Cómo una broma convirtió en mito a Naty Abascal
Así fue el plan ideado por Elio Berhanyer para convertir a la modelo en la reina de las pasarelas
No corren buenos tiempos para la familia Abascal. De hecho, hace tiempo que echamos de menos ver a la matriarca, Naty, en cualquiera sarao a los que solía acudir. Desaparecida de la Semana Santa, tampoco la hemos visto ni en la Feria de Abril ni en ninguna de las fiestas que se han sucedido estos días por la capital. La implicación de su hijo en uno de los escándalos judiciales que más titulares está concentrando en las últimas semanas ha obligado a uno de los rostros más conocidos de la esfera social de nuestro país a adoptar un perfil bajo que, incluso, parece que le ha hecho tener que 'emigrar' a sus dominios portugueses.
Lo cierto es que la modelo no ha tenido una vida lo que se diría fácil en el terreno personal. Su matrimonio con el duque de Feria, Rafael Medina y Fernández de Córdoba, no fue lo que se diría un cuento de hadas, tuvo que mandar a sus hijos a estudiar al extranjero para alejarlos del polémico final de su padre y diversos escándalos, como la filtración del diseño de novia de Ungaro para Eugenia Martínez de Irujo o el de las mascarillas de su hijo Luis, tampoco le han dado ninguna alegría.
Donde Naty sí que ha sido feliz ha sido en la esfera profesional, en la que goza de un prestigio internacional que hace que se le abran las puertas de todos los showrooms del mundo. Es un nombre que se pronuncia con respeto en la casa Valentino incluso hoy en día, pese a que ella sea íntima de su fundador, ya lejano a la firma, y como estilista es solicitada por estrellas como Chiara Ferragni o Georgina Rodríguez. Nada se le resiste.
Su rostro ha sido inmortalizado por los más grandes, como el mismísimo Woody Allen, que le dio un papel en la película ‘Bananas’ en 1971, mucho antes de que a ningún español se le pudiera pasar por la cabeza que una actriz pudiera protagonizar una de sus películas (y mucho menos ganar un Oscar gracias a una de ellas, como hizo Penélope Cruz en 2009 por ‘Vicky, Cristina, Barcelona’). Aunque el primero que se fijó en ella, y al que muchos consideran como su descubridor, fue Richard Avedon. Y eso es entrar por la puerta grande. Pero, ¿cómo llegó una joven sevillana a conquistar Nueva York? ¿Quién es el responsable de su éxito?
Aunque a mucha gente le pueda sorprender, su éxito no fue algo que se podría considerar inesperado. Todo fue maquinado por Elio Berhanyer para conseguir arrasar en la Gran Manzana. El diseñador cordobés, que durante los años 60 vivía su etapa dorada a nivel creativo con trabajos que incluían un uniforme de Iberia que llegó a ser considerado el más bello del mundo, iba a presentar en 1964 su colección en la Feria Mundial de Nueva York junto con otros grandes como Carmen Mir. Sabía que tenía que destacar entre la gran cantidad de diseños que se iban a presentar, así que tuvo una idea que acabó resultando una gigantesca campaña de marketing.
Consiguió convencer a las hermanas María Natividad y Ana María Abascal de que le acompañaran a Nueva York (o mejor dicho, a sus padres) para desfilar para él. Altas, de rasgos elegantes y mirada enigmática, se iban a convertir en la revelación de aquella cita con la moda con la que el régimen quería promocionar una imagen de España moderna y fresca.
Pero, ¿qué podían aportarle las hermanas Abascal más allá del duende andaluz? Berhanyer tenía un plan en mente: presentar dos gemelas sobre la misma pasarela. pero en distintos tiempos. Que nadie llegara a reconocer que eran dos en lugar de una iba a ser la clave de su desfile, así que consiguió que unos segundos después de que Naty se hubiera retirado de la pasarela su hermana saliera. ¿El resultado? Hasta el mismísimo 'New York Times' cayó rendido ante este prodigio de modelo a la que llegó a calificar como “la más rápida del mundo”. El plan surtió efecto, aunque en este caso quienes consiguieron sacarle el mayor rédito fueron las hermanas Abascal, que gracias a esta idea del creador español lograron hacerse un nombre en la moda, algo que Naty supo explotar hasta convertirse en un icono que se ha vuelto eterno en el tiempo y que, pese a que parezca tener pies de barro, consigue escaparse de cualquier temporal. Para rápida, ella.
No corren buenos tiempos para la familia Abascal. De hecho, hace tiempo que echamos de menos ver a la matriarca, Naty, en cualquiera sarao a los que solía acudir. Desaparecida de la Semana Santa, tampoco la hemos visto ni en la Feria de Abril ni en ninguna de las fiestas que se han sucedido estos días por la capital. La implicación de su hijo en uno de los escándalos judiciales que más titulares está concentrando en las últimas semanas ha obligado a uno de los rostros más conocidos de la esfera social de nuestro país a adoptar un perfil bajo que, incluso, parece que le ha hecho tener que 'emigrar' a sus dominios portugueses.