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La nueva vida de barrio (en Ginebra) de los exduques de Palma
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Sus vecinos nos cuentan cómo es su día a día

La nueva vida de barrio (en Ginebra) de los exduques de Palma

Iñaki Urdangarin se queja con sus vecinos de que no llegan a fin de mes y de que ya no tienen interna. Doña Cristina es cada vez más accesible y cercana

Foto: Urdangarin paseando por las calles de Ginebra (Vanitatis)
Urdangarin paseando por las calles de Ginebra (Vanitatis)

La vuelta de la familia Urdangarin Borbón a Ginebra ha sido de lo más reposada. La vida de Iñaki Urdangarin en la ciudad suiza es tediosa y aburrida. Su intensa actividad social y laboral es historia y vive un auténtico exilio. Sin ocupación alguna conocida, el marido de la infanta Cristina solo se dedica a hacer deporte y cuidar de su casa. Las reuniones, los compromisos sociales y las agendas apretadas se han esfumado y sus únicas obligaciones se reducen a las del hogar: hacer la compra, cuidar de sus hijos y ayudar a la persona que viene a su casa para limpiar.

La nevera llena, antes de ir a juicio

Es común ver a Iñaki con bolsas o descargando de su Volvo color azul la compra para la semana. Suele acercarse al mercado de productos frescos que ponen muy cerca de su casa y a un centro comercial pasada la frontera de Suiza con Francia. La última vez que se le vio fue el miércoles, día anterior a la vistilla que se celebró en Palma de Mallorca. Mientras todo el mundo creía que iba a viajar a Barcelona, el exduque mató el tiempo relajándose comprando, como se ve en las imágenes que aportamos en exclusiva; dejaba la nevera llena a sus hijos durante su ausencia.

Todos sus vecinos saben que en el número 12 de la Rue des Granges vive “la princesa de España”, como ellos llaman a doña Cristina. Y todos saben de la delicada situación judicial de la pareja. Sus vecinos de la Vielle Ville, el casco antiguo donde residen, son los que nos cuentan muchos detalles de su día a día y, sobre todo, de cómo el matrimonio ha dejado de mostrarse distante e inaccesible para hacer vida de barrio. De hecho, la hermana de Felipe VI ha pasado de no hablar con nadie a pararse y saludar. Cuenta una española que trabaja como portera en una finca cercana al domicilio de los Urdangarin Borbón que Doña Cristina es otra, que es más cercana y que incluso se para en fechas señaladas como Año Nuevo para felicitarles las fiestas y besarles por el año que empieza.

Sin interna y sin llegar a fin de mes

Según ellos, Iñaki es diferente. Aseguran que siempre ha sido más cercano. De hecho, últimamente, en el parque con mirador que hay en la parte posterior de su domicilio, él charla de forma distendida con algunos españoles que residen en la zona. No elige, ni distingue de niveles sociales. De estas largas conversaciones, también dan detalles. Aseguran que reconoce que han tenido que bajar mucho el nivel.

Se queja porque hace meses que ya no tienen interna en casa. Y para sorpresa de algunos de los contertulios que viven con lo mínimo, el exduque dice que van justos y que la economía familiar ya no es la que era. Añora aquellos maravillosos años en los que fue el yerno preferido de Don Juan Carlos y recuerda alguna anécdota. Eso sí, nunca habla de sus cuentas pendientes con la justicia.

Foto: Iñaki Urdangarin saliendo de la Audiencia de Palma (Gtres) Opinión

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La vuelta de la familia Urdangarin Borbón a Ginebra ha sido de lo más reposada. La vida de Iñaki Urdangarin en la ciudad suiza es tediosa y aburrida. Su intensa actividad social y laboral es historia y vive un auténtico exilio. Sin ocupación alguna conocida, el marido de la infanta Cristina solo se dedica a hacer deporte y cuidar de su casa. Las reuniones, los compromisos sociales y las agendas apretadas se han esfumado y sus únicas obligaciones se reducen a las del hogar: hacer la compra, cuidar de sus hijos y ayudar a la persona que viene a su casa para limpiar.

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