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Crónica 11. 14 de Agosto de 2013
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SEGUNDO VIAJE AL EXTREMO ESTE DE EUROPA CONTINENTAL

Crónica 11. 14 de Agosto de 2013

EN ESPERAAyer martes, me acosté a las 2 de la madrugada. El motel que encontré es agradable y la familia que regenta el establecimiento muy afable.

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EN ESPERA

Ayer martes, me acosté a las 2 de la madrugada. El motel que encontré es agradable y la familia que regenta el establecimiento muy afable. Esto es en realidad una casa de campo a la que han añadido cuatro habitaciones, lo que estando al lado de la frontera les debe generar con frecuencia la presencia de huéspedes.

Aquí todo son mujeres salvo en enjuto dueño. La que parece su esposa, muy amable, una mujer mayor, tres o cuatro chiquillas monísimas y muy parlanchinas y dos perras. Y todas le hacen caso sin rechistar. Debiera haber aprovechado el día para que me dieras unas clases. En realidad he dormido todo lo que he podido, tratando de recuperarme de estos días de viaje incesante, entre llamada y llamada desde Madrid para ir haciendo gestiones.

Tarek ya ha llegado a Moscú y está de camino. Cuando esté próximo a la frontera me llamará y yo me acercaré para tratar de hacer la gestión conjuntamente. El llegará sobre las 12 de la noche. Probablemente habrá menos atasco a esa hora en el frontera. Si este plan no funciona, yo volveré a dormir a este motel, en el que he dejado pagada, por si acaso, mi habitación también para esta próxima noche. Ello me permitiría volver a cualquier hora. En ese caso dejaría aquí las motos y mañana a primera hora me iría a Riga a buscar el documento que Ángel me ha enviado y volvería para tratar de reiniciar las gestiones, con dos días de retraso, pero teniendo en la mano el documento que según parece, era determinante para que autorizaran mi entrada. Eso siempre que no haya otro funcionario y piense otra cosa.

Un año en los Encuentros de Reaseguro de Montecarlo, fui a un gimnasio. En aquella época no salía de ellos. El monitor antes de permitirme el acceso me pidió el certificado médico conforme yo estaba en condiciones de estar en una sala de pesas. Naturalmente no lo llevaba y no me dejó entrar, alegando que sería irresponsable por su parte y además el seguro podría ponerle problemas si un usuario que no estaba en condiciones, sufría un accidente. Caramba, quedé impresionado por tanta profesionalidad y lo del seguro desmontó cualquier intento por mi parte de discutir la cuestión. Volví rápidamente a mi hotel y llamé a Groupama, la compañía que dirigía en aquella época y pedí el certificado al servicio médico en francés y su envío por fax a mí hotel. Un par de horas más tarde regresé al gimnasio, ya encantado con mi flamante certificado y me encontré con otro monitor, al que expliqué lo que había pasado y le entregué orgulloso el certificado. Se quedó atónito. Me pidió disculpas, Me dijo que aquello eran majaderías de su compañero y que pasara a la sala e hiciera lo que quisiera. Hoy tal vez pase lo mismo en esta frontera.

La mujer del dueño del motel me ha preparado una buena comida y me he echado una españolísima siesta, mientras esperaba noticias de Tarek. Ahora son aquí las 21 horas. Voy a descansar otro rato, esperando la llamada de Tarek desde las proximidades de la frontera.

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