El rey Juan Carlos, de caza en medio de las investigaciones sobre su fortuna

La vida actual de don Juan Carlos como rey jubilado es ajena a la agenda oficial. Sus labores institucionales acabaron el día que tomó la decisión de apartarse de las obligaciones que conlleva su papel en el organigrama real. La última vez que se le pudo ver públicamente de forma oficial fue junto a la Reina y resto de familiares en la misa funeral en memoria de la infanta Pilar en la basílica de El Escorial. Después volvió a su rutina lúdica (estuvo en el palco del Metropolitano la semana pasada viendo al Atleti) que consiste en compartir almuerzos y cacerías con su grupo de amigos del mundo social y cinegético.

El fin de semana pasado, don Juan Carlos se desplazó hasta la finca El Avellanar, cuyo dueño es Alberto Alcocer, uno de sus íntimos. Esta propiedad de cuatro mil hectáreas y con helipuerto propio se encuentra situada entre Castilla-La Mancha y Extremadura. Es una de las mejores de España junto a las de Juan Abelló (Las Navas), la familia Larios (Los Llanos) o Alberto Cortina (La Golondrina). En todas ellas ha cazado el Rey.

Antes de padecer sus problemas de movilidad, participaba en monterías donde los recorridos son largos y cansados, por lo que ahora su elección son los ojeos de perdiz. La diferencia radica en que en estos casos se realiza con puesto fijo, lo que permite al monarca no tener que caminar por el campo. El traslado lo hace en un vehículo todoterreno hasta el lugar donde tiene asignado el puesto y así comienza la jornada cinegética.

Al tener la finca helipuerto, el monarca seguramente prefirió la opción más rápida y menos visible, y realizar el recorrido por el aire en vez de por carretera. El viernes comenzó sus jornadas en el campo con Alcocer y el resto del grupo mientras la prensa nacional y extranjera se hacía eco de la investigación que publicaba 'The Telegraph'. El diario británico desvelaba pruebas documentales del presunto cobro de una comisión de 50 millones por parte de Álvaro de Orleans-Borbón, primo y confidente de don Juan Carlos.

Esta información forma parte de la investigación que sigue la Fiscalía suiza a raíz de la publicación de las conversaciones del excomisario Villarejo con Corinna Larsen. Con este panorama no es de extrañar que el monarca jubilado se reuniera con sus amigos de confianza para evadirse de las preocupaciones y aceptar la invitación de Alberto Alcocer.

Cómo ya contó Vanitatis, el Rey emérito ha acudido en enero y febrero a la finca La Flamenca, en Aranjuez, a cuarenta kilómetros de Madrid. Este coto está considerado como uno de los mejores de Europa para el ojeo de perdiz roja. Es propiedad de Manuel Falcó y Anchorena, duque de Fernán Nuñez. La explotación corre a cargo de otro buen amigo del monarca, Javier Corsini Freese.