La carta de Tita Cervera que nunca llegó a su destino

El bautizo de Enzo, el tercer hijo de Borja Thyssen y Blanca Cuesta, no ha pasado esta vez por taquilla. No hubo exclusiva y los padres posaron con el bebé a la puerta de la iglesia de San Pedro de Terrasa el pasado sábado. La parroquia elegida para la liturgia religiosa tenía un significado especial para Blanca, porque allí acudía de pequeña con sus padres y hermanos los domingos.

El sacerdote también forma parte del círculo cercano, pues es amigo de la pareja, y de ahí que la ceremonia tuviera un carácter muy personal, en la que Sacha y Eric, los hermanos, participaron activamente. Uno de los momentos más emotivos fue cuando una soprano interpretó el Ave María ‘a cappella’.

Carmen Cervera se hubiera emocionado igual que el resto de asistentes, pero no tuvo ocasión, porque no estaba invitada oficialmente. Hace unas semanas hubo un tanteo previo por parte del hijo entre algunas de las amistades comunes para ver cómo estaba el terreo afectivo, pero finalmente llegó a la conclusión que lo mejor era no contar con la abuela Tita.

La baronesa se enteró por la prensa del acontecimiento. Pensaba que el bautizo se celebraría en Madrid, como sucedió con el de Eric, y no movió ficha. Puede ser que esperara una llamada de última hora del hijo querido que no recibió, como a Borja tampoco le llegó ninguna carta ni mensaje oral o escrito de su madre, aunque el círculo de la Baronesa haya asegurado que ésta envió una carta a su nieto. Fuentes del entorno de Borja afirman que, al menos de momento, esa misiva no ha llegado. La relación entre ellos es inexistente, aunque el día que nació Enzo, Carmen Cervera se acercó al hospital y mantuvo una charla con Borja. A partir de ahí las conversaciones se interrumpieron, aunque dentro de un tiempo volverán a encontrarse en los juzgados, donde se dirimirán las demandas y denuncias que se han intercambiado en los últimos años.

Y seguramente Carmen Cervera y sobre todo las mellizas habrían disfrutado de la fiesta. El matrimonio organizó un convite doble para mayores y pequeños. Los niños se entretuvieron con un castillo hinchable, piscina de bolas, toboganes, columpios y un menú infantil con pasta, arroz, huevos rellenos, hamburguesas y helados. Para los mayores, un cóctel seguido de un gazpacho, cordero y pastel de chocolate. Hubo baile y hasta conga. Entre los ochenta invitados se encontraban Paloma Segrelles, Alejandra Prat, su marido Juan Manuel Alcaraz y los tres niños, los Plana, Chelo García Cortes, amigos de Madrid, de Ibiza y compañeras de Blanca del colegio. Esta vez el matrimonio prefirió reunir a sus amigos de verdad y no a los mediáticos.