La novia que se casó con un vestido de Nicolás Montenegro hecho con una sábana antigua para su boda en Sevilla
Piluca rescató del baúl familiar una sábana que perteneció a su abuela y en manos del diseñador andaluz se transformó en un vestido de novia único y especial
Aunque Piluca y Carlos se conocían desde el colegio, fue a raíz de mudarse él a Bilbao cuando surgió la chispa entre ellos. "Unas amigas y yo fuimos a visitarlo, y desde entonces, empezamos a hablar", cuenta la experta en comunicación. Un encuentro posterior en Madrid y varios vuelos Sevilla-Bilbao, y los dos ya eran novios. "Carlos volvió hace un año a Sevilla, en mayo nos comprometimos y en 6 meses organizamos la boda", confiesa.
Dividida en dos actos, ceremonia religiosa en la parroquia de San Andrés, y celebración en la Hacienda Saltillo-Lasso, esta pareja de sevillanos entonó el 'sí, queremos' el pasado 16 de noviembre de 2024. "Queríamos una boda en la que todos disfrutaran y la realidad, fue muchísimo mejor", detalla Piluca.
Una planificación y organización exprés para las que no necesitaron la ayuda de ningún wedding planner. "No nos hizo falta, ya que todos los proveedores con los que contamos son amigos o conocidos nuestros y confiábamos al 100% en ellos y no teníamos dudas en elegir a otros. Cuando trabajas con gente con la que tienes confianza y cariño, todo es más sencillo".
Uno de esos amigos fue Nicolás Montenegro, el diseñador de su vestido de novia. "Conozco a Nico desde hace ya algunos años. Cuando me comprometí, creo que él fue de los primeros en saberlo, obviamente, me lo tenía que hacer él. Creo que es un lujo poder crear tu vestido de novia con alguien que te conoce bien, con quien tienes confianza y a quien poder decirle con total sinceridad lo que quieres y lo que no".
Con una carrera tan meteórica como brillante, el sevillano es hoy el preferido por celebs y la jet set para vestir en alfombras rojas y bodas, y también fue el elegido por Piluca para crear el vestido más importante de su vida. "Jamás había pensado en cómo sería mi vestido de novia, por lo que no tenía ni idea. Nico me dijo que fuera mirando qué estilo me gustaba, el problema es que cada captura que guardaba no tenía nada que ver el uno con el otro, así que decidimos empezar de cero".
La clave de su traje, el tejido, estaba más cerca de lo que Piluca habría imaginado: en el baúl familiar. "Yo quería que tuviera algo especial, así que mi madre y mi tía me buscaron algunos encajes antiguos que teníamos, pero no encajaban con mi estilo. Hasta que apareció una sábana que mi abuela le había regalado a mi madre con un embozo precioso y fue ella quien me dio la idea de llevársela a Nico a ver qué se le ocurría. A partir de ahí empezó la verdadera creación y juntos fuimos viendo dónde lo poníamos".
Esa sábana antigua conservada en perfecto estado sirvió de base para dar forma al look nupcial de esta novia sevillana. "Quería un vestido clásico, pero actual. Lo mejor del traje para mí, el cuello tipo esmoquin del vestido. Era el primer vestido de novia con escote en pico que Nico hacía y quedó genial".
Un vestido de novia de manga larga con hombreras marcadas, escote en V, bordados calados debajo del pecho y los puños corte en la cintura y falda en línea A con cola. Un velo de tul cubriendo el rostro de la novia, otra creación que salió del taller de Nicolás Montenegro, completaron las prendas de su outfit nupcial.
"Como joyas, llevaba mi anillo de pedida, un zafiro con brillantes de Romu Joyeros, junto con un anillo de oro que mi madre me regaló al cumplir los 18 y que no me he quitado nunca. También llevaba una cadena de la Virgen del Pilar que me regalaron en mi primera comunión y llevo desde entonces. Son dos piezas que no me quito jamás. La tiara me la prestó una prima mía. Así ya lo llevaba todo: algo nuevo, algo viejo, algo azul y algo prestado", explica la novia.
A sus pies, unas sandalias de Micuir. En cuanto al ramo, Piluca apostó por una composición silvestre. "Fue de la floristeria Cártamo. Iba rodeado con una cinta de la medida del Pilar que me regalaron mis amigas Cristina y Carmenchu, con las que fui en octubre a Zaragoza".
Piluca nos detalla el look elegido por el novio. "Un primo de Carlos le recomendó hacerse el chaqué en una sastrería de Béjar (Salamanca) donde te lo hacían completamente a medida, Roberto Yuste, así que hasta allí se fueron. Carlos estaba encantado con la experiencia y con el trato recibido. Personalizó su traje al 100%: tejido, color, botones, iniciales, bordadas, etc. Y quedó fenomenal. La corbata, de Galán Camisería, se la regalé yo por su santo que fue unos días antes de la boda".
El día de la boda, la novia confió su beauty look en sus incondicionales. "Me peinó y maquilló José Antonio, de Dinte Peluquería. Es el peluquero de confianza de mi madre y también me peinó para la boda de mi hermano. Le expliqué lo que quería y lo captó genial".
"El mejor recuerdo que guardamos es el de la ceremonia. Ambos somos cristianos y le dábamos mucho valor, así que para nosotros fue muy emotiva. La organizamos previamente con mucho cariño con Don Jaime, el cura que nos casó y aun así nos llevamos alguna sorpresa que nos hizo emocionarnos aún más. Además, como damitas, llevamos a cinco sobrinas nuestras que se portaron genial y estuvieron pendiente nuestra en todo momento: la cola, los anillos, las arras… Nos encantó compartir ese ratito con ellas y verlas disfrutar", recuerda.
El reportaje fotográfico corrió a cargo de una amiga de la novia, "Lola Pérez, de Lola y su Fotomatón, una auténtica crack". Para el vídeo contaron con Blanco Nude, amigos de Carlos.
Más amigos que participaron en la boda de Piluca y Carlos. "Durante el cóctel tocó el saxo nuestro amigo Ángel Corona, que es increíble como suena y en la barra libre tocaron Los Meraki, que además de cantar bien, animan una barbaridad. Miki, el DJ, estuvo brutal, musicón hasta el final".
En la finca, Piluca destaca la ayuda de Esperanza y Ana, de Hacienda Saltillo-Lasso. "Nos dieron todo tipo de facilidades. Esperamos hasta el último momento para ver si la boda podía hacerse fuera, como queríamos y es que las previsiones meteorológicas de esa semana no eran nada buenas. Al final, la comida y la organización estuvo increíble y todo salió incluso mejor de lo que esperábamos".
De la celebración, sin dudas, los novios se quedan con el ambiente, "poder compartir ese día con nuestros seres queridos, fue mágico".
"La verdad es que nunca habíamos imaginado nuestra boda, de hecho, nunca habíamos hablado de cómo sería hasta que nos comprometimos. Yo quería una boda sencilla, en el campo y en vaqueros y Carlos una boda tradicional. Al final… Tuve que ceder. Lo único que teníamos claro los dos es que queríamos una boda en la que todos disfrutaran, donde lo más importante era la ceremonia, la comida y la música. Y en eso pusimos todo nuestro empeño. La realidad fue muchísimo mejor, creemos que el ambiente de la boda fue de 10. Nuestras familias y amigos lo dieron todo y no paramos ni un segundo de bailar hasta el final de la noche", concluye la novia.
Aunque Piluca y Carlos se conocían desde el colegio, fue a raíz de mudarse él a Bilbao cuando surgió la chispa entre ellos. "Unas amigas y yo fuimos a visitarlo, y desde entonces, empezamos a hablar", cuenta la experta en comunicación. Un encuentro posterior en Madrid y varios vuelos Sevilla-Bilbao, y los dos ya eran novios. "Carlos volvió hace un año a Sevilla, en mayo nos comprometimos y en 6 meses organizamos la boda", confiesa.
- La historia de un vestido de novia de Lorenzo Caprile inspirado en el primer vestido de boda de la duquesa de Alba Paula Mata
- Una boda de Navidad: del vestido de la novia a la decoración, las claves para organizarla Paula Mata
- Navascués: "El alcalde de Madrid me llamó y me preguntó si quería diseñar el vestido de novia de Teresa Urquijo" Paula Mata Fotografías: Marina G. Ortega