Poco se habla, pero tener una vida más plena y saludable a los 30 años de edad no depende solo de hacer ejercicio o comer de forma saludable. De hecho, una investigación del Instituto Karolinska, en Suecia, sugiere que ciertos hábitos laborales, especialmente en trabajos con mucho contacto personal, podrían afectar más de lo que creíamos, incluso elevando el riesgo de desarrollar diabetestipo 2.
El estudio, publicado en Occupational & Environmental Medicine, analizó datos de casi tres millones de personas de entre 30 y 60 años. El foco estuvo en los empleos que implican una interacción constante con otras personas, como en sectores de salud, educación, servicios, transporte o seguridad. Los investigadores evaluaron tres factores: la frecuencia del contacto con otros, las demandas emocionales (como tratar con personas con problemas graves) y situaciones de confrontación.
La motivación en el trabajo debe nacer de un objetivo. (Pexels)
Y los resultados fueron claros: quienes estaban expuestos frecuentemente a estas exigencias emocionales y a ambientes confrontativos presentaban un riesgo significativamente mayor de desarrollar diabetes tipo 2. En hombres, ese riesgo aumentaba hasta un 20%, mientras que en mujeres podía alcanzar el 24%. Y si además había poco apoyo social en el trabajo, el impacto era aún más fuerte.
La cuestión es la siguiente: ¿por qué sucede esto? En concreto, los científicos creen que el estrés crónico que generan estos entornos afecta directamente al sistema hormonal, disparando la producción de cortisol y alterando la capacidad del cuerpo para manejar la insulina. Tanto es así que esta combinación puede terminar dañando la salud metabólica a largo plazo.
Sin embargo, no se trata solo de números. Las personas en estos puestos suelen enfrentar una presión emocional invisible: deben mantener una actitud positiva, incluso cuando no lo sienten. Esa diferencia entre lo que se siente y lo que se muestra puede agotar mental y físicamente. Así que, si estás cerca de los 30 y quieres construir una vida más equilibrada y feliz, puede ser un buen momento para revisar tus rutinas laborales.
De este modo, el mensaje indica que no se trata de evitar el contacto humano, sino de reconocer cuándo este empieza a pesar más de lo saludable. Y sobre todo, de rodearte de espacios donde el apoyo y el bienestar emocional también sean una prioridad.
Poco se habla, pero tener una vida más plena y saludable a los 30 años de edad no depende solo de hacer ejercicio o comer de forma saludable. De hecho, una investigación del Instituto Karolinska, en Suecia, sugiere que ciertos hábitos laborales, especialmente en trabajos con mucho contacto personal, podrían afectar más de lo que creíamos, incluso elevando el riesgo de desarrollar diabetestipo 2.