La familia imperial japonesa da la bienvenida al 2025 abriendo el joyero: las tiaras de diamantes de Meiji y Akishino
El emperador Nahurito y su esposa, la emperatriz Masako, han sido los anfitriones a la los distintos representantes del Gobierno y de la diplomacia
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Para dar la bienvenida al nuevo año, la familia imperial japonesa ofreció una recepción en el Palacio Imperial, ubicado en Tokio. Acudieron una representación del gobierno de Shigeru Ishiba, primer ministro; del poder judicial y del cuerpo diplomático. Además del emperador Nahurito y su esposa, la emperatriz Masako, también estuvieron acompañados por el príncipe heredero Akishino, junto a su mujer, la princesa Kiko, y su hija, la princesa Kako.
La sala de los Pinos del Palacio abrió sus puertas para recibir a la comitiva imperial. “Me complace verdaderamente celebrar juntos el nuevo año”, expresó el emperador. Él vistió una túnica de cola de golondrina con varias medallas, como la Gran Orden de los Crisantemos, la distinción más alta de Japón.
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Por otro lado, las mujeres vistieron túnicas blancas que conjuntaron con varias piezas del joyero imperial. Por un lado, la emperatriz Masako escogió la tiara de pergamino Meiji, con estrellas de diamantes en la parte superior y colgante también de diamantes.
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Junto a ella, la princesa heredera Kiko optó por la tiara de Akishino junto con el collar con formas geométricas también compuesto por diamantes. A su lado, se encontraba la princesa Aiko, que volvió a escoger la tiara que perteneció a la princesa Sayako, la cual recibió al cumplir 20 años. Su tía paterna abandonó su título para poder casarse con un plebeyo, un trabajador de la administración pública. Fue entonces cuando la joven recibió por su mayoría de edad dicha pieza, elaborada con motivos florales.
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En la recepción también se encontraba la princesa Kako, que escogió la tiara que lleva su nombre. También realizada en diamantes entrelazados representando formas florales. Además de esta joya, también selecciono el collar con la misma forma que la diadema y unos pendientes redondos.
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Al día siguiente, la familia imperial japonesa se trasladó a la ciudad de Chiyoda. Todos sus miembros salieron a saludar desde el balcón del Palacio Chowaden, en donde se congregaron más de 60.000 personas, según informó la Agencia de la Casa Imperial. Las grandes ausencias de la jornada fueron las familias Mikasa y Takamado, las cuales no asistieron debido al reciente fallecimiento de la princesa Yuriko. Fue el pasado mes de noviembre cuando se celebró su funeral, al cual acudieron nueve mil personas. Sin embargo, la gran reaparición fue la de la emperatriz Michiko, que todavía se encuentra en plena recuperación de una fractura en el fémur derecho desde el otoño pasado.
Para dar la bienvenida al nuevo año, la familia imperial japonesa ofreció una recepción en el Palacio Imperial, ubicado en Tokio. Acudieron una representación del gobierno de Shigeru Ishiba, primer ministro; del poder judicial y del cuerpo diplomático. Además del emperador Nahurito y su esposa, la emperatriz Masako, también estuvieron acompañados por el príncipe heredero Akishino, junto a su mujer, la princesa Kiko, y su hija, la princesa Kako.