Isabel II y Felipe de Edimburgo: las claves y anécdotas de una relación inquebrantable
Hoy se cumplen 71 años del matrimonio más largo en la historia de la monarquía británica. Se conocieron cuando ella tenía ocho años y han sobrevivido a todo tipo de percances
Desde que en plenas penurias de posguerra, la heredera al trono británico –la futura Isabel II– se casara con un príncipe griego –el futuro duque de Edimburgo– en la abadía de Westminster han pasado más de siete décadas, unas bodas de platino e innumerables anécdotas que seguro sonarán a los que hayan visto la serie de Netflix ‘The Crown’. Ya que no tenemos preparado un regalo a su altura, sirva esta lista de históricas curiosidades de esta longeva y férrea relación para conmemorar su aniversario.
Como lo mejor es empezar siempre por el principio, comenzamos con el momento en que se conocieron: cuando Isabel tenía tan solo 8 años y Felipe 13, en la boda de la princesa Marina de Grecia y Dinamarca (prima de Felipe) y el príncipe Jorge (tío de Isabel) en 1934. Cinco años más tarde volverían a coincidir en el Royal Naval College de Dartmouth, donde, según cuentan, Isabel se enamoraría de su futuro marido. En 1946 Felipe le pediría al rey Jorge VI la mano de su hija en matrimonio.
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Su boda no estuvo exenta de anécdotas: la tiara de Isabel se rompió la misma mañana del enlace y a Felipe le paró la Policía por exceso de velocidad en el centro de Londres cuando se dirigía a la ceremonia de ensayo el día anterior y este le dijo al policía: “Lo siento, agente, pero tengo una cita con el arzobispo de Canterbury”.
En los años previos a la coronación de Isabel, la pareja fijó su residencia en Malta (1949-51), donde Felipe estaba destinado con la Royal Navy. Como regalo sorpresa por su 60º aniversario de bodas en 2007, el duque de Edimburgo llevó a la reina de vuelta a la isla. Y también a Broadlands, una casa de campo de Hampshire donde pasaron su noche de bodas.
El 14 de noviembre de 1948 nacería su primer hijo: Carlos. A los que sucederían Ana (1950), Andrés (1960) y Eduardo (1964). El nacimiento de los niños y la ascensión al trono de Isabel trajo consigo el tema del apellido familiar. La familia real británica había mantenido el de Sajonia-Coburgo-Gotha hasta 1917, pero como sonaba muy alemán se cambió por Windsor (tomado del castillo homónimo), apellido que la nueva reina decidió mantener también. La noticia de la muerte de su padre y de su ascenso al trono le llegó cuando se encontraba en Kenia y la coronación tuvo lugar el 2 de junio de 1953.
Saltamos a 1992: el año que ha pasado a la historia como el ‘annus horribilis’ de Isabel II con sus cuatro hijos con matrimonios fracasados y su familia bajo la permanente atención mediática por escándalos varios, sobre todo el de la confirmación de la infidelidad del príncipe Carlos con Camilla Parker Bowles. Para rematar el horrible año, se declaró un incendio en el palacio de Windsor que produjo importantes daños. Otro de los malos tragos de la pareja durante su relación fue la muerte de la reina madre en 2002 y la de la princesa Margarita, hermana de la reina, ese mismo año.
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Como la monarca más longeva de la historia de su país –el rey que más años se sentó en el trono en toda la historia fue Luis XIV de Francia, con 72–, Isabel II ha vivido varios jubileos: de plata (1977), de oro (2002), de diamante (2012) y el año pasado de zafiro (2017). En un discurso frente al Parlamento en 2012 destacó que el duque de Edimburgo “ha sido mi constante fuerza y guía durante el reinado”. Tanto que cuando se retiró de la vida pública, el número de actos en los que había acompañado a su esposa ascendía a 22.219.
Desde que en plenas penurias de posguerra, la heredera al trono británico –la futura Isabel II– se casara con un príncipe griego –el futuro duque de Edimburgo– en la abadía de Westminster han pasado más de siete décadas, unas bodas de platino e innumerables anécdotas que seguro sonarán a los que hayan visto la serie de Netflix ‘The Crown’. Ya que no tenemos preparado un regalo a su altura, sirva esta lista de históricas curiosidades de esta longeva y férrea relación para conmemorar su aniversario.