Psicología del color y cómo combinar el amarillo en el trabajo

El amarillo es uno de los tonos primarios más contradictorios que existen en la paleta cromática. Parte de la familia de los colores cálidos, despierta el mismo número de seguidores que detractores. Asociado a la alegría, el optimismo y con la capacidad de iluminar nuestros atuendos, también hay quienes lo ven como un tono prohibido por esa leyenda que lo relaciona con la mala suerte y que provoca que los supersticiosos lo rechacen por completo. Vestirlo, para bien o para mal, produce una explosión de diferentes sensaciones.

Las prescriptoras de moda suelen apostar por el amarillo en su medida justa y adecuada cada temporada e incluso en algún momento ha alcanzado el título de tendencia cromática absoluta. Te guste o no, uno de sus puntos a favor es su versatilidad, lo mismo se cuela en un estilismo deportivo que cambia de bando para ser un aliado a favor de la formalidad. Precisamente de su papel en nuestros looks de trabajo queremos hablar y profundizar hoy. Teñidas todas las piezas protagonistas de color amarillo, queremos enseñarte que existen cinco maneras de lucirlo en la oficina y gracias a él, triunfar.

Traje de chaqueta

Con un cambio en su fórmula original, del dos piezas tradicional con pantalón, al dúo con chaqueta y falda de largo midi. Siempre a juego y con un tono de amarillo común, mezclar variaciones no está permitido en este caso, lo que si puedes es jugar con las texturas. En épocas de otoño e inverno prueba con tejidos de tweed, lana o punto grueso, y con la llegada de la primavera y el verano cede el espacio a otros más livianos como el lino, el satén o los rústicos. La combinación de experta apunta al verde césped como aliado, pero si es demasiado para ti, el blanco, el azul cielo o el lila también empastan bien.

Abrigo sastre

Probando que solo una prenda es suficiente para incorporarlo en tus looks de trabajo del día a día, al igual que has puesto en práctica con otros colores como el rojo, el morado o el fucsia, un abrigo de color amarillo es la pieza que necesitas para lograrlo. En su rol como compañero working, su diseño debe ser muy concreto y regirse por los parámetros del abrigo sastre: hombros marcados, dimensión oversize, solapas en el cuello, cierre con botones, bolsillos a ambos lados y largo midi. Llévalo sobre un total look negro y verás como destaca, tanto que sin él tu atuendo será otro y no querrás quitártelo.

Vestido midi

El vestido también es una idea fácil de lucir en el trabajo y además apta para todas las personalidades de estilo, incluso para mujeres que creen en las supersticiones. Si vas a iniciarte lo más sensato es hacerlo con un modelo liso de líneas depuradas y si no es tu primer vestido amarillo, puedes dar un pasito extra y probar con diseños estampados siempre y cuando su base sea este luminoso y alegre color. Lo que es un requisito inquebrantable es el largo del vestido y para la oficina el midi es el más adecuado.

Salpicando los accesorios

¿Todavía tienes dudas y no te atreves a presumir de amarillo en tus prendas? Tantea el terreno con los accesorios. Si creas un estilismo serio y acorde al protocolo combinando prendas en tonos neutros, cualquier complemento llamativo y chillón se convertirá en protagonista y así chequearás una de las bondades del amarillo como aliado en clave working: su capacidad innata de iluminar cualquier atuendo.

Pantalón formal

Ponemos punto y final a esta masterclass de color con otra prenda, el pantalón de corte formal en amarillo. Explora tu habilidad para componer combinaciones sorprendentes y con él como base del look suma otros elementos que, aunque a priori rechazabas como sus escoltas, una vez que los unes y estudias lo bien que quedan juntos frente al espejo, se convertirán en tu arma secreta para mantener tu puesto como la mejor vestida de la oficina.