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¿Tiene algún sentido empeñarse en entender el INCI de un cosmético?
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¿Tiene algún sentido empeñarse en entender el INCI de un cosmético?

El (muchas veces infundado) miedo a ciertos ingredientes nos lanza a escudriñar la etiqueta, pero hay que saber que en una fórmula de un suero o crema no todo lo que ves es lo que parece

Foto: ¿Te sientes capaz de entender un INCI de un cosmético? (Freepick)
¿Te sientes capaz de entender un INCI de un cosmético? (Freepick)

Hace unos años, cuando íbamos a comprar una crema o un sérum, mirábamos el envase por delante para saber si era ese el producto que buscábamos. Leíamos los reclamos que el fabricante había decidido resaltar para guiar la compra: antiarrugas, antimanchas, nutritiva, hidratante oil free… Pues bien, de un tiempo a esta parte, parece que la tendencia es mirar cajas y frascos por detrás.

Quizá te estés preguntando qué pretenden encontrar quienes voltean el envase buscando información. Pues ni más ni menos que leer el INCI. Es decir, el listado en latín de los ingredientes que contiene ese producto cosmético. ¿Por qué? Quizá fruto de la sobreinformación –no siempre adecuada- que hay en redes, y posiblemente por la influencia de algunas marcas que se han empeñado en utilizar estrategias de marketing basadas en el miedo, con reclamos como 'toxic free' o 'clean formula' y que se dedican a demonizar ingredientes sin muchas veces mayor motivo (aparente) que impedir que se venda menos de los de otros y más de lo suyo.

El problema es que parte de ese miedo ha calado en parte de la población general que, sin tener ni idea de química ni de formulación cosmética, se empeña en encontrar todo aquello que, según ha leído, no debería poner sobre su piel, sin saber muy bien qué es ni por qué debería esquivarlo.

Foto: Cosméticos en el backstage de la Alta Costura 2020. (Imaxtree)

Las etiquetas de un cosmético ofrecen bastante información, parte de ella es para animar a la compra y otra por meras cuestiones legales. Ahí entra el INCI, que debe declararse obligatoriamente. Ahora bien, que esté ahí no quiere decir que con cuatro claves sacadas de internet -o peor, con alguna app apocalíptica de esas que están tan de moda- pueda un profano interpretar si ese ingrediente concreto que tanto asusta puede ser o no adecuado a un tipo o necesidad concreta de la piel, ya que dentro de la fórmula puede cumplir diferentes funciones.

Cómo leer la etiqueta de un cosmético

Quizá no hay por qué intentar entender todo. Con esto no queremos decir que haya que dejarse caer en las redes del marketing y, por supuesto, creemos que un consumidor informado es un consumidor más libre, capaz de elegir en qué gasta su dinero con todos los ases en su mano. Ahora bien, intentar entender, a través de la lectura de un INCI, si ese es el producto adecuado para nuestra piel es, cuando menos, y con todos los respetos, un poco pretencioso.

La moda de leer los INCI viene dada sobre todo por el interés de muchas personas por evitar ingredientes que pueden ser sensibilizantes e irritantes. Los mal llamados tóxicos. El problema es que una fórmula cosmética es una alquimia complicada donde localizar un ingrediente aisladamente puede no darte ninguna información útil.

placeholder Entre creer a ciegas un claim e intentar entender un INCI, hay un océano de cordura. (Unsplash)
Entre creer a ciegas un claim e intentar entender un INCI, hay un océano de cordura. (Unsplash)

Por qué no tiene sentido intentar entender el INCI

Nos lo explica muy fácil y de forma muy didáctica Arturo Álvarez-Bautista, doctor en Nanomedicina, formulador cosmetológico y perfil muy seguido en Instagram. No te pierdas ni una coma de la argumentación:

“Caer en la obsesión de creer conocer la efectividad de un producto cosmético leyendo una suerte de elocuencia científica en forma de lista de ingredientes nos lleva a una confusión mental que nos aleja totalmente de la realidad, convirtiéndonos en presas fáciles del marketing y sus predicadores.

¿Cuántas cosas pueden hacerse con harina, leche y huevos? Pues aquí lo mismo. Lo importante no es lo que yo meta en la cazuela, lo valioso es lo que te sirva en el plato. Es común ver ingredientes en un INCI que, por simple interacción entre ellos (lo que llamamos reacción), desaparecen dando lugar a otros que, tal vez, no tengan ni siquiera actividad. Si mezclo bicarbonato con vinagre (ácido acético), obtengo acetato de sodio, pero mi INCI dice que llevo los dos primeros. ¿Entendéis?".

placeholder Cómo cuidar una piel con acné. (iStock)
Cómo cuidar una piel con acné. (iStock)

"Otro error popular -continúa- es fijarse en el orden del INCI y poner el grito en el cielo porque tal ingrediente aparezca casi en la última posición. ¿Y qué? Existen ingredientes activos cuyas dosis de eficacia están en el 0,05% (algunos péptidos y factores de crecimiento) o un retinol al 0,3% ¡y funcionan! El INCI sirve solamente para saber, de forma aproximada, los materiales que ha utilizado el diseñador para hacer tu vestido, pero con el mismo tejido e idénticas herramientas puedes acabar con un trapo rojo de la Ruta del Bakalao o con un icónico Valentino. Fíate del INCI para saber si lleva el ingrediente pero, sobre todo, comprueba en tu piel si funciona".

El INCI: qué es y cómo se interpreta

Entendido que a casi nadie le resulta útil leer el INCI de un cosmético, comencemos por el comienzo. ¿Sabemos cómo leer un INCI? O, mejor dicho, ¿sabemos lo que significa? INCI significa, literalmente, nomenclatura internacional de ingredientes cosméticos. Estas son sus claves:

- El INCI es un sistema de denominación de ingredientes basado en la nomenclatura científica. Los ingredientes vegetales son fáciles de reconocer porque aparecen con sus nombres en latín (siempre dos palabras) y un nombre común entre paréntesis, por ejemplo, rosmarinus officinalis (romero) oil, que es aceite esencial de romero; helianthus annuus (girasol) seed oil, que es aceite de girasol.

- El orden en que se enumeran los ingredientes en la etiqueta es importante; se hace en orden descendente de mayor a menor cantidad presente en el producto (excepto los ingredientes presentes en una concentración inferior al 1%, que pueden enumerarse en cualquier orden).

placeholder Un ejemplo de INCI.
Un ejemplo de INCI.

- En cuanto a los posibles alérgenos o irritantes, si lo que realmente te preocupa es un alérgeno concreto, lo ideal es que te dejes asesorar por un farmacéutico experto en dermocosmética o por un dermatólogo porque de nada sirve ponerse lupa en mano como el inspector Poirot. No es encontrar el ingrediente, es saber qué es lo que hace en esa fórmula concreta.

Los expertos de Geoderm, por si quieres quedarte tranquila, aclaran que en la lista INCI, los alérgenos (sobre todo, componentes de aceites esenciales naturales o fragancias sintéticas, pero nunca parabenos ni otros conservantes) se marcan con un asterisco o en cursiva, para que no haya dudas.

Hace unos años, cuando íbamos a comprar una crema o un sérum, mirábamos el envase por delante para saber si era ese el producto que buscábamos. Leíamos los reclamos que el fabricante había decidido resaltar para guiar la compra: antiarrugas, antimanchas, nutritiva, hidratante oil free… Pues bien, de un tiempo a esta parte, parece que la tendencia es mirar cajas y frascos por detrás.

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