George cumple 10: el esfuerzo titánico de Guillermo y Kate por normalizar la vida de su hijo

El primogénito de los príncipes de Gales, el príncipe George, está de celebración. El nieto de Carlos III cumple este sábado, 22 de julio, 10 años y lo hace siendo cada vez más consciente de su futuro y de su importante papel dentro de la institución.

Nacer y crecer en una familia real como la británica condiciona, de manera inevitable, la infancia de una persona. El príncipe Guillermo y Kate Midleton son muy conscientes de ello y, aunque suene a fantasía el hecho de que pretendan y puedan lograr que sus pequeños vivan una infancia normal, lo cierto es que hay muchos detalles a los que atienden para que, al menos, se acerquen a este objetivo.

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R. R.

No evitan que sus hijos acudan a actos oficiales (cada vez con más frecuencia) y que reciban una formación protocolaria adecuada como representantes de la monarquía. Los pequeños de la familia real británica son grandes valores activos para la institución y lo saben. Compaginar todo eso con una infancia que no se aleje demasiado de la de cualquier otro niño no resulta sencillo, pero los príncipes de Gales tratan de aplicar fórmulas en la rutina diaria de sus hijos.

No desean que su infancia se centre solo y exclusivamente en esa estricta educación, algo que, por ejemplo, sí le ocurrió a Carlos III, tal y como él mismo confesó. Con nueve años de edad fue llevado a un colegio interno. Vivió distanciado de sus padres y sintió soledad en muchos momentos, algo que marcó, irremediablemente, su carácter.

Diana de Gales quiso evitar esa frialdad familiar en sus hijos y luchó por que en la infancia de Guillermo y Harry se incluyeran planes y rutinas sociales acordes a las de cualquier niño de su edad, algo que el príncipe de Gales y el duque de Sussex supieron apreciar con el paso de los años. Según la experta real Angela Mollard comentó en 'New Idea', “la princesa Diana fue la primera madre real real que sumergió a sus hijos en la vida ordinaria". A pesar del estricto protocolo que marca siempre una Casa Real, Lady Di trató siempre de conectar a sus hijos con el mundo real: “Fueron a parques temáticos, fueron a McDonald's, visitaron a las personas sin hogar, a pacientes con sida...". Por primera vez, Diana de Gales sacó de su burbuja a unos príncipes británicos: "Ella les hizo conscientes de su posición privilegiada de una manera que nunca antes había ocurrido con las generaciones anteriores".

Por eso, con George, que, a diferencia de sus hermanos, será futuro rey, tanto Guillermo como Kate han querido, desde su nacimiento, medir la presión de ese papel histórico que le tocará encarnar.

No quisieron explicarle con claridad, durante sus primeros años de vida, que su futuro ya estaba escrito para ocupar el trono. Según ‘The Mirror’, Kate y Guillermo trataron de que esa información no le generase a su primogénito la presión que supondría para él conocer su destino como rey, algo que podría haber alterado su tranquilidad. “Habrá un tiempo y un lugar para dejar que George crezca y entienda cómo encaja en el mundo”, aseguró su padre en una entrevista.

George ha ido asimilando su lugar en el mundo y su destino, poco a poco.

Incluso en la educación escolar, los príncipes de Gales han dado un paso más allá con George que le diferencia de generaciones anteriores. Tanto Carlos III como sus hijos acudieron a escuelas donde solo admitían hombres. Kate y Guillermo, sin embargo, decidieron que George estudiara en Thomas’s Battersea, una escuela mixta en la que su hijo aprenderá a socializar de una manera más natural con todo tipo de perfiles.

Los estrictos métodos educativos de los exclusivos internados británicos se alejaron bastante de la base educativa de George, quien ya en la guardería de Norfolk a la que acudió, se centraron en el respeto por el desarrollo físico y psíquico del pequeño para potenciar sus habilidades sociales.

Ampliar los vínculos afectivos y familiares de un niño como George, tratando de que no se encorseten solo y exclusivamente en los muros de palacio, fue otro propósito que el hijo y la nuera de Carlos III tuvieron en mente desde el principio. Rompieron, en este sentido, la tradición de generaciones anteriores de mantener a los niños de la realeza alejados de los abuelos o familiares sin sangre azul. Así, la madre de Kate Middleton, Carole, se implicó en la crianza de su nieto desde que nació. Los entonces duques de Cambridge confiaron en ella para cuidar al bebé en vez de contar con la ayuda de una niñera de palacio.

La privacidad de George y exponer al pequeño ante los medios con cuidado y de manera meditada también ha sido importante para sus padres. El hermano de Louis y Charlotte necesita sentir, como cualquier otro niño, que cuenta con un núcleo familiar personal, con un lugar seguro y propio en el que poder expresarse libremente sin ataduras formales y sin sentirse juzgados. En 2015, los príncipes de Gales emitieron un comunicado en el que pidieron a los medios de comunicación que no molestaran a su hijos si los veían jugando con otros niños en lugares públicos. “Quiero que George crezca un entorno real, no quiero que se críe dentro de los muros de palacio, tiene que estar fuera. Los medios nos lo pondrán difícil, pero lucharé para que tengan una vida normal”, dijo en 2017 el hermano de Harry. Y en 2019, era una amiga de Kate Middleton la que confesaba en ‘People’ que la esposa de Guillermo siempre quiso “emular su infancia, en el campo y con un núcleo familiar importante. Ella desea que sus hijos vivan de la manera más normal posible”.

El vínculo estrecho entre padres e hijos se alimenta constantemente en el hogar de los príncipes de Gales. Es importante que el pequeño George alcance la madurez con el soporte afectivo adecuado para asumir con seguridad y salud mental el gran puesto para el que está destinado. Dentro del hogar de Kate y Guillermo, las cosas funcionan como en cualquier otra familia. Padres y hijos se involucran en las tareas del hogar, comparten reuniones y juegos en familia e incluso son Guillermo y Kate los encargados de llevar o recoger personalmente a George del colegio, en vez de encomendar dicha responsabilidad a alguien perteneciente al personal de palacio.

Por último, cabe resaltar los esfuerzos por alejar a los niños de la tradición de ocultar los sentimientos como símbolo de decoro y de buena educación. Este tipo de estricto protocolo afectivo puede generar futuros problemas en las relaciones sociales. “Catherine y yo tenemos claro que queremos que tanto George como Charlotte crezcan siendo capaces de hablar de sus emociones y sentimientos”, declaró el príncipe Guillermo a la revista 'CALM' hace unos años.