¿Es posible que estemos a un paso de la desaparición del microblading?

El microblading es el tratamiento en su campo del que más se ha hablado durante los últimos años, ya que en poco tiempo es capaz de rellenar cualquier tipo de cejas, independientemente de si estas no están nada pobladas o presentan incluso calvas.

Como bien sabrás, la técnica consiste en realizar pequeñas incisiones en la piel para seguidamente rellenarlas con pigmento y así imitar al propio vello de las cejas.

En teoría, el resultado debe ser natural y el mantenimiento casi inexistente; pero la popularidad de este tratamiento ha incurrido en el intrusismo en el sector, lo que ha provocado desenlaces no deseados (un diseño poco real, cicatrices en la piel, pigmentos que viran al azul, al verde o al granate…).

Esto, unido a la nueva tendencia de lucir unas cejas más naturales, augura el declive o, al menos, el estancamiento de la popularidad del microblading.

El problema es que si el profesional que realiza este tratamiento o la micropigmentación profundiza mucho en la piel con la herramienta, puede provocar pequeñas cicatrices o queloides (cicatrices elevadas y engrosadas que aparecen como consecuencia de una lesión cutánea).

De ahí que sea importante elegir bien a la persona que va a llevar a cabo la técnica: “Lo ideal es que el profesional esté formado y, además, tenga mucha práctica en todo tipo de pieles. El candidato perfecto es una persona que haya estudiado estética y luego se haya formado en la rama de la micropigmentación”, aconseja Mónica Aránguez, técnico en micropigmentación y microblading y directora del centro homónimo. Por desgracia, a día de hoy, cualquiera que se haya hecho un curso de micropigmentación, homologado o no, puede comenzar a hacer diseño de cejas.

Los efectos secundarios del microblading

Los peligros potenciales que pueden derivar de un microblading mal hecho son varios: cambio de tono en las cejas, queloides o cicatrices son los más relevantes. El principal inconveniente que tiene esta técnica es que “se realiza con un tebori, una especia de pluma con agujas que va rompiendo la piel a la vez que deposita el pigmento en la superficie de esa herida para así imitar los trazos del pelo a pelo”, cuenta Sara Carrasco, dermatóloga del GEDET (Grupo Español de Dermatología Estética y Terapéutica) de la AEDV.

Los trazos “al ser completamente manuales pueden causar más daño en la piel, así como la recuperación es más lenta, debido a que se produce rotura por rasgado”, continúa la doctora. Esto, en cambio, es algo que no ocurre con la micropigmentación, ya que el dermógrafo que se usa en la misma deposita pigmento de forma controlada y profunda, haciendo que su duración sea mayor: año y medio o dos años, frente a los 6-9 meses del microblading”.

Por último, Carrasco advierte que “hay que tener en cuenta que esta no es una técnica segura, duradera y apta para todos los tipos de piel, patologías o condiciones en las que los pacientes pierden densidad y definición de las cejas; no solo alopecias cicatriciales, sino también condiciones como el hipotiroidismo o tratamientos oncológicos”.

En el momento en el que la tinta comienza a desvanecerse, el color puede cambiar, virando a un tono azulado, verdoso o granate, dependiendo de cada persona. “Cuando aparecen este tipo de colores no es porque el pigmento lleve algún componente de ese tono, sino que depende de la profundidad en la que se haya trabajado. Si aparece el azul es porque se ha mezclado el pigmento con la sangre, las manchas verdosas pueden ser causadas por una micropigmentación muy muy antigua, y el granate es el color de la cicatriz al romper la piel”, explica Aránguez.

Cómo eliminar el microblading

Por suerte, un microblading mal hecho o que no esté envejeciendo de la manera adecuada, así como la micropigmentación o un tatuaje, tiene solución y se puede eliminar con láser, sin importar en la zona del rostro en el que estén realizados los mismos”, asegura la experta de cejas.

El número de sesiones depende “de la densidad del pigmento, tipo, color, área y también del objetivo, pues en muchas ocasiones no es necesario eliminar la totalidad del pigmento antiguo porque se va a realizar un trabajo nuevo encima”, especifica la dermatóloga del GEDET, quien añade: “Hay que tener en cuenta que resultan más fáciles de eliminar pigmentos negros y marrones que colores verdes o amarillos. Por ello es importante utilizar un láser que tenga diferentes longitudes para tratar los diversos pigmentos”.

Laminado: la mejor alternativa al microblading

“Las cejas naturales, saludables y rellenas son lo que más piden nuestras clientas. Pero la tendencia que cada día pega más fuerte es el laminado”, asegura Giner Muñoz, National Beauty and Brow Autorithy de Benefit. Este proceso permite alisar el pelo de la ceja, por lo que se consigue mucho más grosor de manera natural.

Además, “posibilita tapar calvas y lucir una ceja definida y gruesa, que proporciona un efecto lifting instantáneo a la mirada sin tener que recurrir a una solución permanente”, añade la experta.