El nuevo look 'lady' de Mary de Dinamarca y su muestra de respeto a Máxima de Holanda

La noche del lunes tuvo lugar en la iglesia Grote Kerk, en la ciudad holandesa de Breda, una cena de gala en la que coincidieron los reyes de los Países Bajos y los príncipes herederos de Dinamarca. El objetivo del encuentro de Guillermo Alejandro y Máxima con Federico y Mary de Dinamarca era afianzar los lazos comerciales y los ambiciosos objetivos climáticos que ambos países tienen para avanzar en la transición energética. Sin embargo, en esa reunión donde también estuvieron varios representantes de empresas holandesas y danesas del sector, hubo un detalle que pasó desapercibido y que hoy podemos descubrir.

Después de disfrutar de una cena para la que la reina y la princesa consorte asistieron con looks prácticamente idénticos, el primogénito de Margarita de Dinamarca y su mujer han seguido con el programa de su viaje oficial. Esta mañana, la heredera australiana ha hecho alarde de su exquisito gusto para vestir en su visita al Hospital de Niños Guillermo Alejandro del Centro Médico Universitario de Leiden. Es decir, después de un breve trayecto en coche de casi 40 minutos desde La Haya, Mary Elizabeth Donaldson se plantó en la ciudad holandesa con un nuevo look que no podemos dejar de comentar, así como el gesto de respeto que dedicó en la cena de gala a Máxima Zorreguieta.

Este viaje de dos días a Holanda de la pareja real danesa tiene por objeto seguir avanzando en el proyecto climático, pero también está ligado el sector de la salud. Mary de Dinamarca encabeza una delegación comercial enfocada, específicamente, a la transición energética y el desarrollo de la atención sanitaria online. Si en el primer día se centraron en el primer objetivo de su visita oficial, la segunda jornada ha abordado el segundo punto en la hoja de ruta. En su llegada fue recibida por las multitudes de Leiden, que pudieron contemplar el momento en el que bajó del coche con un precioso vestido crema, un ramo de flores vistosas y un elegante bolso de piel a tono con su estilismo.

Aunque la visita de Mary al centro sanitario estuvo cargada de actividades en las que vimos a la princesa en actitud alegre, desenfadada y cercana con los médicos y niños del hospital, su día de trabajo no era excusa para prescindir de su estilo lady tan característico. Es por eso que se decantó por lucir un vestido midi de falda vuelo, mangas cortas, cuello perkins, frontal con botonadura forrada y un estratégico cinturón a tono que estilizó su silueta y marcó sus curvas.

En lo referente a los accesorios no encontramos ninguna prenda que desentone y le quite protagonismo a su look porque, de hecho, ocurre precisamente todo lo contrario. Echando mano de unos clásicos pendientes de perlas colgantes, tres pulseras doradas, entre las cuales vemos la clásica Cartier 'Love' de oro, y un anillo consigue elevarlo. Finalmente, pone el broche final a su outfit con unos salones acabados en punta de piel de pitón y un bolso de mano de color beis claro.

El maquillaje tampoco ha pasado desapercibido, ya que consiguió un efecto buena cara al apostar por una piel con base ligera con un toque de rubor, ojos delineados, sombras en tonos tierra y un labial mate de color rosa empolvado. La armonía es la clave de este look de trabajo de su segundo día en Holanda.

Su gran reverencia

La cena de gala que reunió a los reyes de los Países Bajos y a los herederos del trono de Dinamarca arrancó con la llegada de sus protagonistas a Grote Kerk. Primero lo hicieron Federico y Mary, que caminaron por la alfombra roja al compás de las notas musicales de una orquesta. Les siguieron Guillermo Alejandro y Máxima, quienes los saludaron con cariño y cercanía sin saber que la princesa consorte haría una genuflexión.

Una imagen dice más que mil palabras y, por eso, os dejamos la instantánea del momento concreto. Fijaos en las amplias sonrisas que llevan todos mientras contemplan a Mary dedicar una reverencia a la reina de Holanda.

Las reverencias pueden parecer una costumbre antigua, pero lo cierto es que este gesto de "respeto o veneración" hacia alguien, tal como lo define el Diccionario de la Real Academia Española, sigue estando vigente. Puede que ver reverencias por las calles de Occidente no sea común, pero en muchas culturas asiáticas y, especialmente, en las casas reales de Europa, la reverencia tiene un prisma mucho más trascendental.

Las normas de etiqueta y del saber estar dictan que una reverencia es adecuada en situaciones muy formales y cuando se está ante un miembro de la realeza de alto rango (reyes) o un religioso condecorado (papa, arzobispo, etc). Una reverencia correcta en una mujer consiste en llevar un pie detrás del otro y flexionar las rodillas mirando a la persona que la recibe a los ojos. Tanto hombres como mujeres de la realeza aprenden cómo hacer una reverencia desde tempanada edad. Sin embargo, los tiempos modernos y la presencia de mujeres plebeyas (entendido sencillamente como carentes de estatus real) hacen que veamos algunas que se alejan del reglamento.

Algunos expertos en protocolo podrían concluir que la reciente reverencia de Mary de Dinamarca es muy profunda, por lo que resulta un poco exagerada ante los ojos de los espectadores. La que le dedicó a Máxima es distinta a la que protagonizó en 2016, en el castillo de Amalienborg, para la (entonces) reina Sofía ante las miradas y sonrisas de don Juan Carlos, la reina Margarita II de Dinamarca y su marido, el príncipe Federico. La australiana flexiona las rodillas lo justo para quedar ligeramente por debajo de la mirada de doña Sofía, aunque puede que los pies estén más separados de lo necesario.

En cualquier caso, la reacción de los receptores de la reverencia de Mary la despoja de cualquier crítica, puesto que todos la reciben con simpatía y, seguramente, sabiendo que es con la mejor de las intenciones.