Con qué tendencias de belleza vistas en la Alta Costura de París te tienes que quedar

¿Cara lavada sobre la pasarela? Eso es cosa del pasado. La teoría siempre había defendido que ni el cabello ni el rostro de una modelo debían robarle el protagonismo al diseño, una tónica que ha cambiado en los últimos años. Las tendencias en maquillaje ya no las dictan los maquilladores afamados o las celebrities en las alfombras rojas, ni siquiera los videoclips de las cantantes más populares.

Incluso, aunque el pulso lo midan las redes sociales, todo comienza en la pasarela. Los eyeliners de colores, maquillar el lagrimal, los peinados efecto mojado o el bob francés son tendencias que antes vimos en un desfile y que meses más tarde llegaron a las redes sociales y a las calles. Los estilismos que se crean en el backstage, pensados por maquilladores de renombre y potentes firmas de peluquería, son la chispa que prende la mecha de los cortes, peinados, manicuras y maquillajes que llevaremos en las siguientes temporadas.

El lápiz blanco de Giambattista Valli

Sabíamos del poder mágico de un lápiz de ojos cremoso y en color nude o blanco aplicado en la línea de agua. El truco que se popularizó en los años 60 servía para crear el efecto óptico de que la esclerótica -la parte blanca del ojo- tenía una mayor superficie. El truco se extendía también al lagrimal, para potenciar la luz en la mirada, e incluso hay quienes marcan el arco de Cupido del labio, para pronunciar su forma.

En el desfile de Giambattista Valli asistíamos a un nuevo uso del lápiz blanco a través de un delineado entrecortado que solo marcaba unas selectas áreas del ojo. En vez de crear un trazo pulcro y muy definido, se optaba por un lápiz cremoso que se extendía desde la mitad del párpado hasta el lagrimal, pegado a la línea de las pestañas, pero sin resultar demasiado fino. Al llegar al lagrimal, el color se intensificaba en un blanco más compacto.

Pero el push blanco no se quedaba ahí, sino que también se aplicaba una sombra blanca muy difuminada y de efecto tiza a lo largo del arco de la ceja, llegando a manchar un poco el pelo. De este modo, se conseguía una mirada gélida, pálida, pero tremendamente iluminada, a la que acompañaba un rostro muy hidratado y con una base de maquillaje muy ligera. El truco del lápiz blanco para acentuar la forma del arco de Cupido también se colaba en el maquillaje, además de un punto de perfilado en las comisuras de la boca.

Continuando con la predominante tendencia de los brillos metalizados, perlados y blancos que se ha paseado por todas las propuestas de la Alta Costura, también hay que mencionar a Fendi y sus rostros efecto cara lavada en los que al iluminador se le sumaban las sombras de ojos nacaradas. Las tonalidades frías reinan como aliadas de la luz más natural y angelical.

Los labios látex de Chanel

La maison francesa se mantiene firme en la idea de que los beauty looks discretos permiten prestar más atención a las prendas; sin embargo, en todos sus desfiles opta por una estética radicalmente opuesta a la de otras firmas: cada modelo desfila con su propio estilismo. En vez de crear un único look replicado en todas las maniquíes, Chanel respeta el tipo de cabello de cada una, ofreciendo un sinfín de versiones. En esta ocasión, para aderezar los rostros muy naturales del desfile, la nota beauty la ponía el labial.

Una de las tendencias de maquillaje que ya hemos comenzado a ver en desfiles y redes sociales son los labios látex, acabados ultrabrillantes no por el uso de glitter sino por una película muy jugosa, de acabado cercano al plástico. En la propuesta de Chanel, veíamos labios látex maquillados en un intenso rojo anaranjado, para aportar calidez al rostro pero, sobre todo, mucha luz. Unos labios perfectos para el verano, estación en la que se centraban los desfiles de alta costura.

Spanish baby hair

Los mechones de cabello nuevo que nacen disparados se han convertido en un auténtico reclamo estético, amparado por celebrities como Blanca Suárez, Victoria Federica, Kim Kardashian o Rosalía. Al moldearlos, dándoles forma redondeada al estilo de caracolillos, los baby hairs se convirtieron en fetiche beauty.

En esta última edición de la Semana de la Alta Costura de París hemos redescubierto sus posibilidades. Por un lado, el diseñador libanés Elie Saab, inspirado en las primeras décadas del siglo pasado, curvaba los mechones frontales para que se dibujaran sobre el rostro con ondas perfectas, algo que se acercaba bastante a la propuesta de Christian Dior.

La firma francesa jugaba con la textura del cabello de las modelos para crear diseños más finos con el propio baby hair de cada una o fingir la forma de bucle con mechones más gruesos o trenzas. La clave, en ambos desfiles, es la importancia de las sienes en el rostro y cómo el cabello moldeado con un estilismo retro puede sofisticar un look.

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Margarita Velasco

El mullet sigue en lo más alto

Puede que el hecho de que Miley Cyrus -responsable de reconvertir el corte de pelo mullet en tendencia hace un par de años- se haya convertido en la mujer del momento haya inspirado a la diseñadora Juana Martín (la única española desfilando en la Alta Costura) a la hora de crear los estilismos de su desfile.

La apuesta beauty se centraba en dos elementos: por un lado, el azul pastel presente tanto en diseños como en sombras de ojos, y por el otro, en los marcadísimos mullets con los que las modelos desfilaban. El corte de pelo se apoyaba en mantener mucho volumen en la coronilla, creando un escalón muy marcado al dejar los mechones de la nuca mucho más largos. La inspiración setentera y el peinado para jugar con el volumen resultaban fundamentales para crear un look completo.

Los nuevos smokey eyes, cortesía de Dior

En cuanto la primera modelo pisó la tarima de la pasarela, la oscuridad plateada de la mirada ya nos daba a entender que los smokey eyes de Dior no iban a ser como los mostrados en sus anteriores desfiles. La clave estaba en la clara inspiración del maquillaje, una estética dosmilera que se apoyaba en las sombras de ojos metalizadas.

Plata y cromo ayudan a crear un párpado muy brillante pero no glitter, que se aunaba con la sombra negro mate con la que se rasgaba el ojo. Se conseguía así luz y oscuridad, para crear un maquillaje dramático y luminoso, al que se sumaban las cejas para acentuar el efecto. No faltaba tampoco el uso de la sombra de ojos plateada en el lagrimal, quizá el gesto más repetido en todos los maquillajes de la Alta Costura.

Tocados, el gran regreso

El día que las diademas con estructura de Prada entraron en el terreno de juego, las cabelleras, tanto las largas como las cortas, dejaron cualquier otro tipo de accesorio capilar. Los tocados quedaron así en una suerte de limbo beauty, reservadas, si acaso, a las bodas y grandes celebraciones. Esta temporada, son varios los diseñadores que los recuperan, convirtiéndolos ya no en pasadores con los que fijar el cabello, sino en el centro de este, en joyas capilares.

Destacan, por ejemplo, las creaciones de Julien Fournié o la colección de Menouba by Rym Menaifi, en donde se recuperaban las bandanas de la estética boho reinante en los dosmil (Julien Fournié) sin olvidar la estética helénica con diademas de hojas de laurel doradas. Las melenas sueltas y ondulantes, muy naturales, se accesorizan de cara al verano con diademas tipo tocado que mantengan ese efecto de diosa del Olimpo.

Armani Privé, por su parte, se inspiraba en los arlequines, cuyo estampado a rombos se apoderaba de todos los diseños y, por supuesto, también de los tocados. El diseñador italiano creaba unos pequeños casquetes romboidales, repitiendo el estampado de la colección, y con ellos accesorizaba los cabellos cortos. En vez de colocar el tocado en la parte superior de la cabeza, los fijaba en un lateral de la coronilla, no posados, sino colocados con firmeza.

Los tupés también están de vuelta

Hace unos meses mencionábamos que aquel tupé de los años 2000 más complicados, previos al inicio de la crisis del 2008, volvían avalados por Givenchy. Melenas largas y lisas, cuyos mechones se recogían hacia atrás, fijados con un par de horquillas en la coronilla. El pouf de Maria Antonieta iba a volver.

Pues bien, ahora confirmamos que la tendencia es una certeza. El desfile de Rami Al Ali tomaba la melena con tupé, pero introducía un elemento que rebajaba su intensidad: el wet hair. Al texturizar el cabello en la raíz, además de crear dos volúmenes muy diferenciados, pulía el peinado y aportaba un volumen más natural.

La mesura ha llegado a los inaccesibles niveles de la alta costura, ofreciendo, por primera vez en mucho tiempo, looks beauty que se pueden recrear fácilmente y que, sobre todo, resultan muy favorecedores, sin necesidad de recargar el rostro.