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Los retos de la Corona española en 2021, un siglo después del 'desastre de Annual'
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FAMILIA REAL ESPAÑOLA

Los retos de la Corona española en 2021, un siglo después del 'desastre de Annual'

Si alguna batalla tiene que librar Felipe VI en el 21 es la de la propia supervivencia de la institución. Y ello, en tres frentes: el político, el familiar y el popular

Foto: Don Felipe y doña Letizia. (Casa Real)
Don Felipe y doña Letizia. (Casa Real)

Corría el año 1921; en el mes de julio se cumplirá un largo siglo. Un centenario trágico, el del ‘desastre de Annual’, no solo para los 12.000 soldados españoles que resultaron masacrados por las tribus de Abd el-Krim en las tierras africanas del Rif, o para la memoria de un Ejército ya por entonces dividido y en desbandada, sino un centenario trágico también para el devenir de la Corona, que a partir de entonces emprendió una cadena de errores históricos -el apoyo a la dictadura de Primo de Rivera, sobre todo- que no fueron sino una huida hacia adelante por su presunta responsabilidad política en la matanza.

Foto: El rey emérito y la infanta Elena comparten aficiones y un vínculo especial. (EFE/Mariscal)

Aquella fue la ocasión en que más cerca estuvo un rey de verse sometido a un ‘impeachment’ en las Cortes españolas. A Alfonso XIII la historia le llamó el ‘rey soldado’ por su gusto por los uniformes y su intervencionismo -era íntimo del general Fernández Silvestre, el responsable de Annual-, y pese a que, a diferencia de su padre -Alfonso XII-, de su hijo -don Juan- y nieto -Juan Carlos I-, no llegó a hacer instrucción militar.

placeholder Retrato de Alfonso XIII cuando era niño, una obra firmada por J. Gimeno datada en 1907. (EFE)
Retrato de Alfonso XIII cuando era niño, una obra firmada por J. Gimeno datada en 1907. (EFE)

Cuesta reconocer en su biznieto, Felipe VI, alguna huella de aquel reinado maldito que acabó en destierro. Hace pocos días, en la Pascua Militar, el monarca defendía la lealtad de las Fuerzas Armadas a la Constitución de la que emana su propio mando supremo sobre ellas. Una apelación a la Carta Magna del 78, la del autodenominado “primer rey constitucional”, reiterativa en todos los órdenes desde su proclamación en 2014. Reiterativa... hasta el aburrimiento. Y hasta el respeto más absoluto también.

Solo la neutralidad, la firmeza, la contención y la dignidad institucional pueden contrarrestar los sobresaltos nacionales. Y en la España del 2021 los sobresaltos no son menores que en los tiempos de Annual. Las masacres no vienen de la espada de belicosos rifeños, sino del contagio de virus invisibles, y los muertos se cuentan -con la misma imprecisión de hace un siglo, por cierto- por decenas de miles entre toda la población. Las Hurdes ya no son una comarca temática sobre la miseria, pero la crisis arruina ya a una parte muy considerable de la ciudadanía. El rey no pone ni quita gobiernos como entonces, sino que es el rey quien está a merced de los gobiernos; sean uno, o dos en uno, como resulta en realidad el primero de coalición Sánchez-Iglesias.

placeholder El rey Felipe VI, junto a Pedro Sánchez, Nadia Calviño, Pablo Iglesias, Carmen Calvo y Concha Andreu. (EFE)
El rey Felipe VI, junto a Pedro Sánchez, Nadia Calviño, Pablo Iglesias, Carmen Calvo y Concha Andreu. (EFE)

De hecho, si alguna batalla tiene que librar Felipe VI en el 21 es la de la propia supervivencia de la institución. Y ello, en tres frentes: el político, el familiar y el popular. La primera, probablemente es la más urgente. El acoso de una parte del Gobierno es comparable al que la izquierda de principios del siglo XX ejerció contra la Corona en el Congreso con el ‘informe Picasso’ (sobre Annual). La batalla consistiría en promover una reforma legislativa gatoparda, lampedusiana -‘que todo cambie para que todo siga igual’-, que sofoque la beligerancia republicana de la izquierda gubernamental, sin llegar a someter la Corona al arbitrio coyuntural de las mayorías.

La familiar, siempre la más dolorosa, se limita a mantener a raya los sentimientos e impedir con más mano izquierda que derecha el regreso de su padre a la Zarzuela. Y no porque este lo merezca -en realidad, y pese a su enorme responsabilidad, don Juan Carlos nunca debió salir de España-, sino porque es el tributo que el Ejecutivo se ha venido a cobrar por su continuidad y la de su sucesora.

placeholder El rey Juan Carlos, en una imagen de archivo. (Getty)
El rey Juan Carlos, en una imagen de archivo. (Getty)

La batalla popular es en todo caso la más importante. Si ya al final de la primera ola de la pandemia los Reyes hicieron una singular y discreta gira por España, el monarca hará bien en elegir el momento de repetirla, esta vez, en compañía de sus hijas. No hay gobierno hoy en día que resista el empuje de la opinión pública, y esta -a la luz de las últimas encuestas- ya le sonríe a Felipe VI pese al desgaste generado por los escándalos de su antecesor.

Un siglo después del desastre de Annual, la Corona está en condiciones de sortear los peligros conocidos. Solo falta que el 21 no traiga desastres nuevos.

Corría el año 1921; en el mes de julio se cumplirá un largo siglo. Un centenario trágico, el del ‘desastre de Annual’, no solo para los 12.000 soldados españoles que resultaron masacrados por las tribus de Abd el-Krim en las tierras africanas del Rif, o para la memoria de un Ejército ya por entonces dividido y en desbandada, sino un centenario trágico también para el devenir de la Corona, que a partir de entonces emprendió una cadena de errores históricos -el apoyo a la dictadura de Primo de Rivera, sobre todo- que no fueron sino una huida hacia adelante por su presunta responsabilidad política en la matanza.

Rey Felipe VI
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