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Figúrate ser Figo
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UN HOMBRE DE ÉXITO SIN MIEDO AL QUÉ DIRÁN

Figúrate ser Figo

Yo me lo figuro de mí y me asusto. Y casi que estoy a punto de darle gracias a Dios por procurarme semejante mediocridad en el trato de la pelota

Foto: Luis Figo. (Reuters)
Luis Figo. (Reuters)

Figúrate ser Figo. Nacer con el don de dominar balón ajeno y cuerpo propio con suficiente precisión desde pequeño como para firmar tu primer contrato profesional con trece años. Firmado además cuando el mercado de explotación infantil que me empieza a parecer hoy el fútbol no estaba tan organizado.

Figúrate ser el más pequeño y el mejor del equipo de tus sueños, el Sporting de Lisboa, durante casi diez años. Figúrate que te reclama nada menos que Johan Cruyff para un Barcelona de ensueño y los cinco años que pasas allí, ídolo de la afición, ganas casi la mitad de los títulos que juegas.

Figúrate que, con la decadencia de tu equipo, el rival de toda la vida decide hacer el pago más alto de la historia por un jugador y que resulta que eres tú con 28 años. Le echas lo que hay que echarle (tinta a la pluma, no había otra) y firmas, dejando a las dos aficiones igual de absortas, aunque a una posiblemente un pelín más enfadada que a la otra a juzgar por algunos comentarios y comportamientos, digamos, sueltos.

Foto: Luis Figo. (Cordon Press)

Figúrate que te dan el balón de oro, juegas y te haces amigo de Zidane, Ronaldo, Roberto Carlos o David Beckham. Juegas con ellos al futbol, al golf, a las cartas y a ver quién alcanza más decibelios y tonos más agudos de las adolescentes a las puertas de hoteles o en las gradas. Y juegas también a ver quién vende más camisetas, le cobra más a Adidas y anuncia la colonia más cara.

placeholder Roberto Carlos y Luis Figo en una rueda de prensa. (EFE)
Roberto Carlos y Luis Figo en una rueda de prensa. (EFE)

Ganas ligas, Champions y todo lo que te ponen por delante mientras además eres el referente de tu selección durante toda tu carrera deportiva. Te nombran Jugador Mundial Fifa, y dos mil distinciones individuales más mientras sales siempre como el jugador más valorado por los profesionales, que son los que de verdad saben de lo tuyo.

Yo me lo figuro de mí y me asusto. Y casi que estoy a punto de darle gracias a Dios por procurarme semejante mediocridad en el trato de la pelota. No me refiero a lo que parece que estoy siendo ahora, que también. Me refiero a que salgo medio Figo y tendría que haberme comprado un remolque a los veinte años para poder transportar mi propio ego.

Me hubiera arruinado varias veces en lo económico y en lo personal entregado a su alimento insaciable y su mantenimiento geométricamente costoso con el paso del tiempo. O en el ¿mejor? de los casos hubiera sucumbido a los deseos superfluos de las despampanantes especialistas en compensarse el tiempo que dedican a los futbolistas menos ordenados y que han mantenido calles enteras de moda en Madrid, zonas vips de discotecas, distribuidoras de champagne caro y hasta camellos de dos patas y largas manos.

placeholder Luis Figo durante el Abierto de España de golf en el Club de Campo Villa de Madrid. (EFE)
Luis Figo durante el Abierto de España de golf en el Club de Campo Villa de Madrid. (EFE)

Hubiera sido carne de cañón, de mujer cañón que decían en la época de mi padre, con cien cañones por banda y viento en popa a toda tela. Arrastraría a estas alturas la ruina de mi mala cabeza por televisiones regionales, revistas de poca monta, restaurantes de barrio y casas de mujeres poco vistosas que me confundieran con otro famoso venido a un poco menos para forzar una tarifa con descuento.

Me figuro la cabeza que hay que tener para salir airoso del éxito a juzgar por los miles de casos que ofrece el deporte, la música y en general toda actividad que procure pronto dinero y fama.

Me figuro el criterio y la personalidad que hay que tener para evitar caer en las redes de buitres profesionales que siempre rodean la riqueza, sobre todo la que parece tan fácilmente ganada.

Me figuro la integridad personal, natural y heredada de la educación que solo pueden procurarte tus padres, que necesitas atesorar para trazar una trayectoria profesional más allá de correr por la banda y una trayectoria personal más allá de dar bandazos.

Me figuro la generosidad innata que te hace falta para sacrificar dinero, tiempo y esfuerzos para, además de profesión y negocios, mantener una fundación dedicada a la ayuda de niños en situaciones conflictivas y que resulte realmente efectiva y útil para la vida de tantos.

placeholder Luis Figo y su mujer, Helen Svedin. (EFE)
Luis Figo y su mujer, Helen Svedin. (EFE)

Y no me figuro, que acredito, que soy uno de sus tres millones de seguidores, la personalidad que hay que tener para, en estos tiempos de buenismo profesional, decir claro lo que piensas aunque quedes tan expuesto al paredón que hoy es Twitter.

Sin necesidad ninguna de exponer tus pensamientos para que sean vapuleados con la misma proporción de saña que de demagogia, este señor, empresario de éxito, embajador de la Fifa y padre de tres hijas, le dice al mundo lo que piensa. Sin filtros, sin miedos y, sin que sirva de precedente que sigue jugando de vez en cuando, sin regates.

Y aunque lo que dice lo piensan muchos, no debe resultar agradable escuchar los insultos de los pocos que protestan cuando les expones a la evidencia de sus miserias.

placeholder Luis Figo durante la celebración del 43 Congreso Ordinario de la UEFA, en Roma. (EFE)
Luis Figo durante la celebración del 43 Congreso Ordinario de la UEFA, en Roma. (EFE)

Además la sencillez y la humildad que se le descubre en el trato corto, en una mesa de amigos, en compartir su bodega, en verle tratar a los niños, en soportar aficionados, en el interés por los otros, en su curiosidad permanente y respetuosa con todo el mundo, sean social o profesionalmente lo que sean, la paciencia de aguantar a Tarín en sus partidas de golf y un largo etcétera de comportamientos ejemplares rematan la foto por la que uno se recrea a veces figurándose ser un poco Figo.

Por todo eso y, como no creo que él lea esto, por la mujer que conquistó y con la que formó su familia y que, como dijo Ronaldo en una entrevista, a mí también me hubiera convertido en el hombre más casero del mundo, me figuro un poco Figo y me doy la enhorabuena.

Figúrate ser Figo. Nacer con el don de dominar balón ajeno y cuerpo propio con suficiente precisión desde pequeño como para firmar tu primer contrato profesional con trece años. Firmado además cuando el mercado de explotación infantil que me empieza a parecer hoy el fútbol no estaba tan organizado.

Luis Figo
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