Por qué usar dos máscaras de pestañas cambiará todo tu maquillaje
Puedes llamarlo truco, experiencia o lógica, pero guardar en el neceser dos máscaras de pestañas diferentes no es una locura de adicta al maquillaje y marcará un antes y un después en tu mirada
O estás en el bando de las personas que se aplican dos máscaras de pestañas o acabas de poner una cara extraña porque no habías escuchado en tu vida nada al respecto. Si te parece una locura o un gasto innecesario tener siempre a mano dos máscaras de pestañas diferentes, puede que la amplitud de la mirada, la longitud o el grosor de las pestañas te haga cambiar de opinión.
Este truco utilizado por los maquilladores desde el inicio de los tiempos permite moldear al gusto prácticamente cada pelo, sin terminar con la sensación de tener una pestaña bloque, rígida y gruesa de una forma artificial.
Cuando compramos una máscara de pestañas tradicional no nos cansamos de pedirle resultados, desde el volumen a la curvatura sin olvidar la longitud; sin embargo, conseguir el efecto prometido en el envase muchas veces -por no decir todas- depende de la forma de aplicar el cosmético.
Una rápida pasada, limpia y sin movimiento puede depositar algo de máscara de pestañas, pero tan solo logrará que se vean ligeramente más oscuras y separadas. Para potenciar los beneficios de la máscara, además de elegir un rímel con las propiedades que más se adapten a nuestros deseos, hay que apostarlo todo al juego de muñeca.
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Comenzando desde las raíces y con movimientos ascendentes en zigzag conseguiremos trabajar toda la pestaña, consiguiendo abrir la mirada. Pero este es solo el principio, es algo así como la primera clase de aplicar máscara de pestañas.
Imagina que esa primera capa de la máscara de pestañas fuera la base de tu manicura. Prepara, uniforma y cubre toda la superficie, pero la pestaña sigue quedando desnuda, por ello es necesario aplicar una segunda e incluso tercera capa a modo de color y top coat. Eso sí, el secreto no está solo en aplicar varias capas, sino en cambiar de cosmético para que cada máscara de pestañas tenga unas propiedades diferentes.
Los maquilladores recomiendan que la primera capa se aplique con una máscara waterproof para asegurar una mayor duración y favorecer la adhesión de las posteriores capas. Con esta primera capa aseguramos que la pestaña tenga más volumen y cobertura, además de ser la mejor forma de combatir esos huecos que amontonan las pestañas y dan sensación de ojos de muñeca. Que si quieres ir de Twiggy está genial, pero a lo mejor no era tu intención.
Segunda capa: el summum de los beneficios
Y los maestros maquilladores descubrieron que, aplicada de la forma adecuada, la segunda capa de máscara de pestañas es el remate capaz de hacer pasar de una mirada sencilla a una llena de matices e intensidad.
Pero para aplicar no vale con repetir el mismo movimiento de la capa primera que cubría toda la pestaña, hay que centrar los esfuerzos a partir de la mitad de cada pelo; es decir, las raíces ya han sido maquilladas, así que no se añade más producto o quedarán demasiado gruesas y artificiales.
Si el primer rímel era waterproof, para la segunda capa es ideal utilizar máscaras que alarguen o aporten volumen a las pestañas. Continúa con el mismo movimiento en zigzag ascendente, pero desde la mitad de las pestañas. De este modo incides más en las puntas alargando la pestaña. Para conseguir acentuar aún más el final del ojo, rasgándolo, también se puede colocar la máscara de pestañas de forma vertical, y utilizando solo la puntita del gupillón de la máscara para destacar las pestañas una a una. Con esta segunda capa también se consigue aumentar la curvatura para abrir más la mirada.
Esta segunda capa también se puede utilizar para aplicar una máscara de pestañas de color. La tendencia de maquillaje más colorida de las redes sociales siempre necesita aplicar varias capas de producto para conseguir cobertura y que el color se vea mucho más potente. Una opción es aplicar primero prebase de pestañas, mientras que la otra es aplicar el rímel negro como pilar sobre el que depositar el color.
Por si el resultado fuera excesivo y las pestañas quedaran cargadas de producto, un gupillón limpio es genial para eliminar el exceso, peinar y terminar de colocar cada pelito en la posición deseada. Para un plus de curvatura puedes rematar el trabajo con un rizador de pestañas.
O estás en el bando de las personas que se aplican dos máscaras de pestañas o acabas de poner una cara extraña porque no habías escuchado en tu vida nada al respecto. Si te parece una locura o un gasto innecesario tener siempre a mano dos máscaras de pestañas diferentes, puede que la amplitud de la mirada, la longitud o el grosor de las pestañas te haga cambiar de opinión.