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Desnudos a los 14 y una madre alcohólica: Brooke Shields, 55 años de luces y sombras
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cumple medio siglo este domingo

Desnudos a los 14 y una madre alcohólica: Brooke Shields, 55 años de luces y sombras

Repasamos la vida de la actriz que enamoró a toda una generación gracias a su participación en la polémica e icónica 'El lago azul'

Foto: La actriz, durante el estreno de 'The Tourist'. (EFE)
La actriz, durante el estreno de 'The Tourist'. (EFE)

Puede que para un 'centennial' el nombre de Brooke Shields no signifique nada en absoluto. Pero hubo un tiempo, en un Hollywood que se debatía entre el poder de los autores (de Scorsese a Coppola) y la comercialidad (de 'Star Wars' a 'Superman'), en el que ella fue la adolescente ídolo de masas. En una época menos políticamente correcta que la de ahora, Shields encarnó a una adolescente virginal (y semidesnuda) en la icónica 'El lago azul' (1980) y el mundo entero se enamoró de ella.

Tenía 14 años y una gama de posibilidades por delante que incluyó, nada más estrenarse la cinta, provocativos anuncios de pantalones para Calvin Klein. Cualquiera que los viese en 2020 (una de las frases que pronunciaba la actriz era "¿Quieres saber lo que hay entre mis pantalones CK y yo?") se habría llevado las manos a la cabeza. Pero, como decimos, eran otros tiempos, unos en los que la actriz sufría lo indecible sin que nadie se percatase de ello.

El problema principal de la adolescente estaba en casa. La madre de Brooke era alcohólica, y aunque ella misma confesó hace años a 'XL Semanal' que no era una maltratadora, aquello la marcó. La vía de escape a ese infierno no fue la más normal para una chica tan joven: salidas y entradas al Studio 54, la discoteca neoyorquina que acogía en su pista a gente tan dispar como Andy Warhol o John Travolta. Cuando no estaba allí, la joven Brooke buscaba a su madre por los bares de medio Manhattan. Tal y como reveló en su autobiografía, las únicas veces en las que estuvo tranquila fueron aquellas en las que su progenitora la acompañaba al set de rodaje. A los ojos del mundo, sin embargo, su madre era la típica explotadora infantil que ganaba dinero a costa del talento de su hija.

placeholder Foto publicitaria de 'El lago azul'. (CP)
Foto publicitaria de 'El lago azul'. (CP)

Parte de verdad había en ese pensamiento. Teri Shields (que también había intentado ser actriz, pero sin éxito) había creado Brooke Shields and Co. Incorporated, una compañía que explotaba el nombre de la joven y que no le trajo más que desgracias. Los ejecutivos de Hollywood se cansaron de tratar con la señora todos los papeles o las apariciones de su hija, que a principios de los 80 vivió un bajón considerable en su carrera. Según la actriz, fue su romance con el tenista Andre Agassi el que le ayudó a librarse del yugo materno. "Y lo hizo por amor. Los demás hombres de mi vida lo intentaron por pura conveniencia personal", explicó ella. Su madre, que acabó con alzhéimer en una residencia, jamás le perdonó el alejamiento, aunque ella la cuidó hasta que murió en 2012.

Si Randal Kleiser, director de 'Grease', fue el que impulsó su carrera cinematográfica (era el director de 'El lago azul'), aquella obra relanzó su carrera cuando la representó en el teatro en los 90. Encarnando a la Sandy del musical más popular recuperó sus metas y sus deseos profesionales. También se casó con Agassi y dejó atrás un sinfín de romances que (otra relación curiosa con 'Grease') incluían al mimísimo John Travolta. También a Dean Cain, con el que perdió la virginidad, o a George Michael, del que ignoró que fuese gay. "Yo sencillamente me decía que era muy respetuoso conmigo y con mi virginidad", concluía ella.

placeholder Brooke Shields y Andre Agassi, en los años 90. (CP)
Brooke Shields y Andre Agassi, en los años 90. (CP)

El matrimonio con Agassi no duró demasiado, pero sí lo ha hecho su relación con el guionista y productor de televisión Chris Henchy. Se casaron en 2001 y ella pudo ser madre de dos hijas tras varios intentos fallidos. Pero no todo fue un camino de rosas. La actriz narró en 2005 que había sufrido depresión posparto tras tener a las niñas, algo que conllevó psiquiatras, fármacos y una agria polémica en los medios con Tom Cruise, que defendió la ausencia de fármacos para combatir los problemas mentales. Lo hizo mientras promocionaba 'La guerra de los mundos' y saltaba como un poseso en el sofá del programa de Oprah, lo cual convirtió a Brooke en la ganadora de la 'batalla'.

Por esa época también hubo cambios de peso y una reivindicación de su figura pública que es fácil compartir. Cualquiera que haya visto a Brooke Shields en 'Freeway', una revisión del cuento de Caperucita en clave humor negro y protagonizada por Reese Witherspoon, coincidirá en considerarla una buena actriz. Su personaje, el de una mujer rica al borde de la histeria, obsesionada por su aspecto físico y por guardar las apariencias, contrasta con la naturalidad de una Brooke Shields que nunca ha querido ocultar sus demonios personales. Hacerlo la ha liberado y la ha convertido en un símbolo de naturalidad en el Hollywood de las mentiras y la hipocresía.

Puede que para un 'centennial' el nombre de Brooke Shields no signifique nada en absoluto. Pero hubo un tiempo, en un Hollywood que se debatía entre el poder de los autores (de Scorsese a Coppola) y la comercialidad (de 'Star Wars' a 'Superman'), en el que ella fue la adolescente ídolo de masas. En una época menos políticamente correcta que la de ahora, Shields encarnó a una adolescente virginal (y semidesnuda) en la icónica 'El lago azul' (1980) y el mundo entero se enamoró de ella.

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