Un diamante y una ventana: la curiosa tradición de Margarita de Dinamarca que han seguido Felipe y Letizia

Margarita II es una reina de costumbres. Con más de 50 años de reinado a sus espaldas, la soberana tiene una forma de hacer las cosas muy peculiar. Original, creativa y algo estrambótica, la reina danesa ha sido la anfitriona de don Felipe y doña Letizia en su visita de Estado, que arrancaba el pasado lunes, 6 de noviembre. Durante dos días y medio, los Reyes de España han cumplido con una agenda repleta de actos en los que han estado acompañados por los miembros de la familia real danesa, principalmente Margarita y los príncipes herederos, Federico y Mary.

Como es habitual, Margarita II ofreció a don Felipe y doña Letizia que se hospedaran en el palacio de Fredensborg, ubicado a menos de 40 kilómetros de Copenhague, en el noreste de la isla de Selandia. Por supuesto, los Reyes aceptaron la invitación de la soberana danesa, y allí han dormido estas dos noches en el país.

Y ha sido este miércoles por la mañana cuando Margarita los ha despedido oficialmente, no sin antes hacerles cumplir con una tradición que se remonta a siglos atrás y que es de lo más original.

Cada vez que recibe una visita, la reina de Dinamarca hace quitar uno de los cristales de los ventanales de la Sala del Jardín, el Salón del Príncipe o la Sala de la Guardia del palacio de Fredensborg para que sus invitados lo firmen. Al ser un cristal, se necesita algo duro para escribir, de ahí que Margarita ofrezca a reyes o mandatarios un peculiar bolígrafo terminado con un diamante que les permite poner sus nombres o firmas y la fecha de la visita más fácilmente. Después, ese cristal se incorpora a los ventanales de dicho salón, quedando ahí para la historia.

La costumbre se remonta a 1841, cuando Luisa de Hesse-Kassel garabateó la primera firma un año antes de casarse con el futuro rey Christian IX, conocido como 'el suegro de Europa'. Es desde 1916 cuando se lleva un registro de las firmas en las ventanas, que actualmente suman 239. De hecho, si visitas Fredensborg y paseas por las ventanas del Salón del Jardín, el Salón del Príncipe o la Sala de la Guardia, verás algunos nombres tan famosos como el del zar Alejandro III, Winston Churchill, François Mitterrand o Bill Clinton.

Y a partir de este miércoles, los nombres de Felipe y Letizia ya han quedado para siempre grabados en Fredensborg, como ya lo están los de otros royals como por ejemplo Guillermo Alejandro y Máxima de Holanda, quienes visitaron Dinamarca en 2015, o Felipe y Matilde de los belgas, que lo hicieron en 2017. Pero al ser una tradición que se remonta a décadas atrás los hay de más antiguos, como el de don Juan Carlos y doña Sofía en 1980, el de la reina Isabel y el duque de Edimburgo o el de Carlos XVI Gustavo y Silvia de Suecia.

Cena de gala y mucho más

La Casa Real danesa hizo público el programa de la visita de los Reyes a Dinamarca, así pudimos saber que el lunes a mediodía llegaban al aeropuerto de Copenhague-Kastrup don Felipe y doña Letizia. Fueron recibidos por Margarita II, los herederos y la princesa Benedicta. Para su look de llegada a Dinamarca y, pese a que a la salida de España optaba por una original chaqueta verde lima, la reina Letizia elegía un distintivo vestido rojo con abrigo blanco, un look con guiño a la bandera danesa.

Esa misma noche se celebró en el palacio de Christiansborg una cena de gala en la que las mujeres deslumbraron con sus mejores joyas, tiaras y vestidos. Don Felipe y doña Letizia llevaron la Orden del Elefante que les entregó Margarita II. Por su parte, la soberana danesa lució la de Carlos III, mientras que Federico y Mary estrenaron sus bandas de la Orden de Isabel la Católica, concedidas con motivo de esta visita.

Doña Letizia eligió para tal evento un vestido en color azul marino de Felipe Varela y coronó su cabeza con la tiara Flor de Lis para la cena de gala en Dinamarca junto a Margarita II, Federico, Mary y Benedicta. Mary de Dinamarca, por su parte, escogió para esta ocasión el vestido con el que se le hicieron sus fotos oficiales en su 50 cumpleaños. Un vestido plagado de brillo y pedrería que ilumina y favorece a la princesa que, además para esta cena, combinó con una tiara adquirida por ella misma en una subasta. Un aderezo formado por un collar de 47 centímetros convertible en diadema con unos pendientes de 3 centímetros a juego.

El martes, la agenda arrancó con una conferencia sobre empresas a la que acudió don Felipe acompañado por Federico. Ya junto a la Reina y la princesa Mary, realizaron una ofrenda floral en la ciudadela de Copenhague. El programa continuó con una visita al Ayuntamiento de la capital, al que también acudió Margarita II, y una visita a la Universidad. Después, las agendas volvieron a dividirse: doña Letizia y la heredera danesa recorrieron el Mary Elisabeth Hospital, mientras el Rey y el heredero asistieron a un almuerzo de negocios.

La segunda jornada terminó con una cena de devolución ofrecida por los Reyes para agradecer su hospitalidad a la familia real danesa. El acto tuvo lugar en la Gliptoteca y antes del ágape se realizó un recorrido por la exposición 'Joaquín Sorolla: luz en movimiento'. Para el evento, la reina Letizia tuvo un guiño con la moda danesa gracias a su vestido negro de lentejuelas, mientras que Mary Donaldson elegía una falda customizada que ya le conocíamos de varios eventos y que forma parte de la línea Concious de una conocida firma de moda asequible.

El último día de la visita Margarita ha despedido a sus invitados, cumpliendo con la citada tradición de firmar en la ventana. Tras ello, y junto a los herederos, los Reyes han visitado el Centro Danés de Arquitectura y participarán en una mesa redonda sobre desarrollo y planificación urbana sostenible. El viaje se ha cerrado con la tradicional recepción a la colectividad española residente en el país, ofrecida por don Felipe y doña Letizia, y con discurso del monarca.