Manual de instrucciones: así es como la sauna te puede salvar la vida
Si quieres vivir más años y aparentar menos, te va a tocar aguantar un poco de calor. La ciencia ha descubierto que el esfuerzo vale la pena
Por lo visto, los hombres de mediana edad que frecuentan la sauna una vez a la semana y permanecen en ella un mínimo de 20 minutos reducen a la mitad el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Lo proclama un estudio de la Universidad de Kuopio, en Finlandia, dirigido por el doctor Jari Laukkanen que se publicó hace dos años en el 'Journal of the American Medical Association Internal Medicine'. Pero no es ni mucho menos el único beneficio del vapor. Así que quizá haya llegado el momento de incorporar esta costumbre a nuestras vidas.
El invento del baño de calor se atribuye a los finlandeses, de hecho, la palabra sauna procede del finés y ellos la han convertido en su estandarte nacional. De todas formas, las saunas están presentes en casi todas las civilizaciones, desde los romanos hasta los aztecas. Así que si de algo podemos estar seguros, es de que no se trata de una moda pasajera. Los beneficios que aporta a la salud están más que probados, por lo que vale la pena incluirla en la rutina semanal, incluso en verano, para disfrutar de sus efectos. Para notarlos, se debería llevar a cabo dos o tres veces a la semana. Nunca se han de sobrepasar las tres semanales y tampoco las dos diarias.
Modo de empleo
Antes de entrar, deberás ducharte con agua templada. Una vez en la sauna, permanece, entre 10 y 15 minutos y entonces sal para darte una ducha fría. Puedes volver a entrar y permanecer otros diez minutos para después ducharte de nuevo con el agua fría. Puedes dar por finalizada aquí tu sesión o añadir otra, de unos cinco minutos. Para la última ducha, emplea un guante de crin, para exfoliar. Ten en cuenta que es importante hidratarse con agua, zumos, bebidas isotónicas o infusiones debido a la pérdida de líquidos que supone la sauna.
Tratamiento de belleza
La piel se beneficia y mucho de una sesión de calor. Los poros se abren y se eliminan las impurezas, por lo que funciona muy bien cuando se padece acné o se tiene tendencia a tener la piel grasa. También se recomienda para las personas que padecen soriasis. Con la sauna se elimina el alcohol, la nicotina y el sodio, así como los metales pesados que tenemos en el cuerpo (en especial el mercurio). De este modo, se facilita la renovación de la piel, por lo que esta queda más tersa y suave. Al salir de la sauna, se recomienda utilizar una buena hidratante para la cara y para el cuerpo y así alargar aún más sus beneficios.
Adiós celulitis
Se ha hablado en muchas ocasiones del poder adelgazante de la sauna. Se ha de tener en cuenta que lo que se pierde, básicamente, es agua, por lo que realmente no estás adelgazando. Es un complemento muy adecuado si además se hace régimen. Sin embargo, es muy adecuada en la guerra contra la celulitis. Por una parte, acelera la función diurética, por lo que te libras de la retención de líquidos que es la causante, en muchos casos, de las adiposidades. Y, por otra, acelera la circulación, por lo que es de gran ayuda para librarse de la odiosa piel de naranja. Para maximizar los resultados, se recomienda emplear una crema anticelulítica a la salida.
Entrena para una maratón
La sauna puede convertirse en un entrenador que en vez de chillarte para que realices una dominada más, te relaja. Lo consigue porque su uso continuado mejora la capacidad aeróbica. Por una parte, al aumentar el riego sanguíneo, consigue que la frecuencia cardiaca baje durante el entrenamiento. Además aumenta la biogénesis mitocondrial, que en cristiano significa que dispondrás de más energía. Y, por último, ayuda a que quemes la grasa como energía, por lo que el cansancio tardará más en aparecer. Si quieres emplearla con finalidades deportivas, lo mejor es que acabes tus entrenamientos en la sauna. Según un estudio de la Universidad de Nueva Zelanda, dos sesiones semanales de 30 minutos en tres semanas mejoran en un 32% el tiempo de carrera, amén de reducir considerablemente la sensación de fatiga.
Gana músculo
Para conseguir un cuerpo fibrado se ha de combinar el entrenamiento de fuerza (con pesas en la mayoría de los casos) con una alimentación rica en proteínas. La sauna puede darle el espaldarazo final al crecimiento muscular. Un estudio realizado por la Universidad de Helsinki (Finlandia) concluyó que acudir a la sauna podía aumentar la hormona del crecimiento muscular entre un 140% y un 1600%. La mejor forma de conseguirlo era acudir a la sauna después de haber sudado la camiseta en la sala de máquinas.
Líbrate de constipados
Las altas temperaturas finiquitan cualquier bacteria, por lo que las saunas eran los lugares más esterilizados de la antigüedad. De hecho, las mujeres finlandesas y rusas muchas veces daban a luz en la sauna. Lo mejor de todo es que no solo acaba con las bacterias que están fuera, sino que también pueden aniquilar las que llevas puestas. En caso de que, por ejemplo, se esté incubando un constipado, la sauna puede ser de gran ayuda para superarlo. En general, está comprobado que combate infecciones leves sin necesidad de tomar medicamentos. También se muestra muy efectiva para combatir dolencias respiratorias.
Alcanza el equilibrio
La sauna es eficaz combatiendo el estrés y la ansiedad y además favorece la conciliación del sueño. Esto ha hecho que algunas dolencias psicológicas se estén tratando con saunas portátiles. El aumento de la circulación acompañado del estado de relajación que produce el calor parecen ser las claves que sirven para sosegar la mente. Recientes estudios demuestran, también, que puede llegar a mejorar la capacidad mental. Y aún hay más, la sauna, según un estudio realizado durante 20 años en la Universidad de Kuopio (Finlandia) es eficaz combatiendo demencias, en especial el alzhéimer. El uso continuado disminuía hasta en un 66% la posibilidad de padecerlo.
No calientes motores si…
La sauna también está recomendada para niños y adultos sanos, sin embargo, hay algunas personas que deberán apartarse de su calor. Son los que han padecido problemas cardiovasculares graves (como angina de pecho o infarto) e, incluso, aquellos que estén aquejados de varices severas. Los que tengan glaucoma e hipertiroidismo tampoco deberían acudir a la sauna.
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Por lo visto, los hombres de mediana edad que frecuentan la sauna una vez a la semana y permanecen en ella un mínimo de 20 minutos reducen a la mitad el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Lo proclama un estudio de la Universidad de Kuopio, en Finlandia, dirigido por el doctor Jari Laukkanen que se publicó hace dos años en el 'Journal of the American Medical Association Internal Medicine'. Pero no es ni mucho menos el único beneficio del vapor. Así que quizá haya llegado el momento de incorporar esta costumbre a nuestras vidas.