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¿Sabías que la celulitis puede ser un problema emocional?
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¿Sabías que la celulitis puede ser un problema emocional?

El estrés, los traumas o la ansiedad también pueden causar el acúmulo de grasa y la aparición de piel de naranja. Te desvelamos todo lo que tienes que saber sobre la celulitis emocional y cómo combatirla

Foto: Foto: Pexels/The Lazy Gallery.
Foto: Pexels/The Lazy Gallery.

La celulitis, junto con la grasa localizada y la flacidez, es una de las principales preocupaciones estéticas de las mujeres –al ser un problema más relacionado con los estrógenos, tan solo un 10% de los hombres la llegan a padecer– a nivel mundial. Afecta al 80-90% de las mujeres a partir de los 20 años y se trata de una grasa subcutánea persistente que se localiza, sobre todo, en caderas, muslos, nalgas y abdomen. Y aunque las principales causas de su aparición son factores genéticos, sedentarismo, tabaquismo, malos hábitos alimenticios y alcohol y hormonas, la falta de sueño, la ansiedad, el estrés e incluso la depresión también juegan un papel importante, ya que no saber gestionar bien las emociones puede ocasionar alteraciones en nuestro organismo y originar su aparición. "La celulitis emocional es una inflamación difusa de los tejidos conectivos subcutáneos, es decir, células del tejido graso. Este tejido se acumula en determinadas zonas del cuerpo, generando nódulos y hoyuelos", explica Estefanía Nieto, directora técnica de Omorovicza.

Este tipo de celulitis suele afectar a las personas que se contienen y no son capaces de expresar sus sentimientos, así como a las que padecen ansiedad ante diversas situaciones de su vida, no tienen confianza en sí mismas y se obsesionan por la opinión que puedan tener el resto sobre su aspecto físico. Pero, ¿cómo puede provocar todo esto la aparición de celulitis? Los bloqueos emocionales suelen somatizar en forma de hinchazón corporal. “La celulitis es un conflicto de comparación”, asegura Gisella Gil, naturópata y fundadora de la firma de Cosmética Emocional, a lo que Nieto añade: “La respuesta biológica de nuestro cuerpo es aumentar de tamaño para aparentar fortaleza y seguridad". Ambas expertas coinciden en que los conflictos no solucionados, como traumas o miedos, son los que producen esta acumulación de grasa.

placeholder Foto: Pexels/Anna Shvets.
Foto: Pexels/Anna Shvets.

Y, por raro que parezca, esta teoría está avalada por la neurocosmética y sus estudios, que confirman que el estrés y la inestabilidad emocional repercuten en las fibras de colágeno. ¿Sabías que todo lo que la mente es capaz de generar puede originar síntomas orgánicos y funcionales que se pueden reflejar en el aspecto físico? En este caso, en forma de congestión linfática y edemas. “Las células madre que forman nuestra piel derivan del mismo grupo de células que en un primer momento se dividieron para dar origen a las células del sistema endocrino, nervioso e inmunológico”, afirma el doctor Nicholas Perricone, claro defensor de la conexión existente entre la piel y el cerebro.

Lo más recomendable es atacarla lo antes posible, tanto desde el exterior como desde el interior, pues si existe predisposición a padecerla y no se actúa a tiempo, puede ir avanzando de estadio hasta llegar a ser irreversible. “El objetivo tiene que ir dirigido a realzar nuestros puntos fuertes y a llevar un estilo de vida saludable que, combinado con los tratamientos médico-estéticos de vanguardia, nos permita alcanzar un cuerpo sano, realista y basado en potenciar nuestra belleza innata, más que en alcanzar un ideal poco realista y que solo nos conducirá a la frustración", propone la doctora Natalia Ribé, directora médica de la Unidad de Medicina Estética, Nutrición y Andrología del Institut que lleva su nombre. Para controlarla, ella misma también aconseja ponerse en marcha lo antes posible, “de un modo holístico ‘mens sana in corpore sano’, que contemple también la nutrición y la parte emocional”.

placeholder Foto: Pexels/Cottonbro.
Foto: Pexels/Cottonbro.

Cuidar la mente: sanar las emociones

“Solo desde una mirada interna conseguiremos cambios duraderos para activar, drenar y esculpir nuestro cuerpo. Cuando una mujer aprende a cuidarse por dentro, la piel cambia”, afirma Gil. Lo más aconsejable es comenzar con un enfoque holístico, donde los aceites esenciales y las flores de Bach son grandes aliados. La doble función de las primeras, a nivel físico, gracias a su poder antiinflamatorio, activan el sistema linfático y la circulación sanguínea, oxigenan y tonifican los tejidos, y a nivel emocional sus aromas logran calmar la mente, reforzar la autoestima y ayudan a lidiar con las emociones reprimidas y traumas. Las flores de Bach, por su parte, actúan directamente en el sistema hormonal, favoreciendo su equilibrio, tanto en ciclos menstruales como en fase de cambios hormonales.

Cuidar el cuerpo: atacar la grasa

El segundo paso esencial para enfrentarse a la celulitis es trabajar en el tejido directamente. Los tres pilares fundamentales son activar el drenaje, detoxificar y oxigenar las células para generar la mejora global de los tejidos e impulsar la microcirculación. Si quieres un método eficaz, combina el uso de un anticelulítico por la mañana con el de un tratamiento reductor por la noche.

El primero está pensado para reactivar la microcirculación y ralentizar el almacenamiento de las grasas. “Una de las principales causas de la celulitis es la comprensión de la circulación, y al levantarse es el mejor momento del día para estimular la circulación sanguínea y favorecer la reducción del edema tisular”, desvela Antonio Arjona, responsable de formación de LPG. Por la noche, en cambio, “el estar tumbados conlleva un inmediato aumento del flujo sanguíneo en todas las zonas del cuerpo. Esto facilita el drenaje de las acumulaciones de residuos, la oxigenación de los tejidos y la eliminación de la retención de líquidos”, añade el experto. María Vicente, cirujana y médico estético de la clínica Virtud Estética, agrega: “Mientras dormimos se produce una mayor temperatura y circulación sanguínea, lo que favorece y potencia los mecanismos lipolíticos y de drenaje cutáneo. Dos condiciones indispensables para que actúen los reductores de grasa”.

La celulitis, junto con la grasa localizada y la flacidez, es una de las principales preocupaciones estéticas de las mujeres –al ser un problema más relacionado con los estrógenos, tan solo un 10% de los hombres la llegan a padecer– a nivel mundial. Afecta al 80-90% de las mujeres a partir de los 20 años y se trata de una grasa subcutánea persistente que se localiza, sobre todo, en caderas, muslos, nalgas y abdomen. Y aunque las principales causas de su aparición son factores genéticos, sedentarismo, tabaquismo, malos hábitos alimenticios y alcohol y hormonas, la falta de sueño, la ansiedad, el estrés e incluso la depresión también juegan un papel importante, ya que no saber gestionar bien las emociones puede ocasionar alteraciones en nuestro organismo y originar su aparición. "La celulitis emocional es una inflamación difusa de los tejidos conectivos subcutáneos, es decir, células del tejido graso. Este tejido se acumula en determinadas zonas del cuerpo, generando nódulos y hoyuelos", explica Estefanía Nieto, directora técnica de Omorovicza.

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