La marca española de los jerséis que agotan Nuria Roca y Amelia Bono

Está habiendo un giro en la manera de producir y de consumir la moda. De ahí que haya marcas que busquen producir bien distinta, como la que fundó Paloma de la Riva. Una mujer optimista que en 2012 dejó su carrera como abogada urbanista y observó la necesidad en la industria textil de firmas más atemporales, alejadas del fast fashion, y que construyeran de una forma responsable, prendas que pudieran vestirse en cualquier momento del día.

Cambió de rumbo, estudió durante un año temas de patronaje y tecnología textil para entender la parte técnica antes de hablar con artesanos y talleres. En 2014, salieron a la venta las primeras prendas como Mysulafish.

Este año que viene celebra los diez años una marca que nació inspirada por los peces pequeños que van por la orilla en su Santander natal, las sulas. Ese espíritu inquieto y el mar como constante han logrado que sus prendas de punto sean las más deseadas de esta marca atemporal, creada para todas las mujeres que valoran calidad y comodidad sin renunciar a una dosis de estilo.

Nos contáis cómo y por qué creasteis la marca... ¿Quién la lleva?

Observé la necesidad de prendas más duraderas y atemporales. Cada vez más marcas adoptamos la producción local y sostenible, y más clientas valoran comprar nuestras prendas. Hemos estudiado tanto la fase de patronaje y las hilaturas a emplear que las prendas resultantes de nuestra producción pueden ser vestidas por madres e hijas, por mujeres de todas las edades.

¿Quiénes son vuestras clientas?

Muchas mujeres influyentes de Instagram como Eugenia Osborne, Amelia Bono, Itziar Aguilera, entre otras. Especial ilusión nos ha hecho ver vestida a Nuria Roca en varias ocasiones y a una de nuestras actrices españolas favoritas, Marta Hazas, que además es paisana y siempre es especialmente cariñosa. Cómo llegamos a ellas fue curioso, con algunas nos lanzamos al estrellato y preguntamos directamente, otras empezaron a seguir la marca y dimos el paso de contactar con ellas. A veces, a través de sus estilistas, y también mediante quienes nos llevan la parte de prensa.

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Cris Castany

Si me puedes decir las prendas que han comprado...

El primer vestido blanco, el vestido Apia que se hizo viral, y los jerséis marineros son nuestras prendas más deseadas y las elegidas por muchas de ellas para hacer regalos a familiares o amigas. Sin duda, los jerséis han cobrado protagonismo esta temporada. El modelo Piper, que combina hilo metalizado y lana merino, ha arrasado. Hemos tenido que hacer una reposición del color más vendido porque son muchas quienes lo quieren vestir estas Navidades. Nuestro top ventas siempre son los marineros, los jerséis de rayas que salen sin parar, muchos para ser regalados porque el patrón es imposible que no te quede perfecto.

¿Cómo construís las colecciones?

La suerte de hacer pronto moda y no tener que pensar en colecciones con más de un año de antelación es que sabemos muy bien lo que quieren nuestras clientas, que al final son quienes nos inspiran para diseñar. Personalmente, siempre estoy creando, tengo notas en el móvil de combinaciones de colores, ideas, paisajes, arquitectura, mil cosas... Al final hay un proceso, te creas ese moodboard que te inspira, mandas las fichas a taller con las marcadas de los patrones para hacer los primeros prototipos. Algunos se mantienen intactos y otros evolucionan hasta llegar a la prenda que querías. Hacemos reposiciones de los más demandados y seguimos pensando en novedades. Nuestras clientas son muy fieles; rara es la ocasión en la que una clienta tiene solo una o dos prendas. Lo más normal es que tengan de 5 en adelante, incluso de una misma temporada.

¿Qué te inspira a la hora de diseñar?

La inspiración constante es el mar, sus paisajes, la luz, la sencillez de sus líneas… y como referencias artísticas, miles. Todo lo que pasa por las retinas se convierte en inspiración. De ahí la importancia de viajar, de desconectar, de conocer…

¿A qué diseñadores admiráis?

Jil Sander y su forma de hacer femenina a la mujer sin encorsetarla es algo que me fascina. Ahora es algo normal, pero en su momento fue revolucionaria. Issey Miyake, por su obsesión con la tecnología y con los patrones; sus piezas eran casi obras de arquitectura. En nuestro país me encanta el trabajo que hizo Sita Murt, dando protagonismo especial al punto, a la artesanía, mucho diseño y sobre todo gran calidad en las colecciones que hizo en su día. Pero admiro a todos, grandes y pequeños, porque este es un oficio de valientes.

¿Qué os gustaría que se dijera de vuestra marca?

Que ha sabido crecer respetando sus principios y que sus prendas perduran por su atemporalidad y calidad en los armarios de sus clientas temporada tras temporada. Nos queda mucho que andar. A una tienda física, que sea nuestra flagship en Madrid. Visto el éxito de los jerséis, queremos lanzar una línea masculina en 2024 en la que estamos trabajando aún. Crecer dentro y fuera de España. Nos queda mucho recorrido, pero preferimos ir sin prisas, afianzando y disfrutando del proceso.

¿Qué porcentaje de vuestra venta es online?

El 80%, el 20% restante es de ventas en tiendas multimarca, ventas efímeras que hacemos en nuestro showroom… Pero lo hemos puesto tan fácil comprar en línea que a veces nos llegan pedidos del portal de al lado de la oficina. En casi todas las localidades de España hay prendas nuestras, en muchas de Portugal y también han salido muchos pedidos a Francia, Estados Unidos, Inglaterra, Dinamarca…

¿Quiénes sois en el equipo?

Es un equipo variado entre las dos personas que estamos en la oficina y todas las que hay en el almacén, encargadas de la logística. También hay dos personas que llevan externamente la parte informática y otras que trabajan en los talleres locales de punto y confección. Estos talleres cosen y tejen para otras firmas españolas que apuestan por esta manera de producir local y cuidada. Al final hay mucha gente implicada profesionalmente en la marca de forma continua o para acciones concretas. Lo genial es que al ser un proyecto en constante crecimiento, la ilusión e implicación de todos es increíble. Al final deja de ser un proyecto propio para ser uno compartido.