La ducha perfecta: 7 claves para que sea tu momento preferido del día
¿Cuánto tiempo te pasas debajo de la alcachofa de la ducha? Si superas los 10 minutos estás haciendo algo mal, pero esta no es la única curiosidad de este placentero lujo diario
La limpieza (en este caso) corporal es el primer gesto de belleza. Es tan necesaria por tu propia salud como por una integración socialmente aceptada por el resto de tus iguales. Sabemos que dominas la materia (obvio), pero hemos preguntado a los expertos para que compruebes si la desarrollas de forma óptima. ¿Preparada para descubrir todo lo que la ducha puede hacer por ti y todo lo que tú puedes hacer por mejorar este mágico momento?
1. ¿Cuánto debe durar la ducha ideal?
Los especialistas sostienen diferentes opiniones, pero lo esencial es dejar que prime el sentido común. Elena Espada, experta en cuidado de la piel y responsable científica de Dove en España, reconoce que aunque sea muy placentero, hay que hacer caso a la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que afirma que lo mejor es limitar su duración a 5 minutos con el fin de que el consumo de agua y energía sea sostenible
Si te duchas en un tiempo máximo de 10 minutos, no solo te lo agradecerá tu conciencia medioambiental, también tu dermis. Según Jennifer Douville, directora de formación de Rituals España y Portugal, “cuanto más tiempo estés bajo el agua más se ablanda la piel y debilita el manto hidrolipídico natural”. ¿El resultado? “Se seca y se vuelve más propensa a la irritación”, sostiene.
2. ¿Cuál debe ser la temperatura del agua?
En invierno es muy tentador subir los grados para entrar en calor. Según Elena Espada, ese gesto puede secar y sensibilizar la piel al reducir sus aceites humectantes naturales y alterar su pH. Además se pueden producir “quemaduras y rojeces o propiciar la rotura de fibras elásticas, generando flacidez”, apunta Jennifer Douville.
Importante: el agua fría es un estímulo para el cuerpo, consigue constreñir los vasos sanguíneos activando la circulación periférica y tensando la musculatura. Además, un cambio drástico de la temperatura aumenta la frecuencia cardiaca y favorece la circulación. El truco experto es terminar la ducha con agua tan fría como seas capaz de soportar, empezando por los pies y subiendo poco a poco. Un revitalizante 100% natural.
3. ¿Ducha mañanera o nocturna?
Los beneficios asociados a este imprescindible acto de higiene pueden afectar tanto a los sentidos como al estado del ánimo. Si lo prefieres hacer por la mañana, te ayudará a despertarte (más aún si utilizas geles limpiadores con notas cítricas que aportan energía). Mientras que es un gran aliado nocturno para relajarte y desconectar (prueba a hacerlo con fórmulas con fragancias y activos calmantes).
4. ¿Qué debe tener tu fórmula de limpieza?
Lo esencial es buscar limpiadores suaves, hidratantes, nutritivos y calmantes que respeten la barrera natural de tu propia dermis y eviten que sus lípidos naturales se evaporen. Lo mejor es que incluyan tensioactivos suaves “que ofrezcan una limpieza real, generen espuma y arrastran la suciedad”, dice Jennifer Douville.
5. ¿Esponja sí o no?
En la máxima de respetar tu piel y cuidarla con delicadeza, las esponjas vegetales ofrecen un arrastre que puede provocar una exfoliación que, si se realiza diariamente, puede producir daños. Si te decides por usar esponja, desde Avena Kinesia recomiendan elegir opciones naturales si tienes la piel sensible, de doble cara si tu dermis es normal o, si es grasa, decantarte por un guante de crin. Importante: ten en cuenta que acumulan bacterias y te hacen malgastar más producto del estrictamente necesario.
6. ¿Cómo debes ducharte?
Desde Lactovit recomiendan que la cantidad adecuada de gel que debes utilizar en cada sesión de limpieza es de aproximadamente dos cucharadas de gel. Debes emulsionarlo hasta lograr espuma e ir limpiando, poco a poco, en estricto orden: partes íntimas, axilas, cuello, pies y el resto del cuerpo. Con una sola jabonada debería ser suficiente y una vez al día. ¿Por tu ritmo de vida necesitas más? No deberían ser más de dos y, en tal caso, lo idóneo es que puedas chequear los ingredientes más adecuados para mimar tu piel.
7. ¿Algún tip extra?
Por supuesto: tras una ducha no seas perezosa y recuerda que lo más recomendable es aliarte con fórmulas corporales hidratantes que restauren y recuperen el equilibrio de tu piel.
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La limpieza (en este caso) corporal es el primer gesto de belleza. Es tan necesaria por tu propia salud como por una integración socialmente aceptada por el resto de tus iguales. Sabemos que dominas la materia (obvio), pero hemos preguntado a los expertos para que compruebes si la desarrollas de forma óptima. ¿Preparada para descubrir todo lo que la ducha puede hacer por ti y todo lo que tú puedes hacer por mejorar este mágico momento?
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