Constantino de Grecia y su relación con el Gotha: cómo llegó a ser uno de los royals más queridos
Hijo y nieto de reyes, y emparentado por múltiples vías con toda la gran realeza europea, tuvo la gran fortuna de heredar el especial aprecio que la Casa Real británica siempre sintió por sus primos helenos
Aunque esperada, la muerte del rey Constantino de Grecia deja una gran tristeza y un enorme vacío no solamente en el seno de su siempre muy unida familia, sino también en el concierto del Gotha europeo que con él pierde a un personaje notable tanto por su calidad de soberano que llegó a ostentar la corona como por tratarse de un primo muy querido.
Hijo y nieto de reyes, descendiente de los emperadores de Rusia y de Alemania y emparentado por múltiples vías con toda la gran realeza europea, Tino tuvo, además, la gran fortuna de heredar de sus mayores el especial aprecio que la Casa Real británica siempre sintió y demostró por sus primos helenos a lo largo de más de cien años. Una relación muy estrecha comenzada ya a fines del siglo XIX al darse la circunstancia de que la entonces princesa de Gales y esposa el futuro rey Eduardo VII, la princesa Alejandra de Dinamarca, fuese hermana de Jorge I, el primer rey de Grecia surgido de la dinastía danesa.
Una relación secular que posibilitó que, tras la definitiva abolición de la monarquía griega en 1974, Constantino y los suyos recalasen en Gran Bretaña, primero en Cobham y posteriormente en Hampstead, donde la reina Isabel II mostró siempre por ellos una marcada deferencia. Una actitud a la que no fue ajeno el que su esposo, el duque de Edimburgo, fuese príncipe de Grecia por nacimiento y primo hermano del padre de Constantino.
En sus momentos de dificultad, pues los reyes de la dinastía griega padecieron varios exilios a lo largo del siglo XX, la familia real nunca perdió el apoyo y el amparo de los Windsor y algunas de las muchas pruebas de ello son que la propia reina Isabel decidiese asistir a la boda de la princesa Alexia con el español Carlos Morales, celebrada en Londres en 1999, y que su hijo el príncipe de Gales, ahora rey Carlos III, designase al monarca griego padrino de su primogenitor el príncipe Guillermo.
Pero no menos importante ha sido la vinculación de los reyes de Grecia con la familia real danesa, de la que descienden por varonía, hecho por el cual todos los príncipes griegos ostentan, también, el título de príncipes de Dinamarca. El primer soberano griego fue hijo del rey Christian IX de Dinamarca y, muchas décadas después, Constantino contrajo matrimonio con la hija del rey Federico IX, la princesa Ana María, hermana de la actual reina Margarita II. Un vínculo de sangre que ha hecho de los hijos de Constantino figuras populares en Dinamarca, al igual que en décadas pretéritas lo fueron también en España por su estrecha relación con sus tíos doña Sofía y don Juan Carlos.
Todos recordamos los años buenos y jubilosos de vacaciones conjuntas de griegos y Borbones en el palacio de Marivent, la íntima amistad que siempre ha unido a la infanta Cristina y a su prima la princesa Alexia de Grecia, o los años de estudios compartiendo habitación en Georgetown del actual rey Felipe y de su primo Pablo de Grecia. Un importante vínculo de afecto que, con el paso de los años y fruto del desgaste, generó un alejamiento entre el rey Constantino y el rey don Juan Carlos que, sin embargo, ya ha confirmado su asistencia al funeral de su cuñado el próximo lunes días 16 junto con las infantas Elena y Cristina.
Constantino II siempre tuvo muy claras su posición como rey y el rango de su familia en concierto regio europeo, hecho que explica su larga batalla con las autoridades griegas que insistentemente mostraron un molesto empeño en otorgarle el apellido Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg (con sonoridades alemanas) de sus ancestros por negarse a reconocer que el nombre de su dinastía es 'de Grecia', como es propio y costumbre en tantas otras dinastías europeas.
Por otra parte, siempre cultivó su relación con sus parientes reinantes en Noruega, Suecia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo, con los príncipes de Mónaco y de Liechtenstein, y con otros monarcas como él también depuestos como el rey Umberto de Italia, sus primos los reyes Pedro de Yugoslavia, Miguel de Rumania y Simeón de Bulgaria, o la viuda del sha de Persia, Farah Diba. Sin olvidar a los primos griegos, como el príncipe historiador Miguel y la fiel princesa Tatiana Radziwill, o a los primos alemanes de las casas de Hannover, de Prusia, de Hesse, de Baden, de Hohenlohe-Langenburg o de Toerring-Jettenbach por solo citar algunos.
Siempre en el centro de los grandes acontecimientos del Gotha europeo, en septiembre pasado ya no pudo asistir en Londres a los funerales de su tía la reina Isabel, pero su despedida será ahora la ocasión para reunir en Atenas, como en tiempos ya pretéritos, a un gran contingente del Gotha tan solo días después del entierro en Alemania de su primo el Margrave Max de Baden. Todos ellos volverán a encontrarse en el ahora viejo y un tanto abandonado palacio de Tatoi, cuyo parque fue hace un año pasto de las llamas, para, en esta ocasión, dar su apoyo a la prudente y callada reina Ana María y a sus hijos, ahora que el príncipe Pablo toma el relevo en la jefatura de la Casa Real griega y habrá de encarar una situación compleja pues no podrá eclipsar el recuerdo de su padre.
Así, sesenta años después de aquellos glamurosos años 60 que centraron la atención mediática en la corte griega, el lunes próximo la vieja generación del Gotha europeo volverá a Atenas para, ahora con muchos años más, quizá recordar glorias pasadas de un mundo que hace tiempo ya que periclitó para siempre. Pocos serán los que falten a la convocatoria en la catedral Metropolitana y en el parque de Tatoi, mientras en el palacio danés de Amalienborg la bandera ha ondeado a media asta y, desde Belgrado, su primo el príncipe Alejandro de Serbia, de quien Constantino fue padrino de boda, no ha tardado en emitir un comunicado en el que afirma: “Echaremos mucho de menos al rey Constantino, pero su recuerdo se mantendrá para siempre con amor y respeto. Fue un auténtico honor, y un privilegio, conocer al difunto rey y poder compartir con él pensamientos y experiencias”.
Aunque esperada, la muerte del rey Constantino de Grecia deja una gran tristeza y un enorme vacío no solamente en el seno de su siempre muy unida familia, sino también en el concierto del Gotha europeo que con él pierde a un personaje notable tanto por su calidad de soberano que llegó a ostentar la corona como por tratarse de un primo muy querido.
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