El desconocido guardián de los secretos de la 'jet' catalana

“Llamad a José María, decidle que venga… ¡José María, estas lentejas están cojonudas!”. La escena se repite desde hace décadas en la Torre del Remei. El rey Juan Carlos está a la mesa en uno de sus lugares favoritos, tal y como él mismo ha dicho en incontables ocasiones, y pide hablar con el chef, propietario y alma mater del establecimiento. Josep María Boix lo cuenta, con una sonrisa, sentado en uno de los elegantes salones de este Relaix&Chateaux medio escondido en La Cerdanya, en Girona.

Los Reyes eméritos bloquearon el hotel

Brilla el sol esta mañana en Bolvir y cuando la niña que acompaña a los visitantes ve el castillo, se queda asombrada: “¡Parece Encantia!”. El palacio de la princesa Sofía, sí, es muy parecido a la Torre del Remei. Acaso por este motivo el rey emérito se ha sentido siempre aquí como en casa. También su mujer, la reina Sofía, ha estado en alguna ocasión. Una vez, en la década de los 90, estuvieron juntos. Llamaron y bloquearon el hotel para ellos. “Pero había otros huéspedes y compartieron el hotel con los reyes, no hubo ningún problema”, cuenta Boix. Los clientes de este establecimiento no se sorprenden por ver caras famosas.

El espacio invita a la reflexión, al silencio. Hace una semana, Gerard Piqué y Shakira, que ya han estrenado su casa de Bolvir y acuden con frecuencia a descansar, pasaron la mañana en el jardín de la Torre. “Se sentaron allí mismo”, señala Boix hacia un rincón del jardín estilo inglés, “desayunaron y se quedaron toda la mañana”.

¿Qué tal Piqué y Shakira en las distancias cortas?, se pregunta una, porque tienen fama de ser algo ariscos… “La verdad, aquí nadie les molesta. No les piden selfies, ni siquiera les miran. Es por eso que vienen, porque nadie les dice nada, no les hacen ni caso, si se vieran expuestos no vendrían”.

Pujol, Ferrusola, Rato...

Y mientras unos quieren pasar desapercibidos, otros están acostumbrados al público desde niños. “A Loles (esposa de José María, fallecida en 2014) y José María y a la Torre del Remei”. Con todo mi afecto y con todos mis agradecimientos y… mi enhorabuena. Juan Carlos R. 14.16.III.97”. La del rey emérito es la primera dedicatoria que guarda Boix en el libro de visitas.

¿La segunda? De Jordi Pujol. “Un imputado”. ¿La tercera? Marta Ferrusola. “Otra imputada. He perdido clientes de la cantidad de imputados que ha habido”, dice con cierta ironía, “Rato, por ejemplo, era un cliente habitual. Y ya no viene, aunque... ¡mejor que ahora no venga!”.

La charla se traslada al comedor, donde el fotógrafo Eddy Kelele y la periodista Ana Alós apuran un café. En una mesa de largos manteles y vajilla floreada les acompañan Bárbara, la hija de Alós que acaba de llegar de Dubai, y Paca, su perra. El ambiente familiar hace que Boix cuente anécdotas que hasta le sonrojan. Y de pronto se da cuenta y pide silencio. “Si la Torre hablara...”.

Para recordar los nombres de clientes famosos Boix ha ido a buscar el citado libro de visitas y de pronto se ilumina: “¡Tolkien, ese, el productor del 'Señor de los Anillos', no me acordaba del nombre!”. Se refiere a Royd, biznieto del autor de la trilogía, productor cinematográfico que se alojó en la Torre del Remei. También estuvo la hija de Lyndon Johnson, y Jeb Bush, hermano e hijo de presidentes de EEUU. Porque el 65% de la clientela de este establecimiento es americana, algo en lo que la hija de Boix tiene que ver. Casada con un norteamericano, estudió comunicaciones en la Universidad de Boston y en UCLA y desde ese país lleva las redes sociales de la Torre.

Los 4.000 flores del bodón de Elena Ochoa

Las once habitaciones de este hotel (cuesta un mínimo de 285 euros la noche y un máximo de 840 euros) han visto pasar miles de historias desde que abriera en 1991. La primera boda que albergó, a los meses de su inauguración, fue la del escritor Luis Racionero y la doctora Elena Ochoa, hoy conocida como Lady Foster. “Me pidieron que una línea de rosas amarillas decorara el trayecto que va de la ermita al hotel, en total, tuvimos que poner 4.000 flores”.

Y otros enlaces burgueses

Aquí, también se celebró la boda de Cralota, la hija del empresario y banquero Carles Vilarrubí. Y Gabriela Palatchi, hija del presidente de Pronovias, usó la Torre del Remei como sede durante la celebración de la boda de Ediz Elhadef con la joven heredera. “Dieron una fiesta la noche antes de la boda, invitaron a unas 100 personas, incluidos sus consuegros, fue una velada muy especial, preciosa”, recuerda Boix con cariño.

La lista de clientes conocidos es interminable, y va desde Induráin, que pasa varios días al año, a la baronesa Thyssen, el rey emérito y... “y gente normal, cuidado, aquí también viene el dueño de un puesto en el mercado de abastos, no es todo elitista”, matiza Boix. Lo dice de manera elegante,con gesto distinguido, el mismo que debió usar cuando en 1991 sirvió la cena a Isabel II, de visita en España.

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