Muere el padre del presidente de Argentina: su complicada relación con Mauricio Macri

Franco Macri, el padre del presidente argentino Mauricio Macri, ha fallecido este sábado 3 de marzo a los 88 años en su casa de Buenos Aires. Detrás de su pérdida deja una complicada relación con su hijo, quien no dudó en detallarla en una extensa entrevista concedida el pasado mes de noviembre en el diario 'La Nación'.

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Siendo uno de los empresarios más poderosos del país, al frente del Grupo Macri-Socma, enfocado a la obra pública y concesiones de servicio, Franco Macri no sólo demostró su fuerte personalidad en los negocios, sino también en su vida familiar y en su relación con su hijo.

"Él fue el mayor conflicto al que me tuve que enfrentar", confesaba el actual presidente de Argentina en aquella entrevista donde además calificó a su progenitor como una persona muy "demandante".

El empresario trató de hacer que su hijo se esforzara de una forma que este, ya adulto, ha desaprobado en público: "Para él, un día soy el mejor del mundo y, otro día, no", comentó a 'La Nación'.
La historia de su distanciamiento se remonta a la infancia del político, un periodo de su vida en el que sentía profunda admiración por su padre. Pero este no se lo puso fácil: "Fue mi gran maestro y tenía una admiración absoluta. De chiquito me empezó a llevar a las obras cuando yo tenía 4 o 5 años, los sábados a la mañana. En esa época me divertía. Después ya empezó a ponerse más denso porque a los 12 años me llevaba de viaje a reuniones eternas donde yo no entendía nada. Yo le decía: ‘Papá, quiero jugar al fútbol, no entiendo nada de esto’; y él me respondía: ‘Algo te va a quedar’".

Mauricio Macri reconoció que su padre siempre fue consecuente con su manera de vivir y de actuar y con los valores que predicaba basados en el esfuerzo y el trabajo, pero la rivalidad entre ambos no tardó en llegar cuando el actual presidente de Argentina entró a trabajar en la firma familiar: "Se me hizo insoportable, muy duro, porque mi mentor, mi profesor y mi padre de pronto boicoteaba mi trabajo y eso me enloquecía. Se transformó casi en un enemigo de lo que yo hacía y, encima, dolía porque era alguien cercano".

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Lejos de aliviar tensiones, en el año 2010 Franco Macri llegó a acusar a su hijo en público de robarle una de sus empresas, SOCMA. Mauricio Macri jamás pudo olvidar aquel hecho: "Duele que mi padre haya tomado una posición pública innecesaria, podría haberse ahorrado esos comentarios", declaró por aquel entonces, para además dejar claro que existía otro factor en sus vidas que también contribuía a que su distanciamiento se agudizara: "Nunca estuvo de acuerdo con que me dedique a la política. Él tiene sus propias visiones de la realidad, no coincide con las mías. Trato de hablar con él de cosas que no tengan que ver con la política, porque ahí no puedo ponerme de acuerdo ni diez segundos”.

Mauricio Macri siempre quiso dejar de ser 'el hijo de' para labrarse un nombre por sí mismo. Lo consiguió, apartándose del clan familiar y labrando su camino hacia la Casa Rosada, primero como diputado y luego como alcalde de Buenos Aires, en unos años en que su padre mantenía una estrecha relación con los Kirchner.
Cuando Mauricio Macri logró alcanzar la presidencia, su padre mostró, después de mucho tiempo, un reconocimiento hacia su hijo: "Supe entonces que debía dejar atrás cualquier fricción con Mauricio y darle mi completo apoyo. Me dirigí al búnker de 'Cambiemos' para estrecharlo en mis brazos”, confesó Franco Macri en el año 2016, a través de una carta que hizo pública.

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Parecía que aquel paso serviría para un acercamiento definitivo: “Al día siguiente, mi hijo, visiblemente emocionado, dijo: ‘En algún lugar, uno siempre espera la aprobación de sus padres. El abrazo que me dio ayer, cero palabras, con los ojos vidriosos... ya está”.
Pero Franco Macri no se ha podido ir del todo en paz con su hijo. En los últimos tiempo se vio involucrado en un complicado proceso judicial por una presunta red de corrupción y sobornos durante el Kichnarismo, un hecho que de nuevo volvió a distanciar a padre e hijo, dada la posición política de este último.