Todo lo que tienes que saber sobre los aceites esenciales antes de usarlos

No existe una prueba definitiva de cuándo fue la primera vez que el ser humano empezó a usar los aceites esenciales. Pero sí que hay alusiones a ellos en textos con más de 4.000 años de antigüedad. Por ejemplo, en el Antiguo Egipto se empleaban en medicina, para los ritos religiosos, terapias de masaje e, incluso, se cree que con fines cosméticos. Griegos, romanos y árabes siguieron aprovechando sus beneficios y mejorando los procesos de destilación, hasta que a partir de la Edad Media empezaron a estudiarse con gran profundidad sus propiedades terapéuticas.

Tantos siglos después, los aceites esenciales siguen siendo un elemento fundamental, especialmente, en el sector de la belleza. De hecho, algunos estudios señalan que hasta 2027 este segmento seguirá creciendo a un ritmo anual del 9,5% (Data Bridge). También es ilustrativo el dato que ofrece la última 'Radiografía del sector de la cosmética y perfumería', realizada por Stanpa: en 2022, las exportaciones de aceites esenciales aumentaron un 7% con respecto al año anterior, y un 16% en comparación con 2019. Además de su uso para la creación de aromas, se han convertido en un ingrediente básico en la cosmética natural. "En general cuentan con propiedades muy interesantes en el cuidado de la piel: antioxidantes, antifúngicas, antibacterianas y regeneradoras que ayudan a equilibrar la barrera cutánea a nivel de microbiota, a aportar una acción de regeneración celular y reparadora, a evitar la degradación del tejido...", apunta Antonia Álvaro, ingeniera química y fundadora de la marca de alta cosmética orgánica Sublime Oils.

Un uso seguro

Así, podemos encontrar todo tipo de fórmulas basadas en estos aceites. Algunos laboratorios comercializan el aceite esencial puro, sin más, para que el comprador pueda emplearlo de diferentes modos. Con fines aromaterápicos, para añadir al baño, mezclar con otros cosméticos... Pero lo más habitual es encontrar productos (cremas, sérums, champús o geles) que los incluyen como parte de su formulación. "La base de su eficacia y del efecto sobre la piel o el cabello radica en esa formulación", apunta Antonia Álvaro. La Guía sobre Aceites Esenciales en productos cosméticos del Ministerio de Sanidad determina que su uso seguro depende tanto de la calidad de la materia prima como del método de extracción y las concentraciones. Si este aspecto es fundamental siempre que hablamos de cuidado de la piel, lo es más al tratar con aceites esenciales.

"Es importante decir que algunos contienen alérgenos y es clave su conocimiento científico en profundidad", advierte la experta. Y añade: "Nuestras fórmulas contienen entre 8 y 14 aceites esenciales en una concentración total inferior a un 2%, lo que nos permite conseguir una gran eficacia evitando los efectos dañinos que puede tener a corto o a largo plazo incluir una concentración muy elevada y descontrolada de aceites esenciales".

Aquí entra en juego una de las principales creencias que sobrevuela el mundo de los aceites. Que pueden provocar reacciones alérgicas. Para entender bien este aspecto hay que saber que los aceites esenciales, aunque sean naturales o puros, están compuestos por diversos elementos. Algunos como el geraniol, el limonene o el linanool tienen un alto potencial alérgeno. Desde la marca de cosmética ecológica Matarrania, explican que en un aceite esencial podemos encontrar hasta 50 componentes. En el de romero hay alcanfor, cineol, limoneno... Si el aceite -o alguno de los aceites incluidos en la fórmula- contiene un componente considerado alérgeno en una proporción mayor al 0,001%, debe quedar indicado en el INCI (o listado de ingredientes).

Por ejemplo, en Matarrania explican que la composición de su crema hidratante para pieles mixtas contiene un 0,4% de aceite esencial puro y ecológico de ylang-ylang, que, a su vez, contiene un 1,9% de benzyl salicylate (considerado alérgeno). "Esto supone solo un 0,005% total de la fórmula, pero como es más de 0,001% debemos indicar su presencia en el etiquetado", añaden. Importante, asimismo, destacar que todos estos componentes solo representan un problema para quienes tienen alergia a ellos. En Matarrania lo comparan con las etiquetas de los alimentos. Puede que indiquen que llevan frutos secos, apio o soja, pero si no eres alérgico no hay mayor problema.

Otros mitos sobre los aceites esenciales

Una vez que tenemos clara la relación entre aceites esenciales y alergias, merece la pena desmontar otras falsas creencias alrededor de estos ingredientes. Antonia Álvaro repasa las más frecuentes:

• Que son inocuos, esto se basa en la creencia errónea de que todas las plantas son seguras porque son naturales. Los aceites esenciales están formados por moléculas muy volátiles con potentes propiedades y una muy fácil penetración al torrente sanguíneo. Lo que hace que sean joyas de la naturaleza a las que hay que conocer muy bien en el momento de utilizarlas.
• Que se pueden aplicar directamente en la piel. Esto puede llegar a ser peligroso; de hecho, se recomienda genéricamente que no se haga. Es más, deben estar vehicularizados en una fórmula que puede tener diferentes bases (aceite vegetal, gel, loción...).
• Que no se pueden usar durante el embarazo y lactancia. Aunque, por supuesto, algunos deben evitarse, hay otros que pueden aportar beneficios a la mujer en esta etapa.

Por último, la fundadora de Sublime Oils subraya que los aceites esenciales son fotosensibles y fotosensibilizantes. Es decir, por un lado, su estructura y funcionalidad puede alterarse por la luz del sol. Por tanto, el fabricante debe tenerlo muy en cuenta en el envasado. Pero, además, algunos pueden provocar problemas en la piel con la incidencia del sol sobre ella, por lo que no es recomendable aplicarlos antes de la exposición solar. Así que, una vez más, queda claro que es fundamental tener un buen conocimiento de este ingrediente para aprovechar todo su potencial.

Si aún no te habías sumergido en el mundo de los aceites esenciales, estas propuestas son una buena opción.

Ethereal elixir, de Sublime Oils

Elaborado con 13 aceites esenciales, es una bruma multiuso unificadora del tono con acción antioxidante e hidratante. Muy eficaz por su poder antiinflamatorio en pieles sensibles, reactivas y ligadas a trastornos inflamatorios gracias a sus activos que actúan contra la inflamación neurogénica (causada por estrés psicológico), así como de protección del estrés oxidativo ambiental. Precio: 64 euros.

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Crema relajante de manos y pies, de L'Occitane

Enriquecida con aceite esencial de lavanda, manteca de karité y CBD (cannabidiol) de cáñamo, esta rica crema, formulada con un 96% de ingredientes naturales, hidrata la piel de las manos y los pies. Su relajante aroma completa la ecuación. Precio: 19 euros.

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Aceite hidratante corporal bio, de Matarrania

Si te gustan los cítricos, este aceite te sumergirás en un baño de mandarinas, limones y naranjas mientras lo masajeas por la piel. Entre sus propiedades: es hidratante, antioxidante y calmante. Precio: 20,60 euros.

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Aceite esencial de Citronella, de Young Living

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El aceite esencial de citronella se extrae de la hierba de limón. Utilizado como aroma energizante y estimulante durante siglos, también tiene propiedades cosméticas interesantes. Desde la marca, una de las que más expertise tiene en aceites esenciales puros, recomiendan añadir una gota en la crema o loción facial para calmar e hidratar la piel. También se pueden añadir un par de gotas al champú para dejarlo con una sensación de limpieza y frescor extra. Precio: 15,25 euros.