El regreso del turbante es una realidad y este es su (nuevo) manual de uso

Según la RAE, el turbante es un tocado propio de culturas orientales que consiste en una faja larga de tela que se enrolla alrededor de la cabeza. Pero lo que tradicionalmente comenzó como algo eminentemente masculino y vinculado a cuestiones religiosas ha terminado siendo un accesorio de moda femenina en toda regla. Lo lleva siendo años, en realidad, como se aprecia cuando una tira de hemeroteca y aparecen fotografías de grandes iconos como Audrey Hepburn, Grace Kelly o la reina Isabel II. Esta última, quien acaba de celebrar por todo lo alto sus 70 años en el trono, fue precisamente una de las que más hizo uso de él en su juventud llevándolo perfectamente combinado con sus vestidos y sus famosos bolsos de asa corta durante algunos de sus viajes. Las tres lo convirtieron en algo indispensable en sus looks de la época con una excusa puramente estética, o quién sabe si práctica porque, si algo bueno tiene el turbante en este sentido, es lo mucho que te arregla un 'bad hair day'.

“Es un recurso muy sencillo. Una manera de quedar arreglada en un minuto. Si tienes problemas de 'malos pelos' es ideal porque te salva de muchas ocasiones”, reconoce Nagore Valera, fundadora de una marca de complementos que lleva su nombre y que tiene en el turbante uno de sus puntos fuertes. “He querido dedicarme a la moda desde que recuerdo, aunque me costó encontrar mi hueco. Mientras buscaba, me dio por colocarme un turbante en la cabeza, lo que se convirtió en mi seña de identidad. Hasta tal punto lo hizo que muchas personas me recuerdan por eso. Mira tú por dónde, con el paso del tiempo, ese turbante acabaría siendo el principio de mi camino de baldosas amarillas”, reconoce la creadora.

La de Nagore es una de las firmas que ha notado el empujón que el protagonista de este artículo parece haber cogido en los últimos tiempos. Puede que estemos simplemente ante una microtendencia puesto que en las calles aún su utilización es minoritaria, pero que la curva es creciente resulta innegable. Sobre la pasarela lo hemos visto este año en las colecciones de Marine Serre o Elsa Schiaparelli, pero en 2021 ya había aparecido de la mano de Dolce & Gabbana y MaxMara. Lo mismo si hablamos de alfombras rojas. En la gala del Met causó sensación Jessica Chastain cuando posó con uno creado por Gucci a base de lentejuelas rojas como las de su vestido e hizo lo propio Cynthia Erivo con un grandilocuente diseño blanco aunque, en su caso, con una sólida base reivindicativa.

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Según contó entonces el estilista de la actriz, Jason Bolden, su manera de entender el Gilded Glamour –el dress code marcado por la organización para el evento– partió de la idea de “convertir las dificultades en algo deseable, a la moda e icónico”, y por eso retrocedió en la historia hasta el siglo XVIII, cuando se impuso la conocida como 'ley tignon', que “decía a las mujeres negras que se cubrieran el cabello” y cuya norma duró varias generaciones. Ayudada por su asesor, Cynthia no quiso más que transformar esa opresión en libertad estilística para “celebrar su contribución al estilo y la moda”.

El revival del turbante

Cambian las connotaciones, los estilos, las longitudes, las formas de colocarlo y, por supuesto, las telas, pero lo que no varía es el concepto. Cubrir la parte superior de la cabeza sigue siendo, como lo era antes, el objetivo. Cuenta María Lourdes Figueroa Míguez, encargada de poner en valor las artes textiles en Twitter a través de su cuenta La Tachuela Tapicera, que debido a la restricción de materiales en la Segunda Guerra Mundial, las horquillas desaparecieron del mercado parisino y esto llevó al aumento del uso de turbantes y sombreros que aportaban elegancia a la ropa sencilla.

Esta temporada no es por la falta de opciones que se vivió entonces, sino que puede que simplemente se deba a la necesidad de salir de la monotonía en la que nos habíamos visto inmersas después de años rendidos ante el gorro de pescador y la clásica gorra beisbolera.

Cambiar completamente de tercio se agradece y la realidad es que se puede hacer de muchas maneras. Bien para elevar un look de invitada si se escoge una versión deluxe como si fuera un tocado, bien como mero complemento con el que ir a la playa y proteger el cabello del sol. Es más, simplemente para agregar un toque de dramatismo a un conjunto de vaqueros y camiseta blanca es una genial idea.

“La mejor ocasión es, por ejemplo, cuando tienes un evento especial por la noche y tienes que cubrir diferentes etapas a lo largo del día. El turbante es un muy buen recurso para el último momento. Por ejemplo, puede que hayas salido maquillada y peinada por la mañana de casa, pero al final del día necesitas que se te vea más y puede ser un muy buen recurso para llamar la atención”, recomienda la experta Nagore Valera, quien recuerda que “depende mucho de la actitud con la que te lo pongas”.

Hay multitud de alternativas con las que probar. Para quienes no deseen gastarse demasiado, H&M, Zara y Asos lo ponen fácil con un catálogo bastante amplio de cara al verano e incluso lo amplían a base de casquetes joya. Firmas como Oseree y Mary Jane Claverol han creado alternativas interesantes, y de cara a bodas y otros eventos, Mimoki cuenta con multitud de ideas en esta línea en distintos materiales y terminaciones.

De todos modos, no hay que olvidarse de que un turbante siempre lo puedes hacer tú misma con un bonito pañuelo. “Hay muchas maneras de colocárselo y dependiendo de cómo lo hagas puede quedar más elegante o más relajado. La más fácil, por ejemplo, ponerlo como cuando te colocas la toalla al salir de la ducha”, apunta Valera.