5 diferencias entre la ansiedad generalizada y un ataque de pánico, según los expertos
Analizamos cómo puedes diferenciar la ansiedad mantenida en el tiempo de un ataque puntual, aunque ambos sean problemas de salud mental ante los que se debe actuar
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La salud mental está dejando de ser un estigma sobre el que se evita hablar, normalizando la importancia de cuidar el estado anímico. Así, aunque aún queda mucho camino por hacer, cada vez son más las personas que se preocupan por visibilizar esta materia, incluso entre los famosos.
De Aitana explicando cómo ha mejorado gracias al tratamiento para su depresión, a la dura confesión de Paula Vázquez, todos destacan la importancia de contar con el apoyo de un profesional de la psiquiatría y de la psicología. Expertos a los que recurrimos para resolver una duda muy común sobre uno de los trastornos psicológicos más habituales, la ansiedad.
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Aunque en ciertas ocasiones se puedan confundir e incluso pueden convivir, dentro de la ansiedad existen diferentes tipologías. Dos de ellas son la ansiedad generalizada (TAG) y los ataques de pánico. Manifestaciones del espectro de los trastornos de ansiedad, pero presentan diferencias clave en su naturaleza, síntomas y bases neurobiológicas. Por ello, hemos destacado 5 diferencias entre ambas, para conocer cómo se comporta cada una.
La primera diferencia está vinculada a la naturaleza y duración de los síntomas. El trastorno de ansiedad generalizada se caracteriza por una preocupación persistente y excesiva sobre diversas situaciones cotidianas, constante y que puede durar meses o años. Mientras que un ataque de pánico es un episodio súbito e intenso que alcanza su pico en minutos y suele durar entre 5 y 20 minutos, como desvelan desde la revista médica 'Healthline'.
¿Cómo diferenciar un ataque de pánico de la ansiedad generalizada?
Respecto a los síntomas físicos, su intensidad y naturaleza también difieren. Así, el TAG incluye tensión muscular, fatiga, irritabilidad y problemas de sueño de forma menos intensa, pero más prolongada en el tiempo. Por otro lado, los ataques de pánico se caracterizan por síntomas físicos más severos como palpitaciones, dolor en el pecho, dificultad para respirar, sudoración y temblores. De hecho, su intensidad hace que muchas personas sientan que sufren un ataque cardiaco.
Al hablar de los desencadenantes, no se puede generalizar. Sin embargo, los expertos sí analizan las diferencias entre ambos problemas de salud mental. El trastorno de ansiedad generalizada suele estar asociado a preocupaciones constantes sobre diversas áreas de la vida, como el trabajo, la salud o las relaciones interpersonales que siempre están siempre presentes.
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Mientras, los ataques de pánico a menudo ocurren sin un desencadenante aparente, lo que los hace impredecibles y aumenta el temor de quienes los padecen. Esta imprevisibilidad puede llevar a una ansiedad anticipatoria, donde la persona vive con el miedo constante de sufrir un nuevo ataque, como explican desde el Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos.
Se debe también analizar el diferente impacto que suelen tener en la vida diaria. Si el TAG suele afecta la concentración, afectando el rendimiento laboral o académico, muchas personas pueden continuar con sus rutinas, aunque con dificultad. Sin embargo, quienes experimentan ataques de pánico pueden desarrollar comportamientos de evitación, llegando en casos extremos a patologías como la agorafobia, donde la persona evita salir de su hogar por miedo a sufrir un ataque en público.
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Finalmente, queremos destacar la perspectiva neurológica de cada trastorno, según el estudio 'Bases biológicas de los ataques de pánico' de la Universidad de Valencia. Una investigación donde se explicaba cómo en el TAG, se ha observado una hiperactividad en la amígdala, la región del cerebro asociada al procesamiento del miedo y las emociones, y de la corteza prefrontal, responsable de la toma de decisiones. Una hiperactividad que puede explicar la preocupación constante.
Mientras, en los ataques de pánico, identificaron una disfunción en el locus coeruleus, una estructura del tronco encefálico involucrada en la respuesta al estrés y la regulación de la excitación. La estimulación anormal de esta área puede desencadenar los síntomas físicos intensos característicos de un ataque de pánico. Aunque, más allá de las especificaciones de cada una, lo más importante es contar con la ayuda de un profesional para realizar el tratamiento necesario.
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