Simone Rocha pone de relieve la maestría de Jean Paul Gaultier
La diseñadora ha demostrado cómo hacer suyo el mundo de volúmenes y diversión del creador francés
En 1996, tras 20 años de prêt-à-porter, Jean Paul Gaultier hizo una apuesta arriesgada: la alta costura. Subió a sus coloristas pasarelas la maestría aprendida tras más de dos décadas de triunfos, vistiendo a mujeres y a los grandes nombres de la cultura pop como Madonna o Kylie Minogue. El 'enfant terrible', además de provocador, es diverso.
Su estilo ecléctico en el que coinciden géneros, culturas y materiales encaja a la perfección con el lema de Gaultier: ¡nada es imposible! Y esto siempre de la mano del conglomerado español, Puig, del que forma parte desde que adquirieron su marca los catalanes.
Parte intrínseca de sus diseños son su audacia, su talento, su irreverencia y, por supuesto, su humor: "Me encanta mezclar prendas, personas, clases sociales, géneros… y divertirme con ello". La inclusión, la diversidad y la mezcla de géneros también forman parte de los cimientos de su universo. Sus diseños están marcados por sus orígenes en un suburbio pues, sin ir a una escuela de moda, se convertiría en uno de los mayores modistos del mundo.
Su atelier hace realidad su especial imaginario en el que construye piezas que requieren cientos de horas de trabajo y raras técnicas artesanales para su confección. Cada temporada desde 2021, la maison invita a un nuevo diseñador para que exprese su visión del universo, en esta ocasión ha sido la creadora Simone Rocha.
Rocha ha mostrado qué es para ella el universo del francés. Ha recogido del archivo los volúmenes de JPG y lo ha reconvertido en suyo, una colección sutil, llena de auténticas joyas en las que el volumen y las transparencias han mostrado una nueva mujer.
Ha abierto con un vestido irisado y bordado con miriñaque. Las modelos caminaban sobre plataformas con tacón de vinilo que se fundían con un suelo espejado como si se deslizaran sobre el agua. Brillos y luminosidad guiaban a unas princesas románticas sacadas del fondo del mar.
Los guiños a Rabanne en tops con flores 3D y, por supuesto, no podían faltar sus conos en el pecho (reinventados como un cuerno de rinoceronte, en versión positiva, hacia arriba). Su espíritu agitador ha estado presente, siempre con su mítico corsé como protagonista como una poderosa reivindicación de la ultrafeminidad. Esta rigidez orgánica se ha movido por la pasarela en volúmenes únicos en mangas, pendientes y siluetas medievales.
Una de las señas de identidad han sido los detalles rojos que hemos visto en guantes rojos, pendientes originales en forma de lazo o como bobinas de pelo con forma de rosquilla.
La camisa blanca y detalles de sastrería tan Rocha han formado parte de esta propuesta, así como detalles de pedrería bordados con maestría y delicadeza. Una reinvención de la marca más femenina y ensoñadora que nunca con faldas de tul que crecen gracias a unos detalles ramificados. El cierre ha sido con varios vestidos de novia, demostrando el clasicismo de la alta costura.
Jean Paul hecho desfilar a sus empleados y a sus amigos y vecinos. "Mi excentricidad se ha convertido en mi norte". Esa dirección le ha llevado a formar parte de proyectos cinematográficos de Pedro Almodóvar, Luc Besson y Jean-Pierre Jeunet, a estar nominado a los Premios César. Y vistió a Marion Cotillard cuando recibió su Oscar con un vestido corte sirena. Y hoy gracias a todo ese expertise, de la mano de Simone Rocha, ha triunfado en esta presentación de alta costura.
Entre los amigos del diseñador hoy han acudido personalidades como la bailarina Blanca Li.
Leonnie Hanne, la influencer, con un look tipográfico y capa blanca de plumas.
La influencer Kylie Jenner, que ha generado muchísima expectación, llevaba un vestido muy liviano beis con escote corazón.
Kelly Rutherford de rosa con un vestido voluminoso con accesorios rojos.
En 1996, tras 20 años de prêt-à-porter, Jean Paul Gaultier hizo una apuesta arriesgada: la alta costura. Subió a sus coloristas pasarelas la maestría aprendida tras más de dos décadas de triunfos, vistiendo a mujeres y a los grandes nombres de la cultura pop como Madonna o Kylie Minogue. El 'enfant terrible', además de provocador, es diverso.