El perro Jan, la mascota de la familia Borbón Ortiz que se ha 'colado' en la despedida de la infanta Sofía

Este verano está siendo una verdadera etapa de despedidas en la Casa Real. Si hace unas semanas era la princesa Leonor la que comenzaba su andadura en la Academia Militar General de Zaragoza, ahora es el turno de que la infanta Sofía ponga rumbo a Gales y vuele en solitario siguiendo los pasos de su hermana. Aunque Sofía vivió con gran pesar la marcha de Leonor a Gales, hoy es su día y comienza su aventura en el extranjero para vivir sus dos últimos cursos escolares.

A través de una serie de imágenes en las que hemos podido ver a la Infanta ataviada con un look 'casual', camisa de cuadros y deportivas, hemos sido testigos de la emotiva despedida de sus padres. No obstante, otro de los presentes en este bonito momento en la vida de la hermana de Leonor ha sido un perro de raza labrador de color oscuro, cuyo nombre ha confirmado Zarzuela a Vanitatis.

La mascota se llama Jan y, aunque en un primer momento podría parecer la perrita que Felipe VI y doña Letizia regalaron a la princesa Leonor por su comunión, se trata de otro miembro de la familia. Uno muy especial y que demuestra el cariño de la Princesa y la Infanta por los animales, puesto que de manera indirecta se ha convertido en protagonista del lado más personal de esta despedida.

Una estampa muy natural y en la que una vez más descubrimos el lado más cercano de la familia real, que nos ha recordado el amor que sienten los Borbón por sus mascotas. Así, a nuestra memoria ha venido la amplia tradición que este tipo de animal tiene en la historia reciente de nuestra monarquía, convirtiéndose incluso en un regalo recurrente que el emérito don Juan Carlos solía tener con sus amigos y allegados.

De hecho, tal era el gusto del emérito por regalar este tipo de mascota como presente que José Luis de Vilallonga contaba en sus memorias que era un regalo envenenado: “Si no lo aceptas porque no quieres perro, es un feo, y si te lo quedas, un engorro”. El escritor y biógrafo autorizado de don Juan Carlos fue el único que le dijo: “No, majestad. Me viene muy mal”.

Es más, estos perros formaban parte del día a día de la monarquía, mucho más allá que como sus mascotas personales. El entonces monarca tuvo en el palacio de la Zarzuela un criadero de la raza golden retriever durante 25 años. Mientras que unas camadas se vendían, otras eran regaladas, como hizo con el que fuera embajador en Naciones Unidas, Inocencio Arias. El diplomático se llevó uno de los perros a Nueva York.

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Pero lo cierto es que los miembros de la familia real se han criado entre mascotas y no es de extrañar el amor de Leonor y Sofía por los perros. En su infancia, Felipe, Elena y Cristina crecieron y convivieron con las mascotas de sus padres. A don Juan Carlos le seguía a todas partes su golden Arky, el pastor alemán con el que no terminaba de llevarse muy bien Bobby, el perro de raza tibetana llamada lhasa apso de la reina Sofía.

Fue precisamente este animal el que, como ha pasado hoy en la fotografía de despedida de la infanta Sofía, se convirtió en protagonista inesperado del encuentro entre los Reyes y Lady Di. Así, en una popular fotografía tomada en el palacio de Marivent, se puede ver a la que fuera mujer de Carlos III con su hijo Harry en brazos, al tiempo que doña Sofía posa junto a la citada mascota.

No es de extrañar entonces, con la gran tradición de la familia Borbón Ortiz por estas mascotas, que Jan se haya convertido hoy en protagonista de la despedida de la infanta Sofía en su nuevo periplo por Gales. Un gesto muy natural, como el selfie tomado por los Reyes y sus hijas en la graduación de Leonor, con el que de nuevo hemos podido atisbar un poco más sobre cómo es la vida de la familia real tras las puertas de Zarzuela.