Kobe Bryant, un año después: lluvia de juicios, una herencia de 600 millones y una suegra en pie de guerra

No parece que fue ayer, sino que fue hace muchísimo tiempo. Sin embargo, solo ha pasado 1 año desde que la estrella del baloncesto Kobe Bryant murió en un accidente de helicóptero. En ese fatídico 2020, su tragedia (y la de otras ocho personas que viajaban con él, incluida su hija Gianna) se vio luego barrida por tantas otras desde que comenzó el covid-19. De hecho, fue el último gran luto conjunto, la última muerte reverenciada como se merecía (quizá hasta el fallecimiento de Maradona a finales de noviembre) en una pandemia que ha normalizado terriblemente el deceso.

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Tal vez sea por eso por lo que las celebraciones se mantendrán con un perfil bajo: su viuda, Vanessa Bryant, ha pedido a los medios que se centren en la vida y no en la muerte de la leyenda de la NBA, mientras que su equipo, Los Ángeles Lakers, ha renunciado a cualquier tipo de homenaje en este primer aniversario de la desaparición de quien llamaban Mamba Negra, por considerar que la herida sigue demasiado abierta.

Pero en este año cauterizado por el coronavirus, el dolor de la familia y amigos, el entuerto legal y la vida misma, también con sus cosas buenas, han seguido su curso.

El dolor de la ausencia

Su viuda ha limitado su exposición a las redes sociales. En este tiempo la hemos visto llorar, reflexionar, recordar y, en algunos momentos, también reír o celebrar. “Déjenme ser honesta. El luto es un cúmulo de emociones. Un día estás en el momento de reírte y otro no quieres estar viva”, escribió en su Instagram recientemente. “Quiero decirle algo a la gente que está lidiando con el luto y con una pérdida que te rompe el corazón: encuentra tu razón para vivir. Sé que es duro. Yo miro a mis hijas e intento superar ese sentimiento por ellas. La muerte está garantizada, pero vivir el resto del día no. Encuentra tu razón”, añadió.

Este inspirador mensaje viene a colación porque en los últimos dos meses Vanessa ha tenido que empezar a sonreír a la fuerza para que las fechas importantes no se le vinieran encima: su hija Bianka Bella cumplió 4 años el 5 de diciembre, luego llegaron las Navidades (en la que se hicieronuna foto las tres niñas y ella sonrientes en sobrio blanco y negro) y el 19 de enero su primogénita, Natalia Diamante, alcanzó la mayoría de edad. Ha sido aceptada en la Universidad de Southern California y en casi todos los mensajes de amor maternal, acaba mentando a Kobe, claro. #GirlsDad era el hashtag que ponía en esta última celebración. Y lo cierto es que la ya no tan pequeña Natalia es calcada a su padre.

Muchos frentes abiertos

Pero mientras los sentimientos necesitan tiempo, las causas legales han sido inmisericordes y hay ahora mismo cinco juicios abiertos, tal como indicó el ‘USA Today’ en un completo reportaje la semana pasada: uno, de la familia Bryant contra la compañía Island Express (dueña del helicóptero siniestrado) por considerar que el piloto Ara Zobayan, también fallecido en el accidente, actúo negligentemente al realizar el vuelo en condiciones de escasa visibilidad. Las familias de los otros pasajeros del helicóptero (los Altobelli, los Chester y los Mauser) también se han sumado a la causa. A su vez, Island Express echa balones fuera y ha denunciado a dos controladores aéreos. Y Vanessa Bryant ha abierto otra causa contra la oficina del sheriff del condado de Los Ángeles por invasión de la intimidad, al haber filtrado fotos sensibles del lugar del accidente. Uno de los que tomó las fotos, por su parte, contraatacó denunciando también a la oficina del sheriff por requisar su teléfono móvil con métodos poco ortodoxos.

Ninguno de estos casos está cerrado, como tampoco lo está el más inesperado de todos: la madre de Vanessa Bryant, Sofía Urbieta Lane, ha denunciado a su hija por dejarla fuera de la herencia del baloncestista. Según ella, Kobe Bryant le había prometido de palabra cuidar de ella financieramente de por vida, un coche y una casa. Vanessa, presuntamente, le retiró esos derechos. Por alusiones, la viuda de Bryant contestó en las redes: “Mi madre sigue intentando y encontrando maneras de exprimir financieramente a nuestra familia”, y describió esta situación como “frívola, vergonzosa e inimaginablemente hiriente”. Al lado de esta cuestión sobre la herencia (valorada por ‘Forbes’ en la desorbitante suma de 600 millones de dólares), menos conflictiva parece la ligera enmienda que Vanessa Bryant tuvo que solicitar en el testamento de su marido, pues no incluía a su cuarta hija, Capri Kobe, que apenas tenía un año cuando quedó huérfana de padre.

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Entre tanta cuestión legal, al menos queda una nota luminosa por recordar. De todo el legado de Kobe Bryant, quedaba una cuestión con mucho corazón: la publicación póstuma de una de las novelas juveniles en las que el deportista participaba como creador: la segunda parte de la ‘Serie Wizenard’ (editada en España por Roca Editorial), sobre un jugador de baloncesto al que le cuesta salir del banquillo. Un éxito de ventas literario y sentimental que alcanzó el número 1 en ventas en la lista del ‘New York Times’, agrandó la leyenda de su creador y echó unos miles de dólares más a su controvertida herencia.