Cómo pintarse los ojos a partir de los 45: inspiración, trucos y productos
La mirada delata más que ninguna otra zona la edad. Pero si se maquilla con las técnicas adecuadas, puedes quitarte unos cuantos años de encima
Igual que adaptamos nuestros tratamientos rutinarios a las necesidades de nuestra piel, con el paso del tiempo la forma de nuestro rostro, sus volúmenes y apariencia van cambiando y toca adaptar la forma en la que nos maquillamos. El eyeliner deja de ser un aliado para rasgar la mirada y la luminosidad se convierte en el objetivo principal.
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El maquillaje puede convertirse en tu mejor amigo o tu peor enemigo. Curiosamente tiene la misma capacidad para restar años que para ponértelos encima. Y en los ojos, la zona de la cara que antes delata nuestra edad, esto es más evidente que en ninguna otra parte. La maquilladora Lisa Eldridge, directora creativa de Lancôme, suele decir que “la mirada sufre especialmente el paso del tiempo: párpados caídos, cejas más finas, pestañas menos pobladas, ojeras… hasta que se vuelve invisible. Por eso es tan importante saber maquillar bien los ojos a partir de los 45”.
En términos generales, según se cumplen años, al hablar de maquillaje debe imperar el menos es más. Si nos centramos en los ojos, es casi una obligación. Se trata de abrir la mirada, darle profundidad y luz sin aportar peso ni marcar arrugas. Algo que puede parecer complicado, pero que se puede conseguir con unos pasos muy básicos.
El arte de la discreción
No estamos hablando de renunciar a pintarte los ojos, pero sí de apostar por la discreción y el término medio. “Funcionan las sombras de acabado mate en colores naturales como beis, rosas, grises o marrones claros…”, aconseja la maquilladora Cristina Lobato, quien recuerda la importancia de utilizar antes un primer o prebase. “Para rellenar los pliegues en los párpados y evitar que se cuartee”, explica. Respecto a la técnica, Eldridge, que cuenta con varios tutoriales en su canal de YouTube sobre maquillaje para mujeres maduras, apuesta por aplicar un tono suave y neutro en el párpado móvil y repasar la cuenca del ojo con otro más oscuro.
La británica afirma que lo mejor es invertir en una paleta con varias sombras neutras, perfectas para el día a día. “Se puede incluir alguna más sofisticada con un punto brillante, pero que sea muy suave, con la intención de aportar luz en algunas ocasiones”, señala. Es decir, ante la duda, descarta el glitter y las texturas en crema, que marcan las arruguitas y dan mucho peso a la mirada.
Adiós, eyeliner
Sabemos que no caer en la tentación del rabillo es complicado… Pero las patas de gallo y los párpados caídos no son sus mejores aliados. Por eso, los maquilladores coinciden en olvidarse de este elemento y limitarse a delinear la línea superior de las pestañas, muy al ras de las mismas, para dar la ilusión de que son más espesas. Otro truco: sustituir el mítico lápiz negro por otro en marrón, que, según Lobato, “suaviza y da frescura a la mirada”. En este punto, Cristina Lobato señala un error muy común: “Marcar la línea de agua o inferior del ojo. En general, tiene un efecto negativo, ya que empequeñece los ojos y si hay arrugas o patas de gallo, atrae la atención más sobre ellas”, advierte.
Cejas en el punto de mira
Si hay algo que no se puede dejar de lado al maquillarse a partir de los 50 son las cejas. Las excesivamente finas –por depilación o por pérdida de cabello– y la presencia de calvas envejecen aún más cualquier mirada. “La pérdida de espesor es una clara señal del paso del tiempo, por eso, una ceja bien maquillada rejuvenece muchísimo”, afirma Lobato. Es importante rellenar con un perfilador de punta finísima y en un tono algo más claro que el pelo natural. Las fórmulas en polvo también funcionan, pero requieren mayor destreza. En cualquier caso, hay que apostar por productos waterproof de larga duración, para que aguanten todo el día.
A continuación, no te olvides de cepillar la ceja (básico también para difuminar el pigmento) y aplicar un fijador transparente y resistente al agua. Y, por último, el toque final. "Las pestañas. Bien rizadas y con máscara –siempre centrándose en la raíz– tienen un poder antiaging increíble", concluye Eldridge.
Un kit de ojos antiedad
Eyeshadow Primer Potion, de Urban Decay (23,95 €). Base para aplicar antes de las sombras de ojos. Cremosa pero ligera, se extiende por el párpado móvil para que el maquillaje posterior resista todo el día. También se puede usar a modo de sombra, combinado con un ligero delineado.- Le Crayon Yeux, de Chanel (25 €). Un lápiz de ojos, fácil de trabajar, que aporta un color intenso al contorno del ojo. Su goma de látex integrada, muy flexible, permite difuminar el resultado de maquillaje. El tono Coffe Bean resulta idóneo para usar a diario.
Backstage Eye Palette, de Dior (50,95 €). Una paleta de sombras en tonos neutros que destaca por su versatilidad, ya que incluye base, sombras, iluminador y delineador.- Máscara Hypnôse, de Lancôme (25,87 €). Aporta volumen y longitud a las pestañas. Por su cepillo, es perfecta para insistir en la zona de la raíz y dar sensación de más espesor.
- Perfectly Defined Long-Wear Brow Pencil, de Bobbi Brown (40 €). Lápiz de cejas automático con punta biselada, que permite mayor definición. Incluye un cepillito en el extremo, para peinar y difuminar el pigmento.
Igual que adaptamos nuestros tratamientos rutinarios a las necesidades de nuestra piel, con el paso del tiempo la forma de nuestro rostro, sus volúmenes y apariencia van cambiando y toca adaptar la forma en la que nos maquillamos. El eyeliner deja de ser un aliado para rasgar la mirada y la luminosidad se convierte en el objetivo principal.
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