¿Puede la piel sufrir una sobredosis de antioxidantes? Toca hablar de prooxidantes

Mucho se habla de los radicales libres. Se han convertido en los protagonistas de infinidad de pesadillas cutáneas, erigiéndose como grandes villanos del deterioro de la tez… Sin embargo, hasta los años 50 no éramos conscientes de su culpabilidad en el envejecimiento dérmico.

Ana Torrens, responsable científica de HD Cosmetic Efficiency, nos explica que el modus operandi de los radicales libres resulta bastante perverso puesto que, aunque algunos factores externos -muchos de ellos asociados a hábitos nocivos como el consumo de tabaco o alcohol, el estrés o la exposición solar (incluso la práctica de deporte de alto rendimiento)- los generan, también surgen como resultado de actividades tan básicas como respirar. La experta explica que el problema es que “un exceso puede dañar las macromoléculas (lípidos, proteínas, hidratos de carbono y ácidos nucleicos), alterar los procesos celulares y acelerar el envejecimiento”.

La teoría básica nos dice que, con el objetivo de neutralizarlos, debemos recurrir a los aclamados antioxidantes. Hasta ahí, todo correcto. Sin embargo, Ana Torrens nos recuerda que un equipo de científicos del Instituto Buck, en Estados Unidos, especializado en el estudio del envejecimiento, descubrió que tomar grandes cantidades de antioxidantes podría tener efectos negativos para el propio envejecimiento de la piel.

Como lo lees… “Un exceso podría provocar que esos mismos antioxidantes se convirtieran en prooxidantes que generan radicales libres y procesos de oxidación (hay una pérdida de colágeno y elastina), lo que, con el tiempo, desemboca en un envejecimiento prematuro (con la aparición de arrugas y líneas de expresión, tono apagado, pérdida de elasticidad y firmeza…)”, señala la experta.

El doctor en farmacia, cosmetólogo y fundador de Twelve Beauty, Pedro Catalá, nos confirma que, en realidad, los nombrados prooxidantes son bastante habituales. De hecho, “en la naturaleza los prooxidantes conviven con los antioxidantes, así que no es de extrañar que la mayoría de alimentos o extractos cosméticos más ricos en antioxidantes (como la cúrcuma, el brócoli, las espinacas, los aguacates o el kale) tengan también un alto contenido en prooxidantes”.

Los más 'suceptibles'

La Dra. Ana Revuelta, medico estético, farmacéutica, nutricionista y médico experto en producto de Merz Aesthetics, reconoce que no todos los antioxidantes desembocan en este fenómeno que sí "ocurre con todas las vitaminas en general. Sin embargo, hay dos con las que tenemos que tener un especial cuidado, que son la vitamina E y la vitamina C”.

En estos dos ingredientes, la línea que separa su función como antioxidante de prooxidante es extremadamentente fina, por lo que a la hora de incluirlos en la rutina cosmética, resulta imprescindible contar con la labor de un buen formulador se consiga aprovechar al máximo los beneficios que aportan sobre la piel, evitando los potenciales inconvenientes que pueda desencadenar ese envejecimiento prematuro.

A la vitamina E tienes que dedicarle un extra de atención, ya que se utiliza mucho en cosmética como conservante, sobre todo de aceites esenciales, por lo que, si su concentración y composición no son las adecuadas, se alteraría el efecto final del óleo. Sin olvidar que es probable que en la lista de ingredientes de tu cosmético la vitamina E aparezca como 'tocoferol' (lo puedes buscar en el INCI del producto en cuestión con el término ‘tocopherol’).

¿Y qué sucede en la alimentación?

La Dra. Revuelta recuerda que los antioxidantes que ingieres por vía oral (la principal fuente son las frutas y verduras que consumes cada día) “son moléculas químicas que van a interactuar en el organismo con radicales libres, con el objetivo de neutralizarlos y que no causen daños”. Si bien es cierto que con una dieta equilibrada no tendrías ningún problema, hay que tener en cuenta el posible consumo de complementos alimenticios.

De hecho, el Dr. Mario de la Puerta, dermatólogo en la Clínica Dr. Morales Raya, asegura que, aunque en términos de dermocosmética este efecto de la prooxidación está menos estudiado, “es ampliamente conocido en el caso de vitaminas o suplementos utilizados a nivel oral, como la vitamina C y los betacarotenos, en los que su exceso conlleva un efecto diferente o incluso contrario al deseado”.

Por lo tanto, ante la aparición de síntomas que pueden indicar un déficit de antioxidantes en la dieta diaria (una depresión del sistema inmune, cierto cansancio o falta de energía, dolores musculares…), “debes acudir a un médico especializado que, tras un análisis químico determine tus necesidades o carencias para alcanzar una salud óptima”, insiste la nutricionista.

Conclusiones 'a flor de piel'

Si bien es cierto que el fenómeno se puede producir con la aplicación de referencias de uso tópico, el Dr. Mario de la Puerta asegura que no debes obsesionarte ni perder la calma. “En el caso de la piel, en la que la absorción de moléculas es limitada, ya es complicado conseguir un buen producto antioxidante con absorción adecuada de principios activos y eficacia demostrada. Llegar a producir una sobredosis de antioxidantes en ella es bastante difícil”, apunta.

De todos modos, la clave está en apostar por productos seguros, de alta calidad, que cumplan con la normativa sanitaria vigente y te garanticen una buena formulación de ingredientes para alcanzar una asimilación y resultados adecuados. Por último, los expertos apuestan por opciones con una “combinación de antioxidantes que actúen por varias vías metabólicas, lo que va a permitir aumentar la efectividad al actuar en diferentes niveles, evitando la acumulación excesiva de un mismo ingrediente”, sostiene el dermatólogo.