Tatiana Santo Domingo, una 'niña bien' pero antagónica de los Grimaldi

Con una personalidad que, según ella misma ha confesado, tiene poco que aportar la casa Grimaldi, Tatiana Santo Domingo saltó a las portadas de las revistas del corazón en 2004 cuando se dio a conocer su relación con Andrea Casiraghi después de que hiciera de alcahueta su hermana Carlota, con la que compartió clases en el liceo Fontainebleau de París.

Dedicada al mundo de la moda étnica desde que en 2012 lanzara su firma Muzungu Sisters, una marca online de venta de ropa y joyas vintage confeccionados por indígenas que terminan en manos de ricos, y con una exquisita y elitista educación labrada entre Suiza –el Instituto Le Rosey, considerado el mejor colegio del mundo– París y Londres –donde cursó Historia del Arte en la Universidad Americana de Londres–, lo más llamativo de esta joven “ensimismada y lánguida” de 30 años es su familia.

Nacida en Nueva York, la mujer de Andrea Casiraghi ha vivido en un mundo de cristal alejado de las estrecheces y preocupaciones que poco tienen que ver con la realeza y los herederos de grandes patrimonios. Con una potencial herencia, la línea paternal de Tatiana es lo más llamativo.

Conocido en Estados Unidos como el clan de la Gran Manzana, los Santo Domingo llegaron a la ciudad de los rascacielos antes de que la joven naciera en 1983 para amasar gran parte de su fortuna, sobre todo su abuelo, Julio Mario Santo Domingo. Fallecido en 2011 a los 87 años, era el segundo hombre más rico de Colombia y el 108 del mundo, según la revista Forbes, debido a sus negocios como accionista principal del Grupo Empresarial Valórem, que controlaba Caracol Televisión, el diario de Bogotá El Espectador y la revista Cromos. Sin embargo, gran parte de su riqueza la amasó gracias a la compañía aérea Avianca, que el abuelo de Tatiana vendió posteriormente, y la cerveza Bavaria, que termino fusionándose con la compañía sudafricana SAB Miller resultando la segunda empresa cervecera más importante del mundo.

Este imperio, dirigido por sus tíos Alejandro y Andrés Santo Domingo, cayó en sus manos de Tatiana a la muerte de su abuelo, ya que su padre, Julio Mario Santo Domingo Jr., falleció en Nueva York en 2009 víctima de un cáncer. Con una carta de presentación y, sobre todo, una buen colchón, Tatiana consiguió contentar a su suegra, la princesa Carolina de Mónaco que la describió en los círculos de la alto sociedad del Principado como “rica, guapa y educada”. Tres adjetivos cuyo orden es fundamental.

Elegida un año después la mujer más elegante del mundo por la revista Vanity Fair, su forma de vestir ha llenado varias portadas. Su mezcla de estilos exóticos y étnicos así como su vestuario hippie chic y bohemio, términos que parecen hechos a su medida, han tenido, y tienen, tantos seguidores como detractores, sobre todo a raíz del vestido corto en fucsia, tallado en gasa y ajustado a la cintura que llevó a la boda de Alberto de Mónaco y Charlene en julio de 2011.

Un grupo de amistades de lo más selecto

Dicen que Dios las cría y ellas se juntas. Como manda la tradición la jet set sólo se codea con la jet set, por lo que la lista de amistades de Tatiana Santo Domingo está llena de nombres y apellidos ligados a grandes fortunas o linajes. Una de sus amigas más íntimas es Dana Alikhani, graduada en Derechos Humanos, y con la que comparte su conciencia ecológica y su pasión por los viajes dirigidos a buscar piezas étnicas para la empresa que ambas crearon, Muzungu Sisters.

También Margherita Missoni, heredera del imperio textil Missoni; Eugenie Niarchos, íntima de Carlota Casiraghi e hija de Stavros Niarchos, el armador griego enemistado con los Onassis; Francesca Versace, hija de Donatella, o la princesa alemana Elisabeth von Thurn. Además, comparte cierta relación de amistad con la modelo española Eugenia Silva, que pronto será madre al igual que Tatiana, que dio a luz a su primer hijo, Sacha, en marzo de 2012.