Es noticia
Menú
¿Por qué los productos naturales no son siempre los mejores?
  1. Estilo
  2. Belleza
BELLEZA 4.0

¿Por qué los productos naturales no son siempre los mejores?

La creencia de que lo natural es mejor para la piel no está justificada, según los expertos: la ciencia transforma los productos naturales y los hace más adecuados para el hombre

Foto: Elsa Olofsson para Unsplash.
Elsa Olofsson para Unsplash.

El 11% del mercado cosmético en España corresponde a productos naturales, aunque el 30% se vincula al concepto, según STANPA (Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética). Sabemos que lo natural vende, pero nos preguntamos si hay una razón de peso. Y para ello consultamos con un dermatólogo al que hemos escuchado en varios foros hablar de ello, el Dr. Ricardo Ruiz, director de la Clínica Dermatológica Internacional. “La cicuta, por ejemplo, es natural; en ocasiones lo natural está sobrevalorado. La ciencia transforma los productos naturales y los hace más adecuados para el hombre. En el caso de la piel, los productos naturales suelen producir más alergias que los sintéticos. Para que nos hagamos una idea, una persona con piel sensible debe usar productos sintéticos hipoalergénicos”.

También preguntamos a la experta en formulación y dermofarmacia Ana Fernández Gil (@anita_farma), que asegura no creer en los extremos ni en la propaganda del terror. “Soy consciente de que cada vez estamos más expuestos a la contaminación y tóxicos medioambientales, y es necesario que nos concienciemos sobre ello. También es cierto que hay una demanda creciente de productos naturales y ecológicos, entre ellos los cosméticos, pero esto no quiere decir que el resto sean perjudiciales para la salud pública. Todos los cosméticos comercializados están sometidos a una estricta regulación europea (CE 1223/2009) que hace que sean seguros”.

placeholder Muestra tu piel al natural... (Fleur Kaan para Unsplash)
Muestra tu piel al natural... (Fleur Kaan para Unsplash)

Lo natural no siempre lo es

En realidad, la frontera entre lo natural y lo sintético no es tan marcada como pudiera parecer, y en esto están de acuerdo ambos expertos. Lo cierto es que las cremas y sérums catalogados de bio u orgánicos muchas veces incluyen conservantes que no lo son, mientras que los convencionales emplean muchos activos naturales. Como explica Ana Fernández Gil, “si nos centramos en tres de los ingredientes que más eficacia han demostrado para tratar el envejecimiento prematuro, que son la vitamina C, el retinol y el ácido glicólico, podemos ver que los tres proceden de fuentes naturales (la vitamina C de la acerola, el retinol es un derivado de la vitamina A y el ácido glicólico procede de la caña de azúcar)”. Es difícil definir dónde está la frontera, como confirma el doctor Ruiz: “No hay un test definitivo que lo certifique. La etiqueta natural no lo hace mejor cosmético, pero, en el INCI o listado de ingredientes, podemos saber cuáles son sintéticos, aunque no la proporción. Las sustancias sintéticas aparecen en inglés y los derivados directos de las plantas o productos naturales, en latín. Para que un cosmético pueda poner la etiqueta de natural ha de estar compuesto en más del 90% por materias primas de origen vegetal”.

Estos cosméticos se acreditan por organismos privados mediante sellos de calidad, como EcoCert o CosmeBio. ”En Europa existen más de 20 sellos, y los requisitos varían de unos a otros; es importante que se atengan a estos para que garanticen su calidad”, aconseja la farmacéutica. En ningún caso se requiere que una crema sea 100% natural para cumplir los requisitos pertinentes de los sellos de calidad, y el porcentaje restante suele emplearse para incorporar conservantes y emulsionantes que no suelen serlo.

Parabenos, ¿tan malos como los pintan?

Esa es otra: asociar parabenos a algo perjudicial, cuando se trata de un tipo de conservante que se incorpora para evitar el deterioro y prolongar la vida comercial de un cosmético, y para proteger al consumidor de la posibilidad de infección frente a algún microorganismo patógeno, según confirma el Dr. Ricardo Ruiz. “Estas sustancias se usan desde hace más de 70 años con gran seguridad”. ¿Por qué entonces esa mala fama? El motivo es que algunos experimentos con animales han demostrado que determinados parabenos de cadena larga tienen una débil acción estrogénica, es decir, que podrían comportarse como disruptores hormonales (que tienen una acción similar a las hormonas) y algunos estrógenos son conocidos por promover el crecimiento de tumores.

“Cuando se probó, la noticia saltó a la prensa afirmando que los parabenos producían cáncer y saltó la alarma; después, una gran variedad de productos de diferentes marcas se sumó al reclamo libre de parabenos. Pero la realidad es que se trata de un excelente conservante y de gran seguridad, y la incidencia alérgica es relativamente baja en comparación con otros conservantes: las reacciones alérgicas existen, pero son menos frecuentes que las que provocan otros conservantes que se añaden a los cosméticos libres de estas sustancias”, explica el dermatólogo. Otro ejemplo de producto no natural sería la vaselina, que según Ruiz es un derivado del petróleo y, sin embargo, es un producto barato, que no produce alergias y que puede ser muy útil para la piel en determinadas situaciones.

Foto: Cortesía: Galderma.

En el otro extremo estarían los aceites esenciales, que se emplean en cosmética verde, pero pueden ser irritantes en algunos pacientes o en función de su uso. Al final, y según los especialistas, un producto natural no es sinónimo de exento de reacciones alérgicas o de sensibilidad. Y lo mismo que ocurre con los parabenos sucede con los colorantes, los polietilenglicoles (PEG) y los derivados del petróleo, que están autorizados. Dice Ana Fernández que “a día de hoy los estudios no han demostrado que ninguno de ellos sea cancerígeno ni perjudicial para la salud, en los porcentajes autorizados y en una piel sana. La finalidad de los PEG en los cosméticos es que actúen como emolientes (es decir, lubrican), emulsionantes y como vehículo para la penetración de los activos en la piel; gracias a ello mejoran la eficacia, aunque hay que evitar aplicarlos en una piel lesionada o inflamada. Los derivados del petróleo como la parafina se emplean como conservantes, aunque sí pueden resultar comedogénicos e irritantes en ciertos casos”.

¿Confiamos?

Sí, deberíamos. “Lo importante es confiar en que si un producto está comercializado, es que ha pasado los controles de calidad para demostrar su seguridad. Pero como a pesar de esto hay pieles que desarrollan alergias a determinados componentes, es fundamental consultar con tu dermatólogo para que te recomiende los productos más adecuados. Existen aplicaciones que, en función del resultado de tu test de alergia en la piel, escanean los productos a través del código de barras para asegurarnos que el cosmético no contiene ninguno de los componentes a los cuales somos alérgicos”, termina el dermatólogo.

El 11% del mercado cosmético en España corresponde a productos naturales, aunque el 30% se vincula al concepto, según STANPA (Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética). Sabemos que lo natural vende, pero nos preguntamos si hay una razón de peso. Y para ello consultamos con un dermatólogo al que hemos escuchado en varios foros hablar de ello, el Dr. Ricardo Ruiz, director de la Clínica Dermatológica Internacional. “La cicuta, por ejemplo, es natural; en ocasiones lo natural está sobrevalorado. La ciencia transforma los productos naturales y los hace más adecuados para el hombre. En el caso de la piel, los productos naturales suelen producir más alergias que los sintéticos. Para que nos hagamos una idea, una persona con piel sensible debe usar productos sintéticos hipoalergénicos”.

Tendencias de belleza
El redactor recomienda