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Los 40 años de Andrea Casiraghi, el príncipe fiestero al que su tía Charlène salvó del trono
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Los 40 años de Andrea Casiraghi, el príncipe fiestero al que su tía Charlène salvó del trono

El hijo mayor de Carolina de Mónaco cumple este sábado cuatro décadas de vida marcadas, por la muerte prematura de su padre

Foto: Andrea Casiraghi, en una imagen de archivo. (Gtres)
Andrea Casiraghi, en una imagen de archivo. (Gtres)

Durante 31 años, fue el segundo en la línea de sucesión al trono monegasco. Y nueve ocupó la posición de heredero, aunque a juzgar por su currículum, no creemos que le satisfaciera demasiado la situación.

Primero, porque en su más tierna juventud, su fama de fiestero y de bon vivant hizo que pocos vieran a Andrea Casiraghi preparado para ser el soberano, en caso de que su tío, el príncipe Alberto, no tuviera hijos. Segundo, porque la tranquila vida que eligió cuando conoció a su actual mujer está muy alejada de la visibilidad que se le supone a un jefe de Estado. Finalmente, paradojas de la vida, fue su tía, la princesa Charlène, quien lo salvó del trono.

Porque mucho se tienen que torcer las cosas para que Andrea Casiraghi se convierta en príncipe soberano. Tiene por delante en la línea sucesoria a sus primos, Jacques y Gabriella, que nacieron en 2014. Un momento en el que, suponemos, respiró.

Su abuelo, Raniero III, murió sin saber que, nueve años después, su único hijo varón sí le había dado nietos, aunque dos de los cuatro no cuenten para la línea de sucesión al haber nacido de relaciones extramatrimoniales. Los otros dos, los hijos mellizos de Charlène y Alberto de Mónaco, son los salvadores de la libertad de su primo.

placeholder Andrea Casiraghi y el príncipe Alberto, en una imagen de archivo. (Getty)
Andrea Casiraghi y el príncipe Alberto, en una imagen de archivo. (Getty)

Pero, de no haber sido así, hoy estaríamos hablando de un heredero al que durante unos años le gustaron más las fiestas que los asuntos institucionales. Tener que asumir un futuro trono hubiera situado a Andrea Casiraghi físicamente en Mónaco, para familiarizarse con la política, las relaciones internacionales y demás asuntos de palacio. Muy diferente hubiera sido su vida a la que tiene hoy, instalado en Suiza después de varios años en Londres y como padre de tres hijos, viajando a Mónaco en contadas ocasiones durante el año.

Pero aquel 8 de junio de 1894, del que hoy se cumplen 40 años, nació convertido en el segundo en la línea de sucesión al trono, solo por detrás del príncipe Alberto, en el que entonces poco se confiaba para tener una relación estable y tener herederos, algo que no pasó hasta tres décadas después. Aquel 8 de junio, Andrea era el primer hijo de Carolina y Stefano Casirahi.

placeholder Carolina de Mónaco, junto a Alberto y sus tres hijos mayores. (Gtres)
Carolina de Mónaco, junto a Alberto y sus tres hijos mayores. (Gtres)

Llegaron después dos hijos más, Pierre y Carlota. Y tres años después de nacer la pequeña, hoy musa de Chanel, la tragedia: Stefano, su padre, moría en un accidente náutico, dejando viuda a la princesa Carolina y marcando especialmente la vida de Andrea, que fue, a diferencia de sus hermanos, muy consciente de lo que había pasado.

Tras una infancia entre la nostalgia, la tristeza y la familia, llegaron los años más locos del joven, convertido en un príncipe azul deseado por media Europa, especialmente cuando sus imágenes en Ibiza, pareo en cintura y copa en mano, casi verano tras verano, se hicieron virales cuando aun este término no hacía referencia a lo que conocemos hoy en día.

Sonado fue, especialmente, el de 2003, cuando una joven aspirante actriz, María Jurado, se conviertía en un fugaz romance de verano, entre playas, tumbonas y cigarrillos liados y compartidos que les daban muchísima risa. Por lo que sea.

placeholder El príncipe Alberto, con su sobrino, Andrea Casiraghi, en 2015. (Reuters/Eric Gaillard)
El príncipe Alberto, con su sobrino, Andrea Casiraghi, en 2015. (Reuters/Eric Gaillard)

Y claro, hay que acordarse de que ahí seguía siendo el segundo en la línea de sucesión, lo que hacía que muchos, viendo estas imágenes tan alejadas de los protocolos de palacio, se echaran las manos a la cabeza.

El príncipe Alberto contaba entonces con 35 años y tampoco es que le hiciera muchos ascos a las fiestas marítimas. De hecho, incluso hay fotos de una jornada de champán y diversión compartida con sus sobrinos, Andra y Pierre. La pregunta de cuándo se casaría y tendría descendencia era como el elefante en la habitación, puesto que ya contaba con una edad que superaba lo esperado en circuitos reales para formar familia y perpetuar así el linaje.

En 2005 moría el príncipe Raniero, por lo que Alberto asumía el papel de soberano y Andrea se situaba más cerca de un trono que no ambicionaba, aunque sabía que, si la situación seguía igual, no tendría otra.

Pero la angustia no duró mucho. En 2006 comenzaba la relación de Alberto y Charlène, la nadadora sudafricana a la que había conocido seis años antes. La relación saltaba a los medios unos meses después y en julio de 2011 se daban el 'sí quiero'.

Foto: Andrea Casiraghi, en una imagen de archivo. (Getty)

Casi desde el mismo momento, los rumores de crisis han acompañado a la pareja y la sombra de una separación ha llegado incluso a estar en portada de algunos medios europeos. Pero eso, con el nacimiento de Jacques y Gabriella en 2014, desplazándolo así nada menos que dos puestos en la línea de sucesión, no le afectaba a Andrea Casiraghi. Al menos institucionalmente.

Paralelamente, el hijo mayor de Carolina de Mónaco conoció a la que hoy es su esposa, Tatiana Santo Domingo, estableciendo las bases de lo que sería su vida actual. Aunque no dejó de viajar a Ibiza y protagonizar reportajes muy al estilo 'soltero', con pareo incluido cada vez que pisaba las playas mediterráneas o se subía al Pachá, el barco familiar, optó por alejarse aún más de unos focos que, por otra parte, nunca había demandado.

Aunque ni él ni su mujer, con la que se casó en 2013, pudieron evitar que su vida familiar siguiera interesando a la prensa y las fotos con sus tres hijos, con los que se dejan ver en contadas ocasiones y siempre por obligaciones institucionales, sean muy esperadas.

placeholder Charlène de Mónaco, con Jacques y Gabriella, en las celebraciones del Día Nacional. (EFE/Valery Hache)
Charlène de Mónaco, con Jacques y Gabriella, en las celebraciones del Día Nacional. (EFE/Valery Hache)

La pareja se instaló en Londres durante mucho tiempo hasta que, hace algo más de un año, Andrea y Tatiana decidieron instalarse en Suiza. Entre los dos se les calcula una de las grandes fortunas de Europa. Según un dato publicado por Business Insider, la colombiana tiene en la cartera más de 2.000 millones de dólares. Él también heredó mucho dinero de su padre, aunque su fortuna se estima en bastante menos, unos 50 millones.

Pero tampoco es para hacerle ascos. Al menos le da para vivir y dedicarse a lo que sea que se dedique, porque un trabajo como tal no tiene o no se le conoce. Causas filantrópicas, todas las que queramos. Tiene tiempo y dinero, desde luego. Y la tranquilidad de saber que, si todo va sobre lo previsto, no tendrá que asumir funciones institucionales. Puede seguir disfrutando de su vida relajada, su mujer y sus tres hijos. Y sobre todo, su posición, ya lejos del trono.

Durante 31 años, fue el segundo en la línea de sucesión al trono monegasco. Y nueve ocupó la posición de heredero, aunque a juzgar por su currículum, no creemos que le satisfaciera demasiado la situación.

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