"Cuando Raffaella quiso tener hijos ya fue tarde": habla la hija de su primer gran amor
Barbara, hija de Boncompagni, ha hablado con enorme cariño en 'Il Corriere della Sera' de los años que compartió con la emblemática cantante y presentadora italiana
La conmoción por la muerte de Raffaella Carrà ayer lunes, 5 de julio, ha sido enorme en Italia, donde los principales medios de comunicación siguen dedicándole espacios de honor a la intérprete de 'Rumore', no en vano fue durante décadas una estrella de una magnitud superlativa.
Muy discreta siempre con su vida personal, la artista italiana no fue mujer de muchos amores, pero hubo dos hombres que la marcaron especialmente. El primero, el autor Gianni Boncompagni, que tenía 36 años y ella 25 cuando se enamoraron, estaba divorciado y tenía tres hijas, Claudia, Paola y Barbara. Estuvieron juntos durante una década. Después llegaría a su vida el coreógrafo Sergio Japino. Ambos, por cierto, ocuparon un importante lugar en su vida incluso después de su ruptura, lo que evidencia la calidad humana de la estrella italiana.
Precisamente ha sido Barbara Boncompagni, la hija menor del primero, quien ha concedido una emotiva y reveladora entrevista en 'Il Corriere della Sera', en la que da su lugar en su corazón a la intérprete de 'Fiesta', a quien siempre guardó un enorme cariño, como ya había evidenciado en declaraciones anteriores ante esta inesperada muerte que ha causado conmoción en numerosos países del mundo, no solo en Italia y en España, sino también en Hispanoamérica, donde era también reverenciada.
"La recuerdo como Mary Poppins, como un ciclón dentro de casa", asegura, con una bonita metáfora sobre la personalidad de Carrà, quien supo ganarse el cariño de la audiencia por la enorme humanidad y empatía que rezumaba.
"Papá era un hombre que vivía con tres hijas, así que imagínate el estado en el que se encontró la casa cuando se vino a vivir con nosotros. Yo era la pequeña y para todos nosotros fue como una madre", recuerda con nostalgia. "Tenía, además, una cosa en común con nosotras. A nosotras nos había abandonado nuestra madre, a ella su padre", cuenta.
Un gran sacrificio
La relación de Raffaella con su 'hijastra' fue excepcional y, de alguna manera, se convirtió en mentora de Barbara, como ella misma admite: "Tenía una gran complicidad conmigo especialmente, que continuo con mi camino en el mundo del espectáculo. Para mí, fue una maestra".
De hecho, fue clave que viera cómo trabajaba Carrà y lo exigente que era consigo misma: "Desde pequeña me llevó con ella de gira, así que pude ver cómo se preparaba. Estaba dotada de una enorme seriedad, pero también de una gran ligereza, de tal forma que no hacía que sus decisiones pesasen. Hay que tener en cuenta que Raffaella se dedicó por completo a su carrera y sacrificó gran parte de su vida privada a su talento. El trabajo fue fundamental en su camino existencial".
De hecho, tanto se centró en su trabajo que dejó aparcado uno de sus deseos que finalmente no pudo hacer realidad, según desvela Barbara: "Sacrificó su posibilidad de ser madre. No tuvo hijos porque cuando era muy joven decía que un niño no se podía meter en una maleta y llevarlo contigo de un lugar a otro, no tenía sentido. Cuando alrededor de los 40 años se sentía más madura y dispuesta a aceptar la maternidad, la naturaleza dijo 'no'. Le dijo 'cariño, tú no decides, decido yo'. Y Raffaella aceptó esta situación, no se dejó llevar por la furia. Dejó que el destino decidiera por ella".
Raffaella, sin embargo, disfrutó mucho de los hijos ajenos: "Estaba muy contenta por el hecho de que yo tuviera hijos. Cuando iba a cenar a su casa de Argentario, siempre me decía 'tráete a tus joyas' (en alusión a sus hijos)".
Una de las claves para entender la personalidad de la presentadora de 'Hola, Raffaella' era cómo afrontaba la popularidad y, sobre todo, cómo gestionaba su vida privada, lo que explica también que su enfermedad se mantuviera alejada del escrutinio público y, por lo tanto, la noticia de su muerte, por lo inesperada, haya sido un shock mayor: "¡Era muy reservada! Era muy consciente de que era muy popular y no le gustaba demasiado aparecer en lugares públicos. Decía que si iba a restaurantes o a ciertos eventos. la gente la iba a reconocer, la iba a parar y, con razón, le iba a pedir hacerse fotos con ella o un autógrafo. Prefería quedarse en la sombra cuando no tenía que exponerse por cuestiones de trabajo. No le gustaba ser una diva en el escenario".
Y respecto al último recuerdo que tiene sobre ella, mantiene que "se fue como una señora, como lo que fue. En estricto silencio. No me la puedo imaginar vieja y enferma. Raffaella ha dejado una imagen absolutamente perfecta de sí misma. Si aún pudiera decirle algo, sería 'cuánto te quiero".
La conmoción por la muerte de Raffaella Carrà ayer lunes, 5 de julio, ha sido enorme en Italia, donde los principales medios de comunicación siguen dedicándole espacios de honor a la intérprete de 'Rumore', no en vano fue durante décadas una estrella de una magnitud superlativa.