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Isabel Preysler no vende 'Villa Meona', la casa de los disgustos de Miguel Boyer
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Isabel Preysler no vende 'Villa Meona', la casa de los disgustos de Miguel Boyer

A pesar de que Tamara Falcó e Isabel Preysler han reiterado en algunas declaraciones que a ellas también les afecta la crisis, la segunda no tiene

Foto: Isabel Preysler no vende 'Villa Meona', la casa de los disgustos de Miguel Boyer
Isabel Preysler no vende 'Villa Meona', la casa de los disgustos de Miguel Boyer

A pesar de que Tamara Falcó e Isabel Preysler han reiterado en algunas declaraciones que a ellas también les afecta la crisis, la segunda no tiene necesidad de buscar ‘cash’ a costa de vender su mansión de Puerta de Hierro. Hace unos días, surgió el rumor de la decisión de venta que había tomado la dueña de la casa. Parecía justificada por los muchos gastos que supone mantener una vivienda de esas características, con cerca de dos mil metros de edificación.

La idea de deshacerse de ella no parecía descabellada si se tiene en cuenta la situación física de Miguel Boyer. Una vivienda de dimensiones mas pequeñas facilitaría la vida de la familia, tanto en el plano económico como en el de movilidad, eliminando barreras arquitectónicas que serían molestas para el exministro de Economía. A raíz de la hemorragia cerebral que sufrió y que le mantuvo cerca de dos meses en la clínica Rúber, su vida cambió. También lo hicieron unas necesidades que ahora son diferentes a las de una persona completamente sana. De ahí que la información que circulaba sobre la venta no fuese tan disparatada. Pese a los rumores, por ahora, la jefa del clan mantendrá entre sus posesiones el que ha sido el domicilio familiar desde que se casó con Miguel Boyer. 

Allá por 1987, la construcción de la vivienda se convirtió en un tema polémico dadas las características del inmueble, al que Alfonso Ussía bautizó como ‘Villa Meona’ por sus inusuales trece cuartos de baño. En aquel momento, las críticas arreciaron contra Boyer, muy presente en la política de la época. Y no sólo lo atacaron desde la oposición, sino desde las filas de su propio partido, en el que la casa se consideraba una ostentación para un militante del PSOE. Para Alfonso Guerra, la casa fue la excusa perfecta para arremeter sin piedad contra el que había sido su colega en el Consejo de Ministros. Guerra ironizaba, sobre todo, sobre la calidad de vida de las mascotas de la familia, ya que la caseta del perro tenía calefacción incorporada.

El entonces nuevo hogar del los Preysler-Boyer tenía características suficientes para calificarlo de ‘imponente’. Impresionaba ver una mansión inspirada en la arquitectura de finales del siglo XVII, como si se tratase de un palacete de Versalles. Inabarcables son sus dos mil metros edificados en dos plantas de setecientos metros cuadrados cada una, sótano, zona de servicio, garaje y dos piscinas, una de ellas climatizada. Las dependencias privadas del matrimonio también se salen de las dimensiones estándar; tanto el dormitorio como los vestidores, salita de estar y sus cuartos de baño independientes.

Esta casa, que por ahora no se vende, fue para Isabel Preysler un sueño que se hizo realidad a pesar de los muchos problemas iniciales. La dueña y la casa sufrieron una denuncia de la ex cuñada Gracia Bergese, divorciada de Agustin Boyer, por irregularidades urbanísticas, ya que mantenían el mismo linde. También padecieron una investigación del departamento de Transmisiones de la Delegación de Hacienda, que les reclamó cerca de cinco millones de pesetas en concepto de liquidación complementaria, ya que, en la escritura, la casa se tasó en 95 millones de pesetas cuando su valor real, según los agentes inmobiliarios, era superior a los 200 millones y sobre ella pesaba una hipoteca de 180. La falta de concordancia en las cifras acabó provocando una investigación.

La mansión forma parte de la historia de aquellos años dorados que la prensa política denominó como ‘la era del pelotazo’. En el caso de que hubiese sido cierto que Isabel Preysler la ponía a la venta, el valor añadido sería, precisamente, toda su leyenda; las historias que rodearon a la llamada ‘Villa Meona’.

A pesar de que Tamara Falcó e Isabel Preysler han reiterado en algunas declaraciones que a ellas también les afecta la crisis, la segunda no tiene necesidad de buscar ‘cash’ a costa de vender su mansión de Puerta de Hierro. Hace unos días, surgió el rumor de la decisión de venta que había tomado la dueña de la casa. Parecía justificada por los muchos gastos que supone mantener una vivienda de esas características, con cerca de dos mil metros de edificación.

Isabel Preysler