Los maquillajes y peinados de los desfiles de la alta costura que sí o sí tienes que tener en cuenta
Todo comienza en la Semana de la Alta Costura de París. Tras el rotundo éxito de los lazos enormes para accesorizar el cabello, la pasarela ha dictaminado nuevas tendencias de maquillaje y peinado
Ciao cejas, hola iluminador, quédense lazos de terciopelo… París cierra la Alta Costura con un resumen de tendencias beauty que vuelve a tener como protagonista a la piel ultraluminosa.
Mickey Mouse perdía este año los derechos de autor y algo del estilo parece haber ocurrido con los lazos que Chanel ha convertido en su seña de identidad. Hace unos años, la maison francesa remataba sus semirrecogidos con discretas lazadas negras que, temporada tras temporada, fueron ganando envergadura.
Giambattista Valli los incorporó a sus sesenteras coletas con volumen, convirtiéndolos en un accesorio doble. Esta temporada sube la apuesta incorporándoles tocados florales. En el caso de Dior, las lazadas son finas y largas, jugando a ser tanto diademas como cierre de moños.
Pero en la Alta Costura no todo son lazos. De cara al 2024, las selectas firmas que desfilan en la pasarela parisina han hecho una firme apuesta por los brillos metalizados, las pieles cristalinas y la fantasía ocular. Puede que suene a locura imposible de adaptar al look diario del común de los mortales, pero, en realidad, estamos ante las tendencias de belleza más asequibles de la ‘haute couture’.
Quédate con estas cuatro tendencias: por un lado, conocidas por todos; por el otro, reinterpretadas por la alta costura gracias a genios como Peter Philips.
Cómo llevar el eyeliner
El geométricamente perfecto delineado que veíamos en los ojos de las modelos de Georges Hobeika se inspiraba en la estética de los años 60. Buscando potenciar la forma almendrada del ojo, a la vez que realzarlo, el trazo limpio del eyeliner rasgaba el rabillo y perfilaba el lagrimal al estilo de los foxy eyes.
Solo apto para personas con maestría en el uso de los delineadores, el trazo se realiza en varios movimientos, para así conseguir un rabillo grueso y curvo que busque la dirección de la cola de la ceja. El trazo delinea todo el párpado superior, a ras de pestañas y llega hasta el lagrimal. Pero, en vez de delimitarse a perfilarlo, mantiene apenas un milímetro de piel, logrando el efecto de un recorte perfecto.
La propuesta de Dior es mucho más sencilla de imitar, pues no persigue un trazo pulido e impoluto, sino lograr un efecto dramático. Para lograrlo, el maquillador Peter Philips ha vuelto a recurrir al reverse eyeliner, o lo que es lo mismo, hacer un delineado en el párpado inferior.
En esta ocasión, en vez de combinar un color en el párpado superior y otro en el inferior, solo se utiliza un lápiz de ojos cremoso negro con el que se emborrona la línea de las pestañas interiores. El trazo se alarga de forma ascendente para emular el efecto de un delineado tradicional. Pintar, emborronar y rasgar.
Pieles ultrailuminadas
El efecto glow de las pieles, de tono uniforme y sin rastro de contouring es el maquillaje estrella de todo backstage, pero la Alta Costura ha reforzado más la capa de luminosidad sobre la pasarela. Para conseguirlo, tanto Chanel como Schiaparelli acumulaban capas de highlighter sobre el hueso del pómulo.
En este poder escultor de la luz, resultaba primordial prescindir de otros elementos que distorsionaran el maquillaje. Schiaparelli -y sus diademas negras- llegaba a tintar las cejas de sus modelos en un rubio platino que las hacía desaparecer. El juego de sus iluminadores, dorados, como todo en la firma, convertía los rostros en esculturas de oro.
Pero el maquillaje que más sorprendía en París era el de Chanel. Un marcadísimo iluminador perlado acumulaba capas de brillos metalizados en los pómulos de las modelos. Se podría apreciar en la distancia la perfecta y gruesa ‘C’ de iluminador que recorría desde la parte alta del hueso hacia la sien. El regreso de los iluminadores de brillos metalizados, muy marcados y esquemáticos, logran sublimar de una forma muy sencilla cualquier rostro, otro maquillaje que le podemos copiar a la Alta Costura.
Sombras ochenteras a todo color
En medio de la inundación de pieles joya y lazos infantiles, los desfiles parisinos también nos han puesto en la pista de nuevas tendencias de maquillaje. Juana Martín, la única diseñadora española que desfila en la Alta Costura, se ha convertido en una de las defensoras de los maquillajes coloridos y atrevidos sobre la exclusiva pasarela.
En esta ocasión, una sombra glitter lila no solo maquillaba el párpado, creando un ahumado muy luminoso en tonos morados, también se acentuaba en el lagrimal. Algunas modelos llevaban el punto de luz malva en el lagrimal en un tono más claro que el resto del maquillaje, lo que, sumado a las pestañas postizas y en contraste con la piel muy natural, convertía a la mirada en un verdadero faro.
La opción de Armani Privé aumentaba el caleidoscopio de sombras de ojos, igual que alguno de los estampados de arlequín que han caracterizado a los diseños de la firma en las últimas temporadas. En la complicada combinación cromática, no solo los párpados se llenaban de color, las cejas se pintaban de rosa o las pestañas de azul.
Manual de uso de los lazos en 2024
Y llegamos al mundo lazos. Siempre negros, pero de diferente grosor y longitud, los lazos son el accesorio capilar de la década.
La propuesta de Giambattista Valli pasaba por duplicar las lazadas, una en el cierre de los recogidos y otra en las puntas. Aunando el look sesentero y la estética infantil en sus coletas.
Sin embargo, sus lazos no se limitaban solo a un peinado, kilométricas cintas se convertían en diademas que coronaban cabellos recogidos, bordeando la frente, y cayendo por la espalda. Otra de sus innovaciones era incorporar a los peinados flores frescas, convirtiendo los recogidos en arquitectónicas obras de arte capilar.
Por su parte, Dior ofrecía, quizá, la opción más sencilla: una finísima lazada de terciopelo que se colocaba sobre los peinados ya realizados, anudándose en la nuca o en un lateral. La versión sofisticada de aquellas diademas estrechas de los dosmil, convertida en un peinado minimalista y fácil de adaptar al día a día.
Rematando su habitual semirrecogido, Chanel optaba por lazos gruesos y perfectamente estructurados que se convertían en joyas de cabos largos que caían a lo largo de la melena.
Al alcance de unos pocos
Si las pieles luminosas y los peinados accesorizados son looks vistos en los desfiles de alta costura que se pueden recrear sin demasiada complicación, sobre la pasarela también vemos looks al alcance de profesionales.
La colaboración entre Jean Paul Gaultier y Simone Rocha no solo nos regalaba una de las colecciones más originales y sofisticadas de la semana parisina, también recupera el uso de las gemas sobre la piel. Párpados, pómulos y labios eran el lienzo sobre el que se pegaban piedras de diferentes dimensiones y colores, sustituyendo al maquillaje y creando una belleza de alta costura.
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