Exfoliar antes de autobroncearse: los productos para lograrlo sin irritación
La llegada del calor hace obligatorio aligerar las prendas y el tono pálido del invierno no termina de convencer. La solución son los autobronceadores, pero antes siempre hay que exfoliar, tanto el rostro como el cuerpo
Ese momento en el que te encierras en el baño con la firme intención de salir un par de tonos más bronceada de lo que entraste viene precedido de un minucioso, que no exhaustivo, ritual de belleza.
Para conseguir un bronceado uniforme tanto en la piel del rostro como en la del cuerpo, además de recurrir a cosméticos de efecto progresivo, hay que preparar la piel sobre la que se vayan a aplicar para que sea una superficie lisa y sin pliegues.
El problema llega cuando el tiempo apremia y la actual situación de cambio climático hace que semanas (si no meses) antes de que llegue la primavera suframos temperaturas propias del verano. Toca activar el protocolo de bronceado exprés: exfoliar, hidratar y autobroncear.
El éxito de los autobronceadores reside en la pulcritud de la piel previa aplicación del producto. La exfoliación, bien sea física, bien sea química, debe despegar la capa de células muertas adheridas sobre la epidermis.
Ya puestos, si también se ha depilado el cuerpo, el resultado será aún mejor. Al retirar esta capa superficial, logramos que el tono sea homogéneo y que luego no se parchee al renovarse la piel. Uno de los compuestos más habituales en los autobronceadores es el DHA (dihidroxiacetona) cuya función es la de oxidar los aminoácidos de la capa más superficial de la piel.
Si esta oxidación se da en una piel que va a desprenderse enseguida, cuando se caiga el tono será irregular. Si la retiramos con la exfoliación, el producto se esparcirá por la misma capa nueva.
El otro gran beneficio es que al exfoliar la piel estimulamos la renovación celular y la producción de colágeno, mejorando la tersura de la piel y dejándola tonificada.
A la hora de exfoliar el cuerpo, es más común recurrir a exfoliantes mecánicos, ya que la piel es más gruesa que la del rostro, aunque también encontramos limpiadores corporales con AHA (alfahidroxiácidos), que logra una exfoliación química.
A nivel corporal
- All Glow’d Up de Estrid
Para una exfoliación mecánica, especialmente recomendable es recurrir al azúcar o la sal, cuyos granos son solubles en agua y, por tanto, no tiramos por el desagüe de la ducha microplásticos. Un ejemplo de exfoliante de azúcar es el All Glow’d Up de Estrid. Está especialmente pensado para evitar que el vello se enquiste, previa depilación con cuchilla. Su utilidad como tratamiento pre autobronceador se debe a que incluye vitamina E.
Tras exfoliar la piel, no se queda seca, como pasa con otros exfoliantes mecánicos, gracias al aceite de semilla de girasol y de sandía. Para conseguirlo, igual que ocurre con las cuchillas de suscripción de Estrid, tienes que acceder desde su web y hacer tu pedido o suscripción.
- Natural Aqua Cure Gel
Si quieres probar con la introducción de AHA en tu rutina corporal, el japonés Natural Aqua Cure Gel, que funciona exactamente igual que un limpiador enzimático o con alfahidroxiácidos para el rostro. Se aplica sobre la piel limpia a través de un masaje, hasta que se aprecia cómo se va desprendiendo la piel muerta y se retira con agua tibia.
Una de sus utilidades más interesantes es que se puede utilizar tanto en el cuerpo como en el rostro. Además de estar elaborado con un 91% de agua con hidrógeno activado que se encarga de esa exfoliación entre mecánica y química, al contener extracto de hojas de aloe vera, Gingko biloba o romero, también deja la piel hidratada y preparada para el autobronceador.
A nivel facial
Vista la exfoliación corporal, damos el salto al rostro, porque, por supuesto, hay un sinfín de referencias además del gel de Cure. Comenzamos también por los más clásicos, los exfoliantes físicos. Antaño se abusó mucho de este tipo de scrubs que resultaban demasiado agresivos para la piel y la hipersensibilizaban por sus granos gruesos y casi siempre compuestos por microplásticos.
- Face Scrub Basil de Le Labo
Los exfoliantes físicos actuales son mucho menos agresivos, ya no solo por sus granos biodegradables y de menor tamaño, sino también por sus ingredientes. Face Scrub Basil de Le Labo, por ejemplo, contiene ceniza volcánica para lograr esa limpieza de la piel que ayude a regular el exceso de grasa. Logra también una doble exfoliación, ya que, a los diminutos granos para el efecto scrub, se les suma el ácido láctico para lograr también desincrustar las células muertas.
No faltan tampoco aceite de jojoba, manteca de cacao o aloe vera para limpiar, hidratar, suavizar y dejar la piel acondicionada. A pesar de que no resulte tan agresivo con los exfoliantes de grano tradicionales, no debe utilizarse más de dos veces a la semana.
- Yo Glow de Wishful
Igual que los alfa y beta hidroxiácidos ayudan a renovar la piel, otro ingrediente igualmente interesante son las enzimas, aminoácidos que aceleran el proceso de renovación de la piel. Al incorporarlos a tratamientos limpiadores, su efecto es muy útil para recuperar la luminosidad y retirar las células muertas. Encontramos estas enzimas en el Yo Glow de Wishful, que funciona de una forma muy parecida al gel de Cure y que incluye BHA y AHA.
Sobre la piel limpia y seca, se trabaja una almendra de producto, extendiéndolo en movimientos circulares. Según vayas masajeando la fórmula, irán desprendiéndose la suciedad y las células muertas, de tal modo que aparecerán pequeñas bolitas que cada vez se irán oscureciendo más. Cuando ya no quede textura gel y no puedas continuar con el masaje, aclara con agua tibia. La superficie de la piel queda luminosa y supersuave, siendo el lienzo perfecto para un bronceador tipo sérum o en gotas. A pesar de que no resulte tan agresivo como los exfoliantes de grano tradicionales, no debe utilizarse más de dos veces a la semana.
- Daily Microfoliant de Dermalogic
También a medio camino entre la exfoliación mecánica y la química, encontramos el Daily Microfoliant de Dermalogica, un exfoliante en polvo que se activa con el agua y que puede utilizarse todos los días. Igual que el anterior, combina AHA, BHA y enzimas al incorporar ácido cítrico, ácido salicílico y papaína, respectivamente, lo que permite esa acción exfoliante y renovadora de la piel. Para continuar con el efecto de luminosidad, el salvado de arroz es una de sus armas secretas, junto al extracto de hoja de Ginkgo biloba de propiedades antioxidantes.
Para usarlo a diario, basta con humedecerse las manos, verter un poco del polvo en ellas, frotarlas hasta que empiece a deshacerse y aplicarlo por el rostro con un masaje suave. De este modo logramos una doble exfoliación tanto mecánica como química. Al aclararlo con agua limpia y secar la piel con una muselina, la tez queda suave como el terciopelo y cualquier imperfección se retira junto con las células muertas.
Tras exfoliar la piel, tanto del cuerpo como del rostro, el siguiente paso es el de aplicar el método de autobronceador elegido. Mousse, sérum, spray, crema o gotas, solo tienes que decidir entre la intensidad del bronceado que desees y tus gustos a nivel sensorial. Sí es importante recordar que, aunque todos los métodos de exfoliación citados dejan la piel hidratada y no tirante ni seca, hay zonas de la piel que necesitan una ayudita extra.
Codos, rodillas, arrugas y cualquier zona con pliegues agradecen ser hidratadas antes del autobronceador o, de lo contrario, el producto se apelmazará en ellos y al día siguiente se notará mucho el paso del autobronceador.
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Ese momento en el que te encierras en el baño con la firme intención de salir un par de tonos más bronceada de lo que entraste viene precedido de un minucioso, que no exhaustivo, ritual de belleza.
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