al teléfono, de videollamadas, compartiendo imágenes, inspiraciones y Madrid, donde nos reuníamos para jugar con los patrones, con los tejidos, y pasar juntas un tiempo muy especial para todas".

El vestido de novia resultó ser una oda al romanticismo más puro. Con el cuello subido, el cuerpo y las mangas drapeadas, puntillas de encaje, espalda descubierta, corte en la cintura y una falda midi etérea a base de encajes, es evidente que el traje derrochó personalidad y estilo por los cuatro costados.

Y ya que de vez en cuando tenía que trasladarse a Madrid, la experta en moda aprovechó esos viajes para quedar con Manu Molina, de Camisas Manolo y amigo de su prometido, para crear una camisa personalizada para vestirse en los preparativos. Ese mismo diseñador sería el encargado del look del novio.

"Recuerdo que fue muy divertido y un juego del ratón y el gato, porque era una sorpresa para Gon, que estaba a su vez trabajando con él en su chaqué y que solía aprovechar para venir a Madrid conmigo para verle, así que teníamos que hacer encaje de bolillos para engañarle", dice entre risas.

Volviendo al estilismo de Cristina, del atelier de su amiga Inés salió también el velo de tul que llevó coronando su semirrecogido.

A sus pies optó por un par ideado por ella. "Mis zapatos son una creación que hice yo misma con Ceibo Concept. Buscaba un diseño cómodo y minimalista para contrarrestar con el romanticismo del vestido".

Confiesa que el accesorio más especial fueron los pendientes, "de brillantes y esmeraldas de mi tía Berta, que además es mi madrina". De Durán Joyeros y regalo de su hermana, las alianzas.

El ramo cierra los complementos. "Quería un ramo muy natural, casi salvaje, pero que a la vez que transmitiese cierta delicadeza. Y además con anémonas, una flor complicada de encontrar en España en esas fechas. Raúl, de Sel de Flores, me entendió a la perfección, me presentó una idea muy bonita ¡y con mis anémonas, que tuvo que encargar desde Países Bajos!".

No le faltaba detalle y el día había llegado. Para los preparativos, Cristina se enfundó en esa camisa bordada con la palabra 'amor' y se dejó mimar. "De mi estilismo se encargó Piero Gahre, que me peinó y maquilló en el Gran Hotel Suances, donde me alojé junto con mi familia porque Suances es donde Gon pasa los veranos desde niño. Desde allí me trasladé junto con mi madre y mi padre a la ceremonia en un Jaguar de los años sesenta".

Toda boda en el norte tiene al tiempo como máxima preocupación. "Nunca se nos olvidará la suerte que tuvimos. Durante la semana el tiempo fue empeorando y los días anteriores a la boda Cantabria estuvo en alerta por tormentas; es más, a muchos de nuestros amigos les cancelaron sus vuelos y tuvieron que hacer lo imposible para llegar a tiempo. Esa mañana amaneció con lluvia y mucho viento… Cuando llegamos a la Colegiata, nos dio un poco de tregua, pero no pintaba nada bien. Pero durante la misa ocurrió un pequeño milagro y, al salir, ¡nos encontramos un sol radiante que duró todo el día e incluso pudimos celebrar parte de la fiesta por la noche en los jardines!".

De la ceremonia religiosa, Cristina destaca que fue "el momento más íntimo, quisimos tener muy presentes a las personas más especiales. Don Baldomero Maza, que fue quien bautizó y dio a Gon su Primera Comunión y además ha oficiado todas las ceremonias importantes de su familia, copresidió la misa, y nuestros mejores amigos y familiares más cercanos tuvieron un papel destacado como testigos y damas de honor, niños de arras, en las lecturas...".

La banda sonora dentro de la colegiata corrió a cargo de Scherzando. "Interpretó durante la entrada con mi padre el Virolai, una composición dedicada a la Virgen de Montserrat muy arraigada en mi familia, fue muy emocionante".

De la lista de invitados, la experta en moda se queda con uno muy especial. "Nuestra perrita Janis, que pudo acompañarnos un rato durante el aperitivo y nos hizo un montón de ilusión".

Convertidos en marido y mujer, Cristina y Gonzalo cambiaron de escenario para celebrar su amor por todo lo alto en la Finca de San Juan. "La familia, los amigos, la comida y la música son los cuatro pilares de nuestra vida, y se enlazan de forma muy natural con nuestra manera de entender una boda, que gira en torno a las personas a las que queremos, la mesa y el baile".

"Pusimos mucho mimo en el diseño del menú, buscando pequeños proveedores que nos encantan para el champán, la manzanilla, una mesa de productos catalanes (quería que mi familia se sintiera como en casa), los dulces de Confitería Blanco, la favorita de la familia de Gon… Y haciendo mucho hincapié en el sonido en directo, para el que contamos con un cuarteto de cuerda en la ceremonia y actuaciones en directo para el aperitivo y nuestro baile", explica.

Echando la mirada atrás, "el recuerdo más claro que tenemos es la gratitud y la felicidad que sentimos todo el día. Ver a toda nuestra gente a nuestro lado, muchos llegados desde muy lejos, como por ejemplo una de mis mejores amigas, que viajó desde Australia solo para la boda, pasarlo tan bien y tan alegres fue el mejor regalo", dice sincera.

Aunque reconoce sentir "vértigo también, todo lo que nos habían contado sobre lo rápido que pasa el día se quedó corto. Disfrutamos muchísimo cada momento, pero al mismo tiempo pareció que desde que nos vimos en la iglesia hasta que despedimos a nuestros invitados había pasado un suspiro".

Cuando la cena y el tradicional corte de tarta habían concluido, los recién casados abrieron el baile. "Con 'Throw now your arms', de Damien Jurado, uno de los músicos favoritos de Gon y la canción con la que me propuso matrimonio en Londres. La interpretó en acústico y por sorpresa nuestro amigo Brian Hunt, que ha acompañado y producido a Russian Red y Anni B Sweet entre otras".

Para ese momento, Cristina colgó el vestido de novia que su amiga Inés le había diseñado para enfundarse en un modelo corto. "Como segundo look nupcial, me decanté por un diseño vintage que encontré en una tienda especializada en vestidos de novia en Ámsterdam, acompañado de unas bailarinas plateadas"

Nos despedimos de esta boda en el norte con los consejos de Cristina para futuras novias. "Que todo tenga su historia y su significado, que haya vínculo, recuerdos y amor en cada una de sus elecciones. Que su boda sea un lienzo de su vida, de su camino y de quienes en él te acompañan. También que se animen a celebrar una preboda. Es una buena forma de reencontrarte con todo el mundo, de que los amigos se conozcan entre sí, que anima mucho para el día siguiente y de disfrutar un poquito más de todo. Pasa tan rápido que merece la pena hacer todo lo posible por alargarlo. Y que lleven muchos huevos a las monjas clarisas. Funcionan, comprobado".