Cressida Bonas, ex del príncipe Harry, recicló este vestido 'barato' para su boda

"Mi perfecta imperfecta boda de confinamiento", así titulaba la ex del príncipe Harry, Cressida Bonas, su artículo para la revista inglesa 'The Spectator', en la que colabora de forma habitual contando todos los detalles del complicado evento. Complicado, decimos, por las circunstancias históricas que lo rodearon. Eugenia de York presentó a la protagonista de esta historia y a Harry en 2012, salieron dos años y actualmente son amigos.

No son muchas las novias que han seguido adelante con sus bodas este año, no todas las parejas están preparadas para renunciar al boato que imaginaron en sus cabezas en un día tan especial.

Cressida Bonas se casó este año con el aristócrata Harry Wentworth-Stanley, hijo de la marquesa de Milford Haven y agente inmobiliario, y lo ha contado todo en un medio inglés, de una forma cercana y sin (demasiados) lujos. La que podría haber sido Meghan Markle hoy ha demostrado que su forma de hacer dista muchísimo de la de su colega americana que sí acabó con Harry, hablamos de Meghan, of course.

"Cuatro días antes de la boda me fui a Oxford Street en busca del vestido. No encontré nada. Pero entonces recordé un vestido de Whistles que me había puesto para un vídeo de James Arthur Music. Me fui a casa y lo encontré en el fondo de mi armario. Después de un par de planchazos, estaba como recién estrenado". Así resume uno de los momentos más esperados de cualquier novia, de una forma práctica y pragmática.

El vestido Guinevere de Whistles bordado, que ronda las 400 libras ahora en rebajas, con falda de volantes, cuello cisne y espalda escotada, es una idea muy adecuada para las novias que huyen del efecto merengue, como es el caso de Cressida, que como buena actriz que es tira más hacia lo bohemio que al rococó.

Las bodas en 2020 han sido muy diferentes. Todo el mundo ha hecho un acto de contención en todo lo que rodea a una boda; de hecho, hemos pasado de ver vestidos ricos en detalles y muy elaborados a looks más sencillos como los de Natalia Vodianova, Lilly Allen o Roberta Benteler, mucho más funcionales, que permiten dar una nueva vida después de la boda a la inversión que normalmente conlleva ese outfit.

La reducción de volúmenes y precio en la factura final no significa por ello una minimización del estilo, cada vez son más las tiendas low cost que lanzan modelos para novias que sin tantos posibles, o con mayor conciencia de lo que significa gastarse esa cantidad para un día, quieren vestir tendencia y ser diferentes al resto.