Cómo nos afecta el calor al humor y tres trucos para estar mejor

Cada época del año tiene sus cosas y cuando llega el calor, la canción dice que los chicos se enamoran, pero lo que no cuenta es que también podemos estar de peor humor. Tras los meses de frío y tiempo un poco más desapacible por su inestabilidad, siempre recibimos el calor con los brazos abiertos, pero lo cierto es que afecta a nuestro carácter y no lo hace para bien.

No hace falta que hablemos de esas olas de calor que imposibilitan el sueño, las altas temperaturas nos vuelven más irritables en general y esto puede afectar a nuestras relaciones sociales y familiares.

Una parte de los problemas que produce el calor pueden estar relacionados con la salud, sobre todo en el caso de las personas con la tensión baja o con problemas circulatorios, en las que se pueden encontrar molestias como piernas hinchadas, mareos o cansancio excesivo, pero también nos puede afectar psicológicamente, como revelan los expertos de Mundo Psicólogo.

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Las altas temperaturas puede llegar a afectar a nuestro sueño, lo que, además de ser molesto, puede provocar consecuencias en nuestro modo de actuar al día siguiente, también afecta a nuestra concentración. "Esta falta de sueño provoca irascibilidad, ansiedad, estrés, cansancio, nerviosismo, cambios de humor y malestar general".

Además, confirman que “con el calor también tenemos menos ganas de trabajar, ya que nos sentimos más cansados, por lo que disminuye el rendimiento y la concentración”. Incluso aseguran que puede volvernos más agresivos y violentos, sobre todo entre las personas con problemas de autocontrol.

Tres trucos para estar mejor a pesar del calor

No a todo el mundo le afecta el calor por igual, por lo que, si eres una de esas personas a las que el calor le pone de mal humor, lo mejor será poner en práctica algunos trucos para evitar que la situación sea peor de lo esperado.

Un truco que siempre viene bien, sea para prevenir el calor o para sentirnos mejor, es mantener una buena hidratación. Esto no solo quiere decir beber el agua que nuestro cuerpo necesita, que en situaciones de calor puede ser más de la que consumimos habitualmente, también incorporar zumos y alimentos ricos en agua, y bebiendo antes de tener sed.

La comida también puede ayudarnos, es el momento de comenzar a tomar platos ligeros y refrescantes, dejando de lado esos más pesados y que nos hacen sentirnos acalorados solo con mirarlos. Es tiempo de frutas y verduras, de ensaladas, de cremas y sopas frías. Platos livianos que no supongan un aporte calórico excesivo.

El tercero de los trucos tiene que ver con nuestra casa, porque como hemos visto, un exceso de calor puede impedirnos descansar bien. Por eso, lo mejor es impedir que el calor entre de la calle, bajando persianas, corriendo cortinas y cerrando ventanas en las horas centrales, optando por todo lo contrario cuando empiece a refrescar. Intenta que corra el aire haciendo corriente abriendo ventanas opuestas.

No dejes que el calor cambie tu manera de ver el mundo, convirtiéndote en tu peor versión, escoge ropa ligera y transpirable y usa aires acondicionados y ventiladores si lo necesitas.