Brumas anticontaminantes para que tu pelo no se asfixie en la ciudad
Sal de casa con el escudo perfecto contra los malos humos
En los últimos años, hemos tomado medidas serias para proteger la piel de la contaminación, agobiadas como estamos por los signos de edad –manchas, sequedad, flacidez, arrugas– que desencadenan. Y, sin embargo, tan ocupadas estábamos con la cara que hemos olvidado que el pelo también existe y que la contaminación se ceba con él con idéntico placer y la misma intensidad.
Desde la firma Svenson, especializada en cabello, señalan que de entre todos los compuestos y partículas que conforman la contaminación, las más dañinas son unas pequeñísimas que se adhieren con tanta fuerza al cuero cabelludo y a la cutícula que resulta dificilísimo deshacerse de ellas. Por eso, la estrategia debe consistir en evitarlas por todos los medios.
¿Cómo es un pelo contaminado?
Pues es un pelo seco, quebradizo, encrespado, con las puntas abiertas, sin brillo y sin vida. Un pelo desganado, sin movimiento. En definitiva, un pelo envejecido por dos razones. La primera: las partículas contaminantes asfixian el cuero cabelludo, impiden que se oxigene bien y provocan irritaciones y una sensación de tirantez muy desagradable.
La segunda: las mismas partículas abren y desorganizan las escamas que recubren el córtex, y esto es un drama porque sabemos que un pelo solo es brillante y flexible cuando estas escamas están ordenadas como las tejas de un tejado. Un desastre que afecta a todo tipo de cabello, pero muy especialmente a los coloreados y a los que tienen exceso de grasa.
Cepillar es importante
No hace falta hacerlo cien veces, pero peinarlo antes del champú ayuda a eliminar parte de los residuos depositados durante el día. Utiliza un cepillo de púas largas y bordes redondeados para no dañar el cuero cabelludo. Aclarar el cabello con agua tibia (fría para las valientes) cierra la cutícula, lo que se convierte en una defensa natural anticontaminación muy eficaz. Pero el blindaje definitivo y seguro es el de los sprays que protegen el pelo de la radiación UV, los residuos que flotan en el aire y los gases que afectan su salud. Solo necesitas un segundo antes de salir de casa para mantener tu pelo a salvo todo el día.
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4. Bruma Rejuvenecedora Glacial White Caviar de Miriam Quevedo. Garantiza la hidratación durante 24 horas y refresca. Es ideal para cueros cabelludos sensibilizados (52 €).
5. Spray Énergie Detox Antipollution de Frank Provost. Texturiza el pelo, le da cuerpo, densidad y energía, y a la vez lo protege de raíz a puntas (19,80 €).
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9. Spray Refrescante Anti-olor de Phyto Detox. El aceite esencial de aucalipto refresca, el extracto de kumquat reaviva el brillo de la fibra y el de bardana da ligereza al pelo que tiende a engrasarse con facilidad (19,90 €).
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En los últimos años, hemos tomado medidas serias para proteger la piel de la contaminación, agobiadas como estamos por los signos de edad –manchas, sequedad, flacidez, arrugas– que desencadenan. Y, sin embargo, tan ocupadas estábamos con la cara que hemos olvidado que el pelo también existe y que la contaminación se ceba con él con idéntico placer y la misma intensidad.