La planta de las abuelas: dura muchísimo, es fácil de cuidar y no necesita mucha luz

Las plantas adornan y dan alegría en cualquier hogar, pero hay hogares en los que no hay tiempo ni espacio en la mente para dedicarlo al cuidado intensivo de las plantas. Pero para gustos, especies de plantas. Algunas se mueren si no les prestas atención y cuidados todos los días, y otras que podrían aguantar meses sin riego. Una de este tipo es la orejas de burro o aspidistra, y es conocida como la planta de las abuelas. Esta planta aguanta lo que le echen, desde falta de luz, riego escaso y cambios de ambiente.

Estas plantas ornamentales se pueden cultivar tanto en interior como en exterior. Su origen está en China, en la cordillera del Himalaya y en Japón. Tiene unas hojas muy largas y anchas, de un color verde oscuro intenso, aunque a veces pueden presentar vetas blancas en algunas especies, aunque no son muy comunes.

Es una planta que puede desarrollarse en cualquier ubicación, por lo que se ha convertido en una de las más populares, incluso en jardinería urbana. Lo único importante para cuidar esta planta es no ponerla bajo el sol directo durante mucho tiempo, ya que sus hojas se pueden quemar.

En cuanto al resto de factores, soportan tanto climas cálidos como fríos, aunque deben protegerse de las heladas y no ponerlas al lado de una fuente de calor en el interior, como un radiador o una estufa. La especie necesita muy poca agua, se puede regar cuando el sustrato esté seco, sin encharcarla.

La tierra no debe estar durante mucho tiempo seca, y puede ser de cualquier tipo. Aunque si se quiere obtener unos mejores resultados, lo ideal sería plantarla en un suelo rico en materia orgánica y con un buen drenaje. Esto se puede conseguir mezclando vermiculita, grava volcánica y perlita, que ayudarán a retener la humedad necesaria y eliminará los excesos de líquido.

En el caso de que la aspidistra tenga hojas secas, marchitas o amarillas por algún descuido, es mejor cortarlas para que la planta se pueda centrar en mantener el resto de las partes vivas. Por lo demás, solo hay que dejarla crecer y disfrutar de su verdor y frescor en la casa.