Sí, tus hijos también mienten: descubre las razones por las que lo hacen y cómo revertirlo
Según los expertos, todos los niños mienten. La confianza en los padres y que se sientan seguros en casa es lo más importante para evitar que lo hagan
Según un estudio publicado por Michael Lewis, un afamado psicólogo y profesor de Psiquiatría pediátrica en la Rutgers Robert Wood Johnson Medical School, todos los niños mienten. Mentir es una capacidad que va de la mano del desarrollo: en un experimento que hizo el científico se comprobó que con dos años solo el 38% de los niños mentía, con tres años esta cifra ascendía al 90% y a partir de los cinco años, el 100% de los niños mentía.
Este tipo de conflictos es algo que, como padres, tenemos que asumir, aunque eso no significa que no debamos luchar contra ello. Los motivos por los que lo hacen son lo que nos tiene que importar, como veremos a continuación, así como la manera de evitar que lo hagan. Y para ello deberemos crear un clima de confianza en casa y hacer que no tengan miedo.
¿Por qué mienten los niños?
Como se desprende del estudio de Lewis, y como confirma el psicólogo Alberto Soler, todos los niños mienten. “Lo importante es qué tipo de mentiras dicen. Pueden decir mentiras para hacer daño a los demás, o para protegerles, o incluso pueden mentir para protegerse a sí mismos”, explica el experto.
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Los niños pequeños pueden mentir por algo tan sencillo como ver qué ocurre cuando mienten. Pueden hacerlo también para parecer más interesantes, porque hablan antes de pensar y no se dan cuenta, o como comentaba Alberto Soler, por razones sociales. Por ejemplo, por miedo a las consecuencias tras algo que han hecho.
¿Qué hacer si nuestro hijo miente?
Según los expertos, la mejor forma que tenemos de controlar las mentiras de nuestros hijos es, en primer lugar, tratar de no mentirles nosotros, y segundo, procurar que no tengan miedo a decirnos la verdad. Este punto es clave, pues si cuando son sinceros ponemos el grito en el cielo y acaban castigados, lo más probable es que se lo piensen antes de decir la verdad la próxima vez.
Es, también, fundamental, transmitirles que todo irá mucho mejor, y que tendrán menos problemas, si dicen la verdad ante cualquier situación. Que aunque vayamos a enfadarnos, valoraremos la sinceridad y la valentía a la hora de reconocer que han metido la pata.
Ante una mentira descubierta, la consecuencia tiene que ir en proporción a la gravedad de lo que ha ocurrido. Es decir, por ejemplo, si dice que ha hecho los deberes y no los ha hecho, castigarle sin pantallas durante dos semanas será desproporcionado. En cambio, hacer que haga los deberes que no han hecho, y añadir alguna tarea extra, sería más adecuado.
Lo más importante, y nuestra principal función como padres, es que el niño se sienta seguro en casa, que reine un clima de confianza en el que se sientan arropados, y que sepan que, si hacen algo mal, seremos comprensivos y capaces de perdonarles, siempre que vayan con la verdad por delante. Si no tienen miedo a decir lo que les pasa o lo que han hecho, no tendrán el impulso de mentir para evitar las consecuencias, y se sentirán seguros en el ambiente familiar, y podrán expresarse con toda libertad, sin tapujos y sin miedo a decir lo que sienten.
Según un estudio publicado por Michael Lewis, un afamado psicólogo y profesor de Psiquiatría pediátrica en la Rutgers Robert Wood Johnson Medical School, todos los niños mienten. Mentir es una capacidad que va de la mano del desarrollo: en un experimento que hizo el científico se comprobó que con dos años solo el 38% de los niños mentía, con tres años esta cifra ascendía al 90% y a partir de los cinco años, el 100% de los niños mentía.
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