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Sigüenza, haz una escapadita veraniega a este pueblo precioso de Guadalajara
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VIAJES DE CERCANÍAS

Sigüenza, haz una escapadita veraniega a este pueblo precioso de Guadalajara

Pasea por sus travesañas, entra en la Casa del Doncel y vete a verle (al Doncel) a la catedral, quédate a dormir cual cardenal en el castillo y haz la ruta de los ríos Dulce y Salado. ¿Puede haber mejor plan?

Foto: Así de bello es Sigüenza, a solo una hora y media de Madrid. (Cortesía Hotel Molino de Alcuneza)
Así de bello es Sigüenza, a solo una hora y media de Madrid. (Cortesía Hotel Molino de Alcuneza)

Si te has quedado en Madrid (o donde sea) a la espera de tus vacaciones o estás ya de vuelta de ellas, este es tu destino. Para alcanzarlo tendrás que poner rumbo al norte privilegiado de Guadalajara, donde podrás vivir y revivir hasta hartarte el Medioevo. Te encantará pasearte cual cardenal por sus travesañas (las calles del casco viejo) y cual cardenal también admirar su rico patrimonio para luego ir a dormir, cual ídem, al alcázar o alguno de estos tres hoteles rurales con encanto. Qué menos. Descubre por qué Sigüenza es uno de los pueblos más bonitos de España.

A una hora y media de Madrid (solo)

Si vives en la capital del reino, no tendrás que pensártelo mucho porque Sigüenza está a solo 69 kilómetros de Guadalajara y Guadalajara a solo 56 kilómetros de Madrid, así que el plan viene rodado. Además, de camino y sin salirte de la A-2 contemplarás el magnífico castillo de Torija para ir abriendo boca. Que te espera uno de los parajes naturales preferidos del televisivo Félix Rodríguez de la Fuente -ya sabes, 'El hombre y la tierra'-, que siempre se dejaba caer por aquí. A mil metros de altitud y sobre terrenos abruptos y escarpados, donde campan a sus anchas los buitres leonados. Y te espera, claro, una de las villas medievales mejor conservadas.

Qué ver en Sigüenza

Por más que las paredes aquí hablen de insignes eclesiásticos, el personaje histórico más popular de Sigüenza es, sin lugar a dudas, el Doncel, el legendario militar del siglo XVI que descansa en la catedral y cuya figura en alabastro serena y pensativa es toda una joya de la estatuaria fúnebre. Para la noble ciudad, un símbolo. Este Martín Vázquez de Arce tiene hasta una casa con su nombre, la Casa del Doncel, tipo torre, de tres plantas y unos magníficos salones decorados con cenefas mudéjares y separados por arcos de yeserías, que, además, ¡es restaurante! Todo habla a gritos de lo principal que fue (y es) el lugar. Solo hay que ver la catedral, a su vez, reina y señora de la plaza Mayor, que fue cosa del cardenal Mendoza, el gran mecenas del Renacimiento español, alcarreño de pro. Es románica, gótica, renacentista, plateresca, barroca y neoclásica, todo a la vez y a su tiempo.

Muchos monumentos en uno

La catedral no está sola, sino muy bien acompañada. De las iglesias de Santiago y San Vicente, románicas ambas; del Palacio Episcopal, de la Ermita del Humilladero, donde está la oficina de turismo; de la Plazuela de la Cárcel y la de las Cruces, del Palacio de los Infantes, del barrio barroco de San Roque, en la Alameda, o del Monasterio de Nuestra Señora de los Huertos. Y hay mucho más. Un conjunto histórico-artístico de los de sobresaliente.

Dónde comer: la ruta de los restaurantes

En la Casa del Doncel, nada más y nada menos, es donde se aloja el restaurante Nöla, en el que podrás degustar tanto su cocina de altos vuelos como los productos de estas tierras y los platos más tradicionales, eso sí, reinventados por Jorge Maestro, que se curtió con Santi Santamaría, Arzak y Berasategui, entre otros de los grandes. Atención a sus migas con pan de hogaza, con morteruelo y huevo cocinado a baja temperatura, y a su pintada en escabeche de miel de romero. Y de postre, mousse caramelizada de leche de oveja. No falta el tapeo, que es obligado, en la plaza Mayor: el Alameda es tu bar. Presume de más de 100 tapas y raciones.

Dónde dormir: una noche (o mil) en palacio

Con perdón de los paradores de Santiago de Compostela, Granada y León, este no es un parador más de la red, sino el Parador, así con mayúsculas. Porque es un castillo soberbio que se levantó allá en el siglo XII en lo más alto de la ciudad como alcazaba árabe, pero que luego fue morada de cardenales, obispos y reyes. Porque aquí podrás dormir (y soñar) bajo dosel, gozar de mucha paz en el que fue patio de armas, salir no a su terraza sino a sus almenas, con vistas de aúpa, y alucinar con su capilla románica. Tal vez te pongas poético, tal vez (desde 90 euros).

placeholder Fue castillo de los obispos, hoy es un hotel con historia. (Paradores)
Fue castillo de los obispos, hoy es un hotel con historia. (Paradores)

Dónde dormir: una noche en un molino

El de Alcuneza, que también es histórico, como todo aquí: un antiguo molino harinero del siglo XV que es bucólico por demás y está a solo un par de minutos de Sigüenza, cuyas habitaciones tienen vistas a su jardín o al valle del Alto Henares (desde 152 euros). Podrás leer junto a la chimenea, relajarte en su spa, escuchar -es tal cual- el canto de los pájaros, pasear junto al Henares y probar en su restaurante los productos de su huerta.

De senderismo: un río dulce y otro salado

Además de las calles empedradas, las casas habitadas por la historia y tanto monumento, está el paisaje. Aquí, en la comarca del Alto Henares, afluente del Tajo, se juntan los sistemas montañosos Central e Ibérico. Y aquí está el Parque Natural del Barranco del Río Dulce, donde es posible ver al ya mencionado buitre como pez en el agua, al halcón peregrino, a la nutria, con suerte, y al alimoche. Como curiosidad, aquí también estuvo ubicada la primera fábrica de papel moneda en España, que funcionó hasta 1960. Además, estás de suerte. Porque hay muchas rutas para hacer: la que va de Aragosa hasta Pelegrina, junto al río Dulce (12 km y por terreno llano). O la de la Hoz de Pelegrina (4 km), que recorre lo más abrupto del parque y que pasa por la caseta donde Rodríguez de la Fuente guardaba su material de filmación, y llega al mirador que lleva su nombre, desde donde se ve una impresionante cascada. A este parque hay que sumar la microrreserva de los saladares de la cuenca del río Salado, que es así por el agua que recoge de las salinas. Y esto a 400 km del mar.

Otros pueblos bonitos de Guadalajara

También hay que merodear por los alrededores, hasta dar con el conjunto fortificado de la villa de Palazuelos, una de las pedanías de Sigüenza, que vale mucho la pena; con Carabias, famosa por su iglesia románica, y con Pelegrina, que sobresale por su castillo, naturaleza al margen. Así, hasta desembocar en ese otro pueblo de galardón que es Atienza, también muy pintoresco y con castillo.

Si te has quedado en Madrid (o donde sea) a la espera de tus vacaciones o estás ya de vuelta de ellas, este es tu destino. Para alcanzarlo tendrás que poner rumbo al norte privilegiado de Guadalajara, donde podrás vivir y revivir hasta hartarte el Medioevo. Te encantará pasearte cual cardenal por sus travesañas (las calles del casco viejo) y cual cardenal también admirar su rico patrimonio para luego ir a dormir, cual ídem, al alcázar o alguno de estos tres hoteles rurales con encanto. Qué menos. Descubre por qué Sigüenza es uno de los pueblos más bonitos de España.

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