El adiós a 96 años de estilo y color de la reina Isabel II de Inglaterra

La moda en las casas reales es un tema en el que ahondar, un asunto que cada casa lleva de una forma diferente, pero si ha habido una persona con una impronta icónica y diferencial ha sido la reina Isabel II. Su legado estético dejará huella, al igual que su forma de llevar la corona en todos los sentidos.

La monarca utilizó sus looks monocolor como forma de expresión, así como no ha podido manifestar opiniones, sí ha demostrado su firme carácter en cada aparición hasta sus últimas horas. Ahora, con el anuncio de su fallecimiento, analizamos cómo su estilo tenía unas enseñas que son reconocibles para todos.

Fan de los sombreros, coleccionista de bolsos de asa corta y adicta a los salones de tacón sensato, solo cabría subrayar que a menudo usaba guantes para sus diversos compromisos. Pero sin duda lo más destacado y más llamativo para todos es que la monarca británica casi siempre ha vestido con colores brillantes. Todo tiene que estar 'engamado' exactamente en el mismo tono, una práctica que ha sido argumento de libros como 'A Tribute to Queen Elizabeth II and Her Colourful Wardrobe' ('Tributo a Isabel II y su colorido armario'), de Sali Hughes.

En Vanitatis hablamos con David de Manuel, el diseñador del vestido de Lady Di, sobre el armario de la monarca británica. Y nos comentó: “Su Majestad es muy elegante, desde su juventud como reina a la reina que es en la actualidad. Trabajé con el diseñador Hardy Amies, que le hacía algunas de sus piezas, cuando yo era un estudiante de moda. Siempre le pusieron colores vivos, porque la reina siempre quiso ser vista. Imagínate que fuera a un cóctel o algo así y se encontrara con una mujer llevando las mismas prendas que ella. Siempre va increíble. Recuerdo una vez que iba en un rosa muy vivo y estaba impresionante. Si la ves caminando en la distancia, la gente puede decir: 'Ahí va la reina'. Es icónica. Cuando era joven, tenía muy buen tipo. Si la ves ahora, siempre lleva el mismo pelo, las perlas, el broche de diamantes, su bolso de mano, y ese es su look, su 'uniforme de trabajo'. Sin embargo, cuando se va a Sandringham, lleva sus bufandas de seda, sus chaquetas, sus botas y se convierte en la típica lady inglesa”.

Sophie (esposa del hijo menor de la reina, el príncipe Eduardo de Wessex) no es solo la nuera favorita de la monarca, sino que se encarga también de tener a punto su fondo de armario. En 2016 comentaba en el documental ‘La reina a los 90’ la razón por la que Isabel II usaba siempre colores brillantes en sus apariciones públicas: la monarca no escogía su ropa pensando en ella, sino en sus súbditos, pues al usar colores llamativos garantizaba que se distinguiría entre los demás. Quería tener la tranquilidad de que sus seguidores tuvieran la oportunidad de verla, aseguró la condesa de Wessex. "No olvides que cuando ella aparece en algún lugar, la multitud es de dos, tres, cuatro, diez, quince de profundidad, y alguien quiere poder decir que vio un poco del sombrero de la reina cuando pasó", decía.

Otra de las claves del vestidor de la reina tiene nombre propio, Angela Kelly, quien lleva desde 2002 trabajando como su vestidora creando en parte su estilo (junto a otras catorce personas) y es la responsable de sus looks diarios y del llamativo look amarillo canario que llevó en la boda de Meghan y Harry. Casi dos décadas tejiendo los coloridos outfits desde el castillo de Windsor, según medios británicos, vive en los terrenos adyacentes para estar siempre cerca por si surge un problema de última hora. Es la que se ha encargado de que las mangas de sus chaquetas fueran ligeramente más cortas para que no acabaran dentro de la sopa cuando comía. Tiene 64 años y lleva trabajando junto a la reina más de dos décadas. La confianza entre ambas es total y la estilista asegura que su relación podría calificarse de amistad. “Me ha permitido ser una persona cercana a ella, aunque nunca me paso de la raya. Solemos hablar de ropa, maquillaje y joyas como dos mujeres normales”, ha contado.

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N.Tiburcio

El anterior, durante once años, fue Stewart Parvin, que contó al ‘Sunday Times’ que en palacio se lleva a cabo un pormenorizado archivo de todo lo que la reina viste con fecha, detalles de todas las prendas y evento en cuestión para que no repita vestuario. El amplio pantone de colores tiene un código en clave para identificarlos que solo conoce el personal de su vestuario. Por ejemplo, al amarillo claro lo denominan Buttercup. Norman Hartnell es otro de los nombres propios fundamentales en la historia de sus outfits: se encargó de diseñar su vestido de novia y algunos de los espectaculares modelos que lució en sus primeros años de reinado, aquellos años 50 que marcaron para siempre el vestidor y el resto de su reinado.

A lo largo de su vida ha hecho pocas cesiones a los tonos oscuros, pero siempre han sido para las ocasiones que protocolariamente lo requerían o para sus visitas a Balmoral o Windsor, donde los tonos caza han sido los protagonistas de su retiro. Sus chaquetas Barbour verdes o chaquetas de corte austriaco para sus paseos a caballo. Pero para los eventos públicos, su paleta de colores típica es decididamente vital. Es algo que Kate, la duquesa de Cambridge, ya imita. Al igual que muchos miembros de su extensa familia. En la gira real de Canadá en 2016, por ejemplo, fue vista vestida de rojo brillante varias veces, porque quería que la multitud pudiera verla.

Robert Hardman, el biógrafo de la reina, lo definió a la perfección en una cita de la propia monarca: "Nunca puedo vestir de beis porque nadie sabrá quién soy". Consiguió su propósito hasta el final. ¡Dios salve el arcoíris de la reina!